MADRID.- La Universidad de Valencia, la Politécnica de Valencia, la Politécnica de Madrid, la de Deusto y la Pompeu Fabra integran el «top five» de las universidades españolas más «preocupadas» por garantizar una salida laboral para sus graduados, según se plasma hoy en Abc.
Completan el listado de las diez mejores: la Autónoma de Barcelona, la Miguel Hernández de Elche, la de Sevilla, la Pablo de Olavide y la Rovira i Virgili.
Las
que menos nota sacan, aunque aún así están entre las 40 más activas en
empleabilidad, son: la Universidad de La Rioja, en el último puesto, la
de Extremadura, la Ramón Llull, la de Castilla-La Mancha, la Cardenal
Herrera CEU, la Universidad de Mondragón, la de Burgos, la Europea de
Madrid, la de Córdoba y la de Almería.
Los datos se desprenden de un « ranking
» de universidades españolas elaborado por la Fundación BBVA
y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas
(Ivie) que ha analizado diez ámbitos clave para saber cuáles son
las más activas en empleabilidad. Dando un valor máximo de 100 a aquella
institución que desarrolla todos los servicios identificados, cuatro
centros superan el 75 por ciento.
El informe, por tanto, no mide la capacidad investigadora, la internacionalización o el prestigio de los docentes sino cuán importante es para una institución de educación superior que sus alumnos consigan trabajo. Eso sí, que sea estable y con un salario adecuado.
La tasa de paro de los universitarios se aproxima al 9 por ciento, mientras que la de la población total es del 17,2.
Sin embargo, comparados con los países del entorno, el porcentaje de
jóvenes titulados superiores que están empleados es menos en España que
en el resto de países de la UE.
Así, la tasa de empleo en nuestro país es del 76,6 por ciento, solo por encima de Italia y Grecia y por debajo de la media europea, con el 84,9 por ciento. Otra situación que nos deja mal parados respecto a Europa es que un 36,9 por ciento de personas con estudios superiores desempeñan ocupaciones que no exigen esta cualificación. Esta cifra es la más alta de la UE, siendo la media 22,9 por ciento y con Dinamarca a la cabeza, donde soo un 15,6 por ciento está sobrecualificado en su puesto.
Así, la tasa de empleo en nuestro país es del 76,6 por ciento, solo por encima de Italia y Grecia y por debajo de la media europea, con el 84,9 por ciento. Otra situación que nos deja mal parados respecto a Europa es que un 36,9 por ciento de personas con estudios superiores desempeñan ocupaciones que no exigen esta cualificación. Esta cifra es la más alta de la UE, siendo la media 22,9 por ciento y con Dinamarca a la cabeza, donde soo un 15,6 por ciento está sobrecualificado en su puesto.
El informe,
publicado este miércoles, señala que decantarse por determinadas
carreras (Medicina o Ingeniería Electrónica, por ejemplo) y no otras
(Filología Francesa) es la variable que más influye a la hora de
conseguir empleo, con diferencias de 47,4 puntos porcentuales a favor de
las titulaciones con mayor inserción laboral. Los investigadores, sin
embargo, no apuntaron a que la solución pase por eliminar las titulaciones con menos salida.
«El problema es que la inserción laboral de determinadas carreras se conoce tarde, es impotante que la información sobre empleabilidad sea conocida por los estudiantes. Con prácticas, por ejemplo, los alumnos pueden darse cuenta cómo serán las cosas en el futuro», apuntó Francisco Pérez, director de investigación del Ivie.
«El problema es que la inserción laboral de determinadas carreras se conoce tarde, es impotante que la información sobre empleabilidad sea conocida por los estudiantes. Con prácticas, por ejemplo, los alumnos pueden darse cuenta cómo serán las cosas en el futuro», apuntó Francisco Pérez, director de investigación del Ivie.
El director de la Fundación BBVA, Rafael Pardo recurrió
al ejemplo del sistema de otros países como Estados Unidos: «Los
alumnos pueden hacer Ingeniería en el MIT y, a la vez, estudiar Historia
o Filosofía. Aquí tenemos un sistema demasiado rígido que no combina
disciplinas».
Sin embargo, la carrera no determina, por sí sola, las posiblidades de un futuro buen trabajo. Las universidades tienen en sus manos otras formas de aumentar la empleabilidad.
Así, según los resultados del estudio, haber tenido la oportunidad de
hacer estancias en el extranjero o prácticas en empresas mejora la
probabilidad de empleo en un 3,6 por ciento y un 1,7 por ciento,
respectivamente.
Bolsas de trabajo
El
estudio ha evaluado a un total de 63 universidades en diez ámbitos clave
para saber cuáles son las más activas en empleabilidad. Así, han
analizado la intensidad de actividades como las jornadas de puertas
abiertas y visitas guiadas a las universidades, que realizan el 92 por
ciento de las instituciones; las bolsas de trabajo (ofrecidas, también,
por el 92 por ciento de las universidades); el emprendimiento (89 por
ciento); las entrevistas de orientación laboral (52 por ciento) o las
acciones de «networking» (eventos para crear redes de contactos), que
solo realizan el 27 por ciento de las universidades.
El informe también ha tenido en cuenta la revisión de los contenidos que hacen las universidades para adecuarlos a una sociedad cada vez más digitalizada y que lleva al desempeño de puestos que aún no existen y a la desaparición de otros.
La importancia de la comunidad autónoma
Eso
sí, las intenciones no lo son todo. Para obtener un empleo no solo hay
que tener en cuenta la formación recibida o las actividades que se
organicen en los centros. Hay elementos, ajenos a la universidad, como
las características personales o la comunidad autónoma en la que se
encuentran las instituciones.
Respecto al perfil del alumno, el
informe señala que tanto la capacidad como el rendimiento académico son
importantes para conseguir trabajo. De hecho, hay un 7 por ciento más de
posibilidades para aquellos que han conseguido becas de excelencia.
También la edad y la nacionalidad son factores relevantes, ya que los
menores de 35 años tienen un 3 por ciento menos de probabilidad de
encontrar empleo y los españoles un 6 por ciento más.
Una vez
valoradas las actividades de las universidades (formación recibida y los
métodos de búsqueda de empleo) y las características personales, el
estudio evaluó las posibilidades de empleo en función de la comunidad
autónoma. El informe analizó las trayectorias de inserción laboral por
comunidad en la que estudiaron los titulados del curso 2009-2010 y que
fueron evaluados durante los cinco años posteriores a su graduación.
Así, el porcentaje de titulados ocupados en Cataluña es del 82,8 por ciento, mientras que en Canarias cae al 66,9 por ciento.
Así, el porcentaje de titulados ocupados en Cataluña es del 82,8 por ciento, mientras que en Canarias cae al 66,9 por ciento.
En
cuanto al tipo de empleo conseguido, el 81,1 por ciento de los
titulados ocupados de las universidades de Madrid trabajan a jornada
completa. Este porcentaje baja al 72,1 por ciento en Castilla y León. En
cuanto a cualificación, por ejemplo, el 84,7 por ciento de los
graduados de universidades navarras lo hace en puestos altamente
cualificados mientras que esa cifra cae al 66,6 por ciento en Canarias.
En
salarios, los titulados madrileños vuelven a colocarse en el primer
puesto: el 51,3 por ciento de los que se graduaron en la Comunidad de
Madrid tienen salarios que los sitúan en el 40% de ocupados que obtienen
mayores ingresos laborales de España. En cambio, a ese grupo solo pertenence el 29,8 por ciento de los que se titularon en Extremadura.
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