MADRID.- La crisis financiera internacional, cuyo detonante fue la quiebra de Lehman Brothers, de la que el mundo sigue sin recuperarse diez años después, ha dejado irreconocible al sector bancario en España. Sobre todo por el hundimiento de las cajas de ahorros, que en su mayoría no lograron sobrevivir al vendaval desatado en el otoño del 2008, a juicio del diario Público.
Las consecuencias en materia laboral de ese naufragio han sido devastadoras. Según datos de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), las entidades supervivientes contaban a 31 de diciembre de 2017 con 72.344 empleados, frente a los 134.867 contabilizados el año en que estalló la crisis.
Se incluyen entre ellos los pertenecientes a las cajas que se reconvirtieron en bancos, como Bankia o Caixabak, que pese a su nueva condición siguen asociados a la CECA.
La pérdida de empleo en el sector durante el último decenio no se ha circunscrito, sin embargo, a las cajas de ahorros. Ha habido un fuerte ajuste también en los bancos, aunque sin llegar a las proporciones del experimentado por sus viejas competidoras, que han perdido casi a la mitad de sus trabajadores.
La Asociación Española de Banca (AEB) cifraba en 88.549 el número de empleados que sus entidades asociadas tenían a finales del pasado ejercicio, mientras que en 2008 eran 109.133, lo que supone una descenso cercano al 20%.
Cajas y bancos se han deshecho, por tanto, de más de 80.000 trabajadores en total, es decir, de un tercio de los que había cuando estalló la crisis, cuyos efectos sobre el empleo se han visto agravados por el intenso proceso de digitalización en que se ha embarcado el sector en los últimos años.
Ese proceso está permitiendo trasladar a los canales on line cada vez más operaciones tradicionalmente presenciales, con la consiguiente reducción del número de sucursales y, por tanto, también del personal adscrito a ellas.
El sector financiero español, que tenían desplegada una de las redes comerciales más grandes del mundo en su especialidad, ha cerrado en este tiempo más de 15.000 oficinas a lo largo de todo el territorio nacional. Los bancos pertenecientes a la AEB han pasado de 15.638 a 11.018 (-30%) y las entidades de la CECA, de 25.035 a 12.246 (-51%).
La crisis financiera, sin embargo, no ha impedido que la banca continúe arrojando importante beneficios. Sólo las seis entidades que cotizan en Bolsa (Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, Sabadell y Bankiter) ganaron 84.000 millones de euros entre 2008 y 2017.
Además, las seis son hoy más grandes y poderosas que al inicio de la crisis, gracias a que todas menos Bankinter se han quedado con restos del naufragio de las cajas de ahorros, una vez saneadas por el Estado con un coste superior a los 60.000 millones.
Las consecuencias en materia laboral de ese naufragio han sido devastadoras. Según datos de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), las entidades supervivientes contaban a 31 de diciembre de 2017 con 72.344 empleados, frente a los 134.867 contabilizados el año en que estalló la crisis.
Se incluyen entre ellos los pertenecientes a las cajas que se reconvirtieron en bancos, como Bankia o Caixabak, que pese a su nueva condición siguen asociados a la CECA.
La pérdida de empleo en el sector durante el último decenio no se ha circunscrito, sin embargo, a las cajas de ahorros. Ha habido un fuerte ajuste también en los bancos, aunque sin llegar a las proporciones del experimentado por sus viejas competidoras, que han perdido casi a la mitad de sus trabajadores.
La Asociación Española de Banca (AEB) cifraba en 88.549 el número de empleados que sus entidades asociadas tenían a finales del pasado ejercicio, mientras que en 2008 eran 109.133, lo que supone una descenso cercano al 20%.
Cajas y bancos se han deshecho, por tanto, de más de 80.000 trabajadores en total, es decir, de un tercio de los que había cuando estalló la crisis, cuyos efectos sobre el empleo se han visto agravados por el intenso proceso de digitalización en que se ha embarcado el sector en los últimos años.
Ese proceso está permitiendo trasladar a los canales on line cada vez más operaciones tradicionalmente presenciales, con la consiguiente reducción del número de sucursales y, por tanto, también del personal adscrito a ellas.
El sector financiero español, que tenían desplegada una de las redes comerciales más grandes del mundo en su especialidad, ha cerrado en este tiempo más de 15.000 oficinas a lo largo de todo el territorio nacional. Los bancos pertenecientes a la AEB han pasado de 15.638 a 11.018 (-30%) y las entidades de la CECA, de 25.035 a 12.246 (-51%).
La crisis financiera, sin embargo, no ha impedido que la banca continúe arrojando importante beneficios. Sólo las seis entidades que cotizan en Bolsa (Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, Sabadell y Bankiter) ganaron 84.000 millones de euros entre 2008 y 2017.
Además, las seis son hoy más grandes y poderosas que al inicio de la crisis, gracias a que todas menos Bankinter se han quedado con restos del naufragio de las cajas de ahorros, una vez saneadas por el Estado con un coste superior a los 60.000 millones.
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