viernes, 8 de febrero de 2019

Frenazo industrial y de la economía / Primo González *

Las Bolsas han entrado en una fase de corrección tras confirmarse los malos datos económicos y la rebaja generalizada de las previsiones de crecimiento que se están barajando en numerosas economías occidentales, en especial las de la zona euro. 

Ni España se ha librado de estas rebajas. Este jueves, la Comisión Europea ha recortado en una décima sus previsiones para el año en curso hasta el 2,1%, lo que recorta la previsión del Gobierno, que ha fijado un aumento del PIB del 2,2% como previsión para este ejercicio.

No hay, por lo tanto, recesión, pero sí frenazo, aunque en alguno de los países miembros de la Eurozona (Italia) hayan sonado ya las alarmas, con recesión oficial. El conjunto de la Eurozona crecerá este año seis décimas menos de lo previsto hace unos meses, de forma que el PIB aumentará apenas un 1,3% en el año 2019. España seguirá, no obstante, a la cabeza de la zona en cuanto a crecimiento, pero con un dinamismo bastante rebajado.

Buena culpa de este retroceso en el ritmo de actividad viene impuesta por la desaceleración económica global, pero también por algunas torpezas internas, como la presión fiscal en alza y la subida del Salario Mínimo que van a frenar el crecimiento del consumo interno, el motor principal de la economía durante el pasado año.

El frenazo económico se está reflejando en estos últimos meses sobre todo en el sector industrial, principal perjudicado por el frenazo económico global y europeo. Las cifras que ha presentado la industria española cuando acaba de aparecer el balance provisional del año 2018 evidencian el menor crecimiento de este sector desde hace bastantes años, al menos desde el ejercicio 2012.

Hay varias razones que han provocado este freno en la industria, no solo la caída de las ventas en algunos mercados europeos en donde los productos españoles tienen una importante presencia sino algunos cambios de tipo estructural que se han producido en sectores industriales clave, como el de la automoción, con la sustitución de modelos de diésel por otros más eficientes en consumo energético y de energías limpias.

Lo cierto es que la industria española creció apenas un 0,8% en el conjunto del pasado año, en abierto contraste con el 2,9% de crecimiento del año precedente y frente a un periodo de varios años en los que la industria española lograba crecimientos sostenidos en sus niveles de producción. 

Más cerca, en los últimos meses del año 2018, la producción industrial ha registrado caídas de cierta consideración, lo que ha contribuido a hundir el crecimiento del conjunto del año hasta niveles que no se conocían desde hace unos cuantos años. 

En el sector industrial hay en los últimos meses un creciente pesimismo sobre el futuro de algunos sectores, en especial el del automóvil, ya que algunas plantas de gran tamaño, que en el pasado han sido modélicas a escala europea, corren el riesgo de ser trasladadas en un futuro no muy lejano, lo que sería bastante grave para algunas zonas de la geografía española que dependen en gran medida de estas plantas.



(*) Periodista y economista


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