lunes, 18 de marzo de 2019

Castilla y León hace más sostenibles los purines


ZARAGOZA.- El Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACyL) desarrolla un prototipo que convierte los purines en un fertilizante natural reduciendo el impacto ambiental de los desechos y favoreciendo la rentabilidad de las explotaciones ganaderas, según publica elEconomista.

La demanda de carne crece a nivel mundial, sobre todo, en zonas de Asia y de África. Y el sector cárnico tiene que prepararse para dar respuesta a ese mayor consumo. Es una situación que se está viviendo en España, y en comunidades como Castilla y León, donde el sector cárnico intenta crecer y se observa un aumento de las solicitudes para las granjas de vacuno y de porcino y, en general, de ganadería.
 Sin embargo, en este tipo de explotaciones existe un problema de contaminación y de sostenibilidad, sobre todo en grandes granjas, siendo uno de los más importantes los purines.
Para solucionar este problema, tratar el purín, ponerlo en valor y no tener que necesitar cientos de hectáreas en las inmediaciones de las granjas para enterrarlo de acuerdo con la normativa, se ha puesto en marcha el proyecto Ammonia Trapping. Una iniciativa que cuenta con financiación de Castilla y León y de la Unión Europea, además de participar el Instituto Tecnológico Agrario de esta comunidad (ITACyL), la Universidad de Valladolid y productores de porcino y de aves además de socios industriales.
Este proyecto ha permitido desarrollar un prototipo, que está "hecho con membranas de Gore-Tex y en el que se hace circular ácido sulfúrico por dentro de esas membranas. Se hace una especie de radiadores de tubos, donde los tubos son las membranas de Gore-Tex. Dentro, se mete el ácido sulfúrico y esto se sumerge en el purín, atrapando el nitrógeno. Así se consigue un líquido -sulfato amónico, que es un fertilizante natura--, y el purín lo hemos dejado con menos concentración de nitrógeno". De esta manera, el resto del purín puede ser enterrado en una menor superficie, según explica Pablo Gómez Conejo, subdirector de Investigación de ITACyL.
Este prototipo tiene varias ventajas. Una de ellas es que se pueden instalar granjas que, de otra manera, no era posible por los problemas de contaminación y la dificultad de tener la suficiente superficie para enterrar los purines. Pero, además, las granjas son más sostenibles y ahorran en el tratamiento de purines, aparte de tener la oportunidad de "conseguir ingresos extra por el sulfato amónico, que se vende tal cual". 
Un desarrollo que abre importantes oportunidades para el crecimiento y desarrollo del sector cárnico, ya que en los dos años de trabajo se han conseguido prototipos favorables y hay una alta expectativa. 
Ahora, el siguiente paso, dentro del año de proyecto que queda, es continuar trabajando en su utilización, aparte de tratar de escalarlo e iniciar una fase más industrial para que pueda ser comercializado.
Este no es el único proyecto que se lleva a cabo para el sector cárnico, que es uno de los de más peso económico en Castilla y León. "Estamos trabajando en aumentar el rendimiento del vacuno" con el fin de mejorar los índices de fertilidad que, en la producción de terneros, es de más del 70 por ciento. 
"Cada vez que se produce una monta o cruzamiento, hay entre un 70 por ciento o 75 por ciento de veces que la vaca se queda preñada y entre un 20 por ciento o 25 por ciento que no se preña. Hemos puesto en marcha un proyecto con asociaciones de ganaderos y universidades para analizar las causas de la fertilidad fallida" y con el objetivo de alcanzar ese 20 por ciento más de éxito en la fertilidad. 
Entre las causas que influyen en la fertilidad figuran una serie de microbios y de patógenos que están en el aparato reproductor de la vaca y del toro. Antes no estaban identificados, pero ahora, "con la tecnología de secuenciación genética y con un coste razonable se puede analizar el ADN de los microbios en aparatos reproductores". 
Así se obtiene información y se hacen recomendaciones al ganadero para que ponga en marcha prácticas de higiene y de prevención que van a hacer que la fertilidad aumente.
En la demanda de alimentos, se observan también dos tendencias crecientes hacia productos más saludables y una alimentación personalizada o de precisión. En esta línea, se viene trabajando en Castilla y León con el fin de dar respuesta a estas necesidades, pero también abrir nuevas líneas de ingresos para los productores.
"Estamos aprovechando un compuesto de cereales. El salvado o cascarilla es una fuente de fibra, pero se usa en alimentación para piensos ganaderos en el mejor de los casos. Se ha considerado siempre un subproducto. 
Ahora, científicamente, se sabe que el salvado de cereal tiene ácido ferúlico, un nutriente con propiedades autoinmunes, que ayuda a regular el sistema inmunitario y es antiinflamatorio. Son propiedades saludables", añade el subdirector de Investigación.
En la actualidad, se está trabajando en un proyecto dentro del que se están llevando a cabo varios ensayos y "empezando a administrar un alimento, en forma de batido basado en ese ácido ferúlico, para pacientes que acaban de recibir un trasplante de médula por leucemia para que no haya rechazo al bajar el sistema inmunitario. Son pacientes que tienen una baja tolerancia a los alimentos. 
Este alimento creemos que lo toleran y que les ayuda con sus propiedades en la recuperación de su sistema inmunitario".
Castilla y León es el principal productor de remolacha, azúcar y cereales -la comunidad se conoce como el granero de España-, y de vacuno de carne y ovino, además de estar en las primeras posiciones en porcino del país, suponiendo esta actividad más del diez por ciento del PIB de la región. 
Además, es el sector que más empleo genera en el medio rural.
Es un peso e importancia que ha sido analizado escuchando al sector y atendiendo al contexto económico y las expectativas de crecimiento poblacional a nivel mundial, ya que se prevé que se pase de más de 6.000 millones de habitantes a 9.000 millones en el horizonte de los años 2030-2050, según datos de la ONU. 
También se prevé que crezca el poder adquisitivo de los ciudadanos, ya que son sociedades que se van a desarrollar más y tomarán mejores decisiones de consumo.
Un contexto, en el que se ha puesto de manifiesto que se precisa un modelo en el que se apueste "por la innovación para adaptarnos a las necesidades del presente y del futuro, pero sin perder la calidad y los productos vinculados con el territorio para ser igualmente competitivos o más en los próximos años". 
Además, se trata de que, de alguna manera, "redunde en la economía y en el empleo" en el medio rural, explica Pablo Gómez Conejo.
La Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León, que dirige Milagros Marcos, puso así en marcha el Nuevo Modelo de Investigación e Innovación para la Mejora de la Competitividad del Sector Agrario y Agroalimentario de Castilla y León en el que se partió de un mapeo de 92 objetivos identificados en cinco áreas -producción agrícola y ganadera, industria alimentaria, bioeconomía y desarrollos tecnológicos-. 
También se mapearon todas las capacidades de investigación e innovación.
El resultado fue este modelo, que es un instrumento vivo con horizonte temporal 2020, a través del que se impulsan proyectos organizativos, de colaboración y grupos de trabajo formados por todos los miembros de la cadena de valor -incluyendo distribución y comercialización- y los institutos y centros de investigación -se colabora internacionalmente por ejemplo con la Universidad de Japón, entre otros- para dirigir las acciones hacia el desarrollo de nuevos productos para ponerlos en el mercado o para la mejora de los existentes con el fin de que sean más competitivos.
Aparte de esas líneas, en Castilla y León se están llevando a cabo otros proyectos en agricultura de precisión para lo que se está obteniendo información del suelo para "darle lo que necesita y de la manera más barata posible", utilizando las imágenes de las parcelas de la comunidad que ofrece el satélite Galileo, o en la modernización de regadíos y la incorporación de nuevas fuentes de energía eólica y solar a los sistemas de riego.
La adaptación de la actividad primaria y ganadera al cambio climático -ahora por ejemplo se cultiva pistacho-, la recuperación de cereales como la espelta o el trigo sarraceno por sus propiedades nutricionales y el aumento del rendimiento quesero y la innovación para ofrecer otros productos como los quesos azules hechos con leche castellana son otros proyectos para los que se cuenta con la colaboración de numerosos socios de toda España y del cluster agroalimentario de Castilla y León-Vitartis, entre otros
Otro de objetivos del ITACyL es conseguir alargar la vida útil de los alimentos con técnicas de envasado, entre otras, con el fin de que lleguen a mercados más lejanos. Además, se han desarrollado nuevos recubrimientos -por ejemplo como los que se emplean en las hamburguesas-, que son "una lámina comestible natural con propiedades bioactivas, que hacen que la carne se oxide menos y caduque más tarde. Es un biofilm sostenible", obtenido de cáscaras de langostinos o crustáceos.

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