SEÚL.- Cada vez que las partículas de polvo inundan el aire en Corea del Sur, aumentan las ventas de carne de cerdo.
Esta extraña correlación en la cuarta economía más grande de Asia,
donde la contaminación del aire supera a la de otros países
industrializados, se deriva de una antigua creencia atribuida a los
mineros del carbón, que consideraban que la grasa de cerdo contribuía a
limpiar la mugre de sus gargantas.
Para el estudiante de
secundaria Han Dong-jae, comer tripas de cerdo asadas en un día con
altos niveles de polución es una lección vital que le enseñó su madre.
“Como
más cerdo en días como hoy, cuando hay una densidad alta de polvo
fino”, dice este joven de 15 años mientras come carne de una parrilla en
un restaurante de barbacoa en Seúl con su madre después del colegio.
“Creo que es útil, porque la carne de cerdo tiene grasa y la grasa me alivia la garganta”.
Los
científicos dicen que no hay argumentos que validen esta creencia, pero
las ventas de carne de cerdo aumentaron alrededor de un 20 por ciento
interanual en el periodo entre el 28 de febrero y el 5 de marzo, cuando
agentes tóxicos cubrían grandes zonas del país, según mostraron los
datos de los grupos de distribución E-Mart y Lotte Mart.
Corea
del Sur se enfrenta a una batalla contra el aire contaminado, resultado
de las emisiones en el país procedentes de centrales eléctricas y
automóviles que funcionan con carbón, así como de agentes contaminantes
procedentes de China y Corea del Norte.
Su calidad del aire era
la peor entre los países industrializados en 2017, según datos de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Corea
del Sur registra 25,1 microgramos por metro cúbico de partículas finas
de menos de 2,5 micrómetros al año, algo más del doble de la cifra de la
OCDE, en 12,5, pero muy por debajo del promedio mundial de 44,2.
La
contaminación ha afectado a la legislación y la actividad empresarial
de Corea del Sur, impulsando al mismo tiempo en la bolsa las acciones de
las compañías que fabrican purificadores de aire y máscaras.
Este
mes se aprobó una norma que designaba el problema como un “desastre
social”, lo que podría desbloquear fondos de emergencia.
Cho
Seog-yeon, profesor de ingeniería ambiental en la Universidad de Inha,
pidió un estudio más detallado del daño exacto causado por los altos
niveles de contaminantes concentrados, y agregó: “No sabemos ahora cuál
es el daño (de la contaminación del aire)”.
La gente lucha contra
la contaminación del aire usando máscaras y permaneciendo en sus
hogares. Pero en un país donde el 28 por ciento de los hogares tiene una
mascota, los animales del hogar también son una prioridad.
Las
ventas de máscaras para mascotas se multiplicaron por cinco a
principios de marzo, dijo Suh Hyuk-jin, director del fabricante de
productos para mascotas Dear Dog.
Cho Eun-hye, que vive en la
ciudad de Incheon, en el noroeste del país, compró una máscara para
Hari, un perro de Chindo marrón de 18 meses de edad, que necesita que lo
saquen a pasear dos veces al día.
“Es un inconveniente, pero creo que tenemos que seguir viviendo con esto”, dice esta oficinista de 36 años.
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