MURCIA.- El obispo de la Diócesis de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, ha aprovechado su tradicional mensaje de Navidad haciendo una petición expresa para abrir las puertas a los más desatendidos y necesitados, «incluso a aquellos que estaban más lejanos».
Lorca Planes destaca
en su discurso que la «Navidad es la fiesta del amor gratuito» e invita
a compartir estas fechas con generosidad, recordando que «sin Jesús no
hay Navidad».
Discurso completo de Navidad del Obispo de Cartagena
«La
humanidad está en espera… ahora solo tenemos palabras y promesas y Dios
sigue dando señales… Es tiempo de fe, de confianza. Su venida se
anuncia a golpe de evidencia pobre, sencilla, humilde; una posada, una
estrella, un pesebre, una noche fría y nadie en la puerta para abrirle…
«Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron» (Jn 1, 11). Aquel por el
que el mundo fue hecho, el Verbo creador primordial entra en el mundo,
pero no se le escucha y no se le acoge. Los pañales estaban dispuestos,
pero en la posada no había sitio… Esta es la oscuridad de un mundo
cerrado.
Pero a este mundo cerrado en su oscuridad, Dios no
deja de darle señales de luz y esperanza: es un Niño envuelto en
pañales, débil y frágil, con necesidad de ayuda en la pobreza. Esta es
la señal. ¡Estad seguros que con Él nace la alegría y la fiesta!
Nuestra
Navidad es la de Jesús. Él es el regalo de Dios. La Navidad es el
Misterio del amor de Dios que nos habla al corazón y nos pide que le
imitemos. Venga, abramos las puertas a Jesús, encendamos la luz del
corazón y que entren todos a la fiesta, incluso aquellos que estaban más
lejanos, los más desatendidos y necesitados.
¡Compartid! ¡Cantad y abrid las manos con generosidad, que la Navidad es la fiesta del amor gratuito!»
¡Feliz Navidad a todos! Y no olvidéis, que sin Jesús, no hay Navidad».
El Papa critica "la voracidad" consumista de la Humanidad
CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco criticó
fuertemente el lunes por la noche la "voracidad consumista" de la Humanidad, y pidió reflexionar sobre el sentido espiritual de sus vidas y
el hecho de compartir con los más pobres, en su homilía de Navidad.
"Ante
el pesebre, comprendemos que lo que alimenta la vida no son los bienes,
sino el amor; no es la voracidad, sino la caridad; no es la abundancia
ostentosa, sino la sencillez que se ha de preservar", afirmó el papa.
"El hombre se convierte en ávido y voraz. Parece que el
tener, el acumular cosas es para muchos el sentido de la vida", agregó
Francisco, jefe de 1.300 millones de católicos en el mundo, ante decenas
de miles de fieles congregados como cada año en la basílica de San
Pedro de Roma.
"Una insaciable codicia atraviesa la historia
humana, hasta las paradojas de hoy, cuando unos pocos banquetean
espléndidamente y muchos no tienen pan para vivir", puntualizó.
Francisco
dijo que "se debe superar la cima del egoísmo" y "es necesario no
resbalar en los barrancos de la mundanidad y del consumismo".
"Ante
el pesebre, comprendemos que lo que alimenta la vida no son los bienes,
sino el amor; no es la voracidad, sino la caridad; no es la abundancia
ostentosa, sino la sencillez que se ha de preservar", dijo.
"¿Necesito
verdaderamente tantas cosas, tantas recetas complicadas para vivir?
¿Soy capaz de prescindir de tantos complementos superfluos, para elegir
una vida más sencilla?", preguntó el Papa.
Ningún texto del Nuevo testamento precisa el día y la hora del nacimiento de Jesús de Nazareth.
Su celebración el 25 de diciembre en la tradición cristiana fue escogida en el IV siglo en Occidente.
El
papa, que acaba de cumplir 82 años, dirigirá su sexto mensaje de
Navidad "Urbi et orbi" ("a la ciudad y al mundo") el martes frente a
fieles congregados en la plaza de San Pedro.
En espera, peregrinos de
todo el mundo se congregaron el lunes para la noche de cerca de la
basílica de la Natividad en Belén, frecuentada este año por un número
mayor de visitantes.
Como de costumbre, scouts palestinos vestidos
de azul, amarillo y beis desfilaron hacia mediodía al son de las
cornamusas y tambores en una plaza situada cerca de la basílica donde se
ve un imponente árbol de Navidad.
Nigerianos, franceses o palestinos, centenares de fieles
que llegaron hasta Belén pueden admirar este año los mosaicos de la
basílica de Natividad, que son de la época de la Cruzadas y fueron
restauradas recientemente.
"Es una bella oportunidad de estar en
un lugar tan simbólico para Navidad", dijo Léa Gudel, estudiante
francesa de 21 años, quien se encuentra en intercambio universitario en
Jerusalén.
"Ver la misa de medianoche en Belén no se le da a todo
el mundo", afirmó Maurice Le Gal, francés de 75 años que ya había
realizado el viaje hace siete años para celebrar Navidad en Belén y
Jerusalén.
El arzobispo Pierbattista
Pizzaballa, administrador apostólico del patriarcado latino de
Jerusalén, celebrará la tradicional misa de medianoche en la Iglesia
santa Catalina, situada cerca de la basílica de la Natividad.
El presidente palestino Mahmud Abas y otros dignatarios palestinos participarán.
La basílica de la Natividad, inscrita en el patrimonio
mundial de la Unesco, sigue siendo un destino religioso y turístico
mayor, aunque los cristianos ya no son los más numerosos con relación a
los musulmanes en Belén y sus alrededores en Cisjordania, territorio
palestino ocupado por Israel desde hace más de cincuenta años.
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