MADRID.- Pablo Casado negocia ya con María Dolores de Cospedal
para sumar su candidatura a su proyecto, tal y como los dos dejaron
claro anoche tras el recuento de la votación de las primarias del PP, en el que el vicesecretario de Comunicación del PP quedó en segundo lugar a solo 1.546 votos de la ganadora, que fue Soraya Sáenz de Santamaría, y recoge hoy El Mundo.
El dirigente popular ha
asegurado esta mañana que ha hablado con los cuatro candidatos que "no
han pasado el corte", en referencia a la secretaria general, José Manuel García-Margallo, José Ramón García Hernández y Elio Cabanes.
Ni una palabra sobre la posibilidad de abrir conversaciones para una
lista de integración con la ex vicepresidenta, como ella ha ofrecido.
Al
contrario: "No hemos llegado hasta aquí para hacer lo mismo y que nada
cambie", dijo en la Cumbre de Innovación Tecnológica y Economía
Circular, a la que también asisten líderes internacionales como Barack Obama y el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera.
El
vicesecretario de Comunicación insiste en la legitimidad de la segunda
vuelta, aunque con su voto los compromisarios cambiaran la decisión de
las bases, que han señalado a Santamaría, aunque por poco margen.
"Hace
falta un proyecto nuevo, un proyecto renovado en el que hay que integrar
a todo el mundo".
"Hay cuatro candidaturas que representan al 63% de
los afiliados", ha insistido. El dirigente, además de iniciar contactos
con estos cuatro candidatos, está llamando a los presidentes regionales
para recabar su respaldo y prevé recorrer España en busca del voto de
los compromisarios.
El
PP se prepara para la batalla final por el liderazgo después de que
anoche, por encima de cualquier otra consideración, los afiliados
optaran por el cambio. Las bases del partido apuntaron a los dos
candidatos que con más claridad representan el futuro del partido: Sáenz de Santamaría y Casado.
Ambos resultaron los más votados en las primarias del PP para escoger al nuevo presidente. La ex vicepresidenta se impuso por 1.546 votos.
Con 21.513 papeletas a favor de su candidatura (37%) frente a los
19.967 (34%) del vicesecretario de Comunicación todo queda pendiente de
si se produce o no la segunda vuelta, en la que los compromisarios
tienen la última palabra en una nueva votación en el congreso del 20 y
21 de julio.
Éste es el debate que inunda ahora con fuerza el PP.
Si se debe respetar a quien han señalado los afiliados en primer lugar
o, ante lo apretado del resultado, es necesario un desempate por parte
de los delegados.
Existe una tercera posibilidad y es que Santamaría y
Casado alcancen un acuerdo que evitar esta segunda contienda. Para
algunos barones regionales éste sería la salida. Pero no hay una opinión
unánime.
La ex vicepresidenta, en una intervención anoche en
Génova defendió a esta posibilidad. «Voy a hablar con todos los
candidatos». Incluso se mostró abierta a integrar a miembros de otras
candidaturas «de extraordinaria valía», en referencia al entorno de María Dolores de Cospedal.
«Voy a hacer un máximo esfuerzo de generosidad» porque lo que me han
pedido los afiliados, dijo, es que «a partir de ahora haya unidad».
En esta primera votación de ayer el PP anhelaba obtener un ganador más claro y lo único que resultó nítido es que Cospedal con 15.090 (26%)
salió derrotada. Pero su comportamiento no parecie el de alguien que ha
perdido. Cospedal piensa hacer valer su resultado. Tenemos que abrir un
«periodo de reflexión», indicó en su intervención tras conocerse los
resultados, porque «un 26% de los militantes no puede quedar fuera».
En
esta misma tesis está Casado, que ayer defendió a la secretaria general
tanto como lo hizo ella misma. Los dos sostuvieron con el mismo ahínco
la segunda vuelta, que permitirá a los compromisarios elegir entre él o
Santamaría. «Creemos en el procedimiento que nos hemos dado», manifestó
la ex ministra de Defensa. «Las reglas están para cumplirse», manifestó
el aspirante de 37 años.
De este modo ha comenzado a
fraguarse una alianza entre ellos que puede arrebatar a Santamaría la
victoria que ayer le proporcionaron las bases del PP. Desde la
candidatura de Casado se reconocía en las últimos días que con Cospedal y
sus partidarios es posible alcanzar acuerdos.
La negociación se
sustenta sobre un hecho que muchos en el PP consideran objetivo: los
compromisarios que pueda tener tras de sí la secretaria general nunca se
van a alinear con la ex vicepresidenta. Ésa es la baza que pretende
jugar Casado.
Pese
a haber quedado por detrás de Santamaría, Casado compareció anoche como
el gran ganador, abierto absolutamente a la negociación. Pero no con
Santamaría sino con Cospedal. Destacó de ella que es «una persona con la
que he trabajado muchos años, tengo una excelente relación y consideró
que ha obtenido muy buen resultado».
El dirigente dio por hecho que su
carrera por la presidencia del PP no ha acabado y que puede ganar en la
segunda vuelta si tiene el apoyo de la secretaria general. «A partir de
mañana tendremos que reflexionar».
Ya en ese momento advirtió que en
ningún caso considera un problema que los compromisarios, en la segunda
votación, corrijan la elección de las bases porque la primera ha sido
muy reñida. Son normas, aseguró, que imperan en sistemas representativos
de todo el mundo. Las candidaturas que no han pasado el corte, afirmó,
«representan a muchos afiliados y tienen mucha implantación
territorial».
El resto de aspirantes tuvo sólo votos testimoniales. El ex ministro de Exteriores José Manuel García-Margallo, 680, y el secretario de Relaciones Internacionales del PP José Ramón García Hernández, 668. Elio Cabanes, 185.
En
todas sus intervenciones Santamaría se ha demostrado dispuesta a la
integración. Pero lo que parece empezar a fraguarse es un frente contra
ella. Sobre la ex vicepresidenta recae en estos momentos la
responsabilidad de negociar y la asume totalmente pese a la poca
receptividad que parece existir en Casado. Cospedal y los compromisarios
que controla son claves en esta nueva fase de la batalla.
Ayer
Santamaría trató de hablar con ella pero justo en ese momento estaba
bajando a la sala de prensa. Con quien sí pudo comunicarse fue con
Mariano Rajoy que, según ella misma relató públicamente, le recomendó
que siguiera como hasta ahora.
La ex vicepresidenta intentó hacer
campaña en positivo y en clave nacional, situándose como la mejor
alternativa al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
En un recuento de infarto en Andalucía, la región que más claramente
había apostado por Santamaría, fue quien finalmente le dio la victoria.
Allí, gracias al apoyo que le dio el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, Javier Arenas y Fátima Báñez,
logró 5.580 votos (54%) frente a los 2.910 apoyos (28%) de Cospedal. Y
ha sido también esta autonomía la que impidió la victoria de Casado,
donde sólo consiguió 1.661 papeletas (16%).
En el resto de las grandes comunidades del PP la competición entre los dos ganadores ha sido mucho más ajustada.En la Comunidad Valenciana, Santamaría se hizo con 3.640 votos (43,9%) y Casado con 3.159 (38%).
En Madrid sí
venció hogadamente el vicesecretario de Comunicación con 4.487 votos
(54,4%) seguido por Cospedal con 1.811 (22%) y de Santamaría, con 1.613
(19,6%). El más joven de los aspirantes fue el más votado además de en
Madrid, en Islas Baleares, Murcia, Cataluña, Aragón, Navarra y Extremadura y la ex vicepresidenta, en Castilla y León, Canarias, Cantabria, La Rioja, País Vasco y Melilla, al margen de Andalucía y Comunidad Valenciana.
Cospedal pudo vencer en Galicia, Asturias, Ceuta, además de Castilla La Mancha.
Se esperaba que obtuviera mucho más respaldo territorial y, sobre todo,
que fuera más fuerte en su tierra, donde no pasó de un 65,5%.
El
estreno de las primarias en el PP convirtió ayer el partido en una
batalla campal. Se podía intuir desde hace días, desde la guerra abierta
para conseguir avales o las presiones a los afiliados para que se
apuntaran y votaran en el proceso. Todo esto ha sido un ensayo de que se
vivió ayer.
El aparato, los cargos regionales y provinciales, alineados
mayoritariamente con Cospedal y Santamaría trabajaron a toda máquina
para decantar el voto de los militantes. Papeletas con los nombres
puestos en Guadalajara a favor de la secretaria general; indicaciones de votarla en Ciudad Real; presiones en Sevilla y Málaga
para que se apoyara a Sáenz de Santamaría y la recomendación de NNGG en
Madrid a favor de los compromisarios de Casado. Un partido abierto en
canal, que necesitará de algunos puntos de sutura para sanarlo.
Las
primarias han tenido además el perverso efecto colateral de que se han
aprovechado en varias comunidades para desenterrar rencillas internas.
En aquellas donde el presidente regional ha tomado partido,
inmediatamente sus críticos se han organizado en su contra para apoyar a
otro candidato.
En Andalucía se ha vivido una enorme tensión entre los
partidarios de Santamaría y los de Cospedal. También en la Comunidad
Valenciana. Pero en las dos regiones se ha impuesto finalmente la ex
vicepresidenta. Las mayores sorpresas se vivieron ayer en Aragón y
Extremadura. En Aragón se daba por supuesto el aval del presidente
regional, Luis María Beamonte, a Cospedal pero finalmente por poco margen se impuso Casado.
Lo mismo sucedió en Extremadura, pero allí José Antonio Monago sí se pronunció a favor de la secretaria general. Sólo 4 votos dieron la victoria al vicesecretario de Comunicación.
Los barones que han salido mejor parados han sido los que se han mantenido neutrales como Alfonso Fernández Mañueco
en Castilla y León. A partir de ahora el PP deberá decidir con claridad
cuál es su apuesta de futuro y si debe encabezarla Casado o Santamaría,
en virtud de un hipotético acuerdo o de un enfrentamiento entre los dos
en el congreso extraordinario. En cualquier caso los barones que no se
decantado deberán hacerlo en las próximas horas.
Entre ellos, uno de los
más relevantes Alberto Núñez Feijóo que ha prometido que no se decantaría por nadie hasta conocer qué dos candidatos pasaban a la siguiente vuelta. En Galicia
triunfó Cospedal, que parecía ser la aspirante que más gustaba al líder
gallego. Ahora tendrá que escoger. Y lo único que se sabe a ciencia
cierta es que no lo hará por Santamaría.
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