MADRID.- España es el segundo país de los grandes de la Unión Europea que más
ha subido el tipo máximo del IRPF desde 2008, al haberlo elevado del 43%
al 52% en 2012 y al 45% actual, dos puntos porcentuales más que hace
una década, aplicable a las rentas anuales superiores a 60.000 euros.
Así
se desprende de un análisis realizado por KPMG Abogados sobre la
evolución reciente de los tipos marginales del Impuesto sobre la Renta
de las Personas Físicas (IRPF), ante el inicio de la Campaña de la Renta
2018 este martes 2 de abril.
El 45% de tipo máximo que se aplica
en España es superior a la media tanto de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que está situada en el
42,01%, 1,21 puntos porcentuales más que hace una década, y de la de la
Eurozona, que está en el 38,2%, algo menos de un 1% superior al tipo que
estaba establecido en 2008.
El socio director de KPMG Abogados
Alberto Estrelles considera que "una gran parte de las subidas en el
IRPF, que suelen ir dirigidas a las rentas más altas, no están motivadas
exclusivamente por razones recaudatorias".
En este sentido, ve
"significativo" que, de acuerdo con las declaraciones de IRPF, solo
cerca del 0,5% de los contribuyentes declara unos ingresos superiores a
150.000 euros, por lo que una subida a las rentas más elevadas no
tendría un impacto muy significativo en cuanto a la recaudación.
De
esta forma, concluye que en las dos últimas décadas se constata un
significativo incremento en el número de países que utilizan la
tributación indirecta para obtener sus ingresos tributarios. Esto se
debe a la aplicación de los impuestos sobre el consumo no depende de
beneficios empresariales y "ofrecen un flujo generalmente más estable y
continuo, además de recaudarse con más rapidez", explica.
Así,
una subida del tipo marginal del IRPF como la que estaba prevista en el
proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para 2019 hubiera
dejado este tipo en el 52% en las comunidades autónomas que tienen
fijadas las escalas más altas, lo que hubiera colocado el tipo entre los
5 o 6 más altos de la Unión Europea, según KPMG.
En todo caso,
precisa que debe tenerse en cuenta que el tipo marginal no
necesariamente significa un impuesto más alto, pues deben contemplarse
otros datos como pueden ser a partir de qué importe se aplica el mismo,
qué deducciones puede aplicarse el contribuyente o cual es el tipo
efectivo de gravamen", añade la directora en el área de tributación de
personas físicas de KPMG, María Antonia del Río.
Pese a todo, la
evolución sitúa a España como el segundo que más elevado los tipos de
este impuestos de entre los grandes países de la Unión Europea, solo
superado por Francia, que en una década los ha aumentado nueve puntos
porcentuales, hasta dejarlos en el actual 49%, según datos del
comparador internacional de impuestos que ofrece KPMG a sus
profesionales.
Por su parte, alemanes e italianos disfrutan de
tipos mucho más estables en materia de fiscalidad sobre los ingresos
individuales, ya que los primeros, por ejemplo, llevan pagando un tipo
máximo del 45% del impuesto equivalente al IRPF español, mientras que
los segundos están instalados también en un tipo del 43% desde hace una
década.
En el caso de Alemania, el tipo máximo se aplica a las
rentas a partir de 260.500 euros para ingresos acumulados de dos
contribuyentes y, además, hay un impuesto suplementario de un 5,5% en
concepto de solidaridad.
Holanda, otro de los países grandes de la
Unión Europea, también se caracteriza por la estabilidad de tipos
aunque en este caso más altos, del entorno del 52%, desde hace más de
diez años a partir de unos ingresos de 68.500 euros.
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