MADRID.- La
Seguridad Social acumulará una deuda de 56.355 millones de euros con el
Estado en 2019, una vez se aprueben los Presupuestos para este año que
contemplan un nuevo préstamo por valor de 15.164 millones de euros.
El
Gobierno recoge este préstamo en el proyecto de Ley de Presupuestos
Generales del Estado para 2019 con el fin de garantizar el pago puntual
de las pensiones por parte de la Seguridad Social, que cuenta con un
déficit de 18.937 millones y algo más de 5.000 millones en el Fondo de
Reserva.
Este
préstamo se suma al de 13.830 millones de euros concedido en 2018
-aunque previamente iba a ser de 15.164 millones-, así como al de 10.192
millones de 2017.
Ambos
préstamos no devengan intereses, tienen un plazo de cancelación de diez
años y fueron totalmente utilizados para afrontar las pagas extra de
los pensionistas.
Los
préstamos del Estado a la Seguridad Social no son ninguna novedad, ya
que en la década de los noventa concedió distintos préstamos por una
cuantía total de 17.168,6 millones.
La
mayor parte de esta deuda del siglo pasado corresponde a préstamos para
financiar el déficit de la Seguridad Social que se instrumentalizaron
entre 1994 y 1999, que no devengaban intereses y que debían reembolsarse
a diez años vista.
No
obstante, todos ellos han sido aplazados de década en década cuando
vencían los plazos, la última vez en el presente proyecto de
presupuestos para 2019, que recoge la ampliación por diez años más de la
cancelación de 529,5 millones de euros que otorgó el Estado a la
Seguridad Social en 1999.
Además,
el Estado otorgó otros dos préstamos en 1997 y 1998 por valor total de
4.207 millones para solventar desfases de la Tesorería de la Seguridad
Social generados por el retardo en el cobro de las cotizaciones
recaudadas vía ejecutiva o por su ausencia de cobro.
Estos dos préstamos, que recogían sendos presupuestos generales del Estado, no contemplaban un periodo de amortización.
Tanto
los préstamos percibidos para la cobertura de obligaciones de la
Seguridad Social como los destinados a cubrir desfases de tesorería
habrían sido consecuencia de la falta de financiación del área no
contributiva, según el Informe sobre el Desarrollo del Pacto de Toledo.
El
Gobierno decidió entonces financiar a la Seguridad Social vía préstamos
en lugar de instrumentar las transferencias necesarias, con el objetivo
de no incrementar el déficit del Estado.
Además
de estos dos tipos de préstamos, el Gobierno había concedido
previamente, entre 1992 y 1994 un total de 3.372,4 millones de euros
para financiar las obligaciones pendientes del Insalud.
No
obstante, el informe añade que estos préstamos "no habrán de ser
cancelados hasta tanto el presupuesto del Estado aporte a la Seguridad
Social la financiación necesaria para la amortización de los mismos", es
decir, una vez que el Estado asuma todos los gastos asistenciales de la
Seguridad Social.
De
esta forma, el reintegro de estos préstamos vinculados al Insalud se
realizaría con los fondos previamente percibidos vía transferencias.
Con
estos datos en la mano, la Comisión del Pacto de Toledo ha debatido
cómo gestionar esta deuda histórica de 17.000 millones, llegando a
plantearse que se pueda compensar traspasando su patrimonio e inmuebles
al Ministerio de Hacienda y que los hospitales sean propiedad de las
Comunidades Autónomas.
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