MADRID.- En España se está creando mucho empleo. Desde que ha comenzado la
recuperación económica, es uno de los países occidentales que más
puestos de trabajo crea. Sin embargo, tiene un problema grave con la
calidad y esto influye directamente en los salarios, según apunta la OCDE y recoge El País.
La organización de países más industrializados del mundo advierte de
que “la importante y creciente proporción de trabajos mal pagados o a
tiempo parcial involuntario es uno de los motivos principales que
explican la evolución negativa de los salarios en España”.
Estas
son las “heridas de la crisis”, como denominó Ángel Gurría durante la
presentación del informe en París a una recuperación que no acaba de
reducir la desigualdad que se generó durante las recesiones y a la
creación de unos empleos con unos salarios que no son los mismos que los
de antes de la gran recesión, y que en España tienen especial
profundidad.
La OCDE, como otras organizaciones internacionales (FMI y BCE) y muchos economistas,
anda preocupada con la debilidad que están mostrando los salarios en
los últimos años. Los países desarrollados han salido de la crisis y
crecen con fuerza y, sin embargo, las remuneraciones no crecen de igual
forma. Incluso hay países en los últimos ejercicios bajan, como España,
donde el último dato sobre precios del trabajo divulgado hace una semana
mostró una caída del 1,3%.
Esto ha llevado a la OCDE a lanzar una clara advertencia en la presentación de su informe anual sobre empleo, Outlook Employement 2018:
“El desempleo ha llegado a niveles bajos en algunos países de la OCDE
pero los salarios siguen estancados. A menos que los países rompan este
círculo […] la desigualdad crecerá”.
La realidad está poniendo en cuestión la teoría clásica de la
relación inversa entre la tasa de paro y la evolución de los sueldos.
¿Por qué? La OCDE ha dedicado el primer capítulo de su informe anual
sobre el empleo a tratar de desentrañar este misterio: apunta a las
bajas expectativas de inflación, a la debilidad de la productividad y al
empuje del empleo a tiempo parcial involuntario, es decir, el
subempleo. En este apartado España destaca. Casi el 10,5% de los
asalariados trabaja menos horas de las que querría. Solo Italia, por
encima del 13%, le supera.
Ambos países aparecen seleccionados en una tabla específica destacada
por la organización en la que se aprecia que a finales de 2017 en
Italia los sueldos bajaban más de un 1% en términos reales, esto es,
descontada la inflación, y en España algo menos del 0,5%, respecto al
año anterior.
En la nota específica sobre España de la organización dirigida por el
mexicano Ángel Gurría se destaca que el mercado laboral español “tiende
a ser inferior a la media de la OCDE en numerosos indicadores
referentes a la calidad del trabajo”.
Entre ellos destaca dos: la tasa
de desempleo, históricamente alta en España y que ahora tras cuatro años
largos de recuperación está por encima del 16%, y la alta incidencia de
los contratos cortos. Sendos síntomas se traducen en un bajo nivel de
seguridad en el empleo, “el segundo más bajo de la OCDE, después de
Grecia”.
También apunta esta organización que en España “la pobreza es una
fuente de inquietud”. “La proporción de personas que vive con menos del
50% del ingreso mediano [el que divide un conjunto en dos mitades
iguales desde la mitad justa] es del 15,9%”. De nuevo solo Grecia tiene
un dato peor.
Pide rebajar el coste del despido
Para mejorar la situación del mercado laboral, que todavía tiene una
alta tasa de paro, la OCDE, como ha hecho en otras ocasiones la Unión
Europea, pide a España que profundice en las reformas. Previamente
defiende la reforma laboral de 2012, de la que dice que ha contribuido a
crear empleo. Nada dice sobre el papel que ésta ha jugado en la
devaluación salarial, pese a la advertencia previa acerca de la
debilidad de los sueldos.
Para la OCDE resulta injusto achacar la precariedad laboral y
salarial a la reforma de 2012. “Soy el primero en decir que sí, que los
salarios crecen lentamente. Y puede que no sean los mejores empleos de
calidad del mundo, pero pregúntale a ese 10% de la población que ahora
tiene trabajo y no lo tenía antes”, ha señalado Gurría, cuando se le ha
preguntado por esta contradicción.
Esa caída del desempleo “es el
resultado de la reforma” de 2012, sostuvo Gurría, para quien el problema
es que España “perdió mucho tiempo” antes de iniciar una reforma
“necesaria” ante una crisis que no quiso reconocer a tiempo.
“La reforma funciona. Pero la pregunta es si esto es lo único que
tienes que hacer. Y la respuesta es: absolutamente no”, señaló el jefe
de la OCDE. “Ahora la cuestión es, ante nuevos mercados, ante nuevas
demandas, con el marco laboral mejorado ¿tenemos a nuestra fuerza
laboral preparada? Y la respuesta es no”, ha indicado.
Y, a continuación, señala dos direcciones: la primera es el
“desarrollo y coordinación de las políticas de activación regionales y
de mejora en el control y evaluación”. La segunda recupera una vieja
receta de la organización: la rebaja de los costes de despido.
Esta vez
propone que esta se compense con la ampliación del periodo de preaviso
de la rescisión de contrato, lo cual no deja de ser también un coste
adicional en los despidos. Este cambio de equilibrios buscaría “la
activación” del trabajador afectado “durante el preaviso sin aumentar el
coste para la empresa” del proceso.
Volviendo a los sueldos, el director de Empleo, Trabajo y Asuntos
Sociales de la OCDE, Stefano Scarpetta, ha aplaudido el reciente anuncio
de un pacto entre sindicatos y empresarios para poner fin a los ajustes
salariales. Es una “buena noticia”, ha opinado, “un acuerdo entre
agentes sociales es exactamente lo que recomendamos y es el buen
momento”.
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