MADRID.- La Guardia Civil ha extendido como nunca una investigación de fraude
alimentario en España. La complejidad y profundidad encontrada en el
fraude de supuestos jamones ibéricos de bellota vendidos en grandes
superficies ha obligado a ampliar las inspecciones e investigaciones más
allá de lo planificado, según han confirmado fuentes de la Guardia
Civil a Economía Digital.
La operación Opson contra el fraude alimentario, que coordina la
Interpol principalmente en países europeos, bate récords en España por
la compleja investigación del fraude en el jamón ibérico. Por primera
vez, las inspecciones de Seprona han durado más de seis meses cuando
habitualmente las investigaciones concluyen en un solo mes.
La operación Opson contra el fraude alimentario y la baja calidad de
productos alimenticios, comenzó en 2011 después de que la Interpol y el
gobierno de Italia decidieran poner en marcha operaciones contra el
fraude alimentario con motivo de las fiestas de Navidad.
Hasta ahora, la Interpol y las policías locales han ejecutado siete
operaciones en plena temporada de Navidad. Y por primera vez las
investigaciones se han extendido durante más de seis meses, según han
explicado a este medio fuentes cercanas a la investigación.
De cerdos robados a cerdos falsificados
La Guardia Civil se centra en hacer un análisis del mapa del fraude del jamón ibérico en España,
donde se sospecha que se ha expandido la venta de falsas piezas de
cerdos alimentados con bellota cuando, en realidad, podría tratarse de
cerdos que fueron criados a base de pienso.
La investigación inicial comenzó con los jamones de Comapa, líder en
la distribución de jamones en España, en los supermercados Carrefour,
pero las inspecciones se han extendidohan alcanzado a otros
distribuidores y superficies. Los agentes de la Guardia Civil siguen
recabando pruebas, aunque la mayoría de países en los que la Interpol
trabajan en esta investigación ya han finalizado las pesquisas.
Las primeras operaciones Opson en España, realizadas en 2011 y 2012,
detectaron fraude en productos cárnicos, pescados y mariscos. En 2013,
la policía se centró en un fraude de robo de cerdos en Cáceres que eran
vendidos como jamones de una calidad superior. En 2014, las
investigaciones se dirigieron al fraude del café. En 2015 en aceites y
en 2016 en diferentes productos de consumo para Navidades.
Las estafas, por lo general, ejecutadas por pequeños comerciantes,
consistían en colocar productos importados que no cumplían con las
normas de etiquetado en España, pero la red detectada a finales del año
pasado parece tratarse de un esquema más complejo y extendido en varias
provincias españolas. En él han quedado salpicadas empresas líderes del
sector de la distribución.
Multas de hasta 600.000 euros
Carrefour, que ha vendido jamones de bellota a “precios imposibles”, según los ganaderos y productores,
ha sido una de las empresas investigadas. Los jamones “Ibéricos de
antaño” fueron objeto de varias inspecciones. Algunas piezas eran
vendidas sin los precintos que exige la ley para verificar la
procedencia y alimentación de cada ejemplar.
Comapa, el principal distribuidor de ibéricos en España, justificó
en “pérdidas involuntarias” el hecho de que algunos jamones no contasen
con los precintos exigidos por la ley de calidad del ibérico. También es
una de las distribuidoras investigadas pero no la única.
Las operaciones de fraude alimentario de la Guardia Civil suelen
concluir con multas de entre 5.000 y 600.000 euros y decenas de
detenciones cada año. La Guardia Civil había estimado que la operación
finalizaría en enero. Cinco meses después, aún no tiene fecha prevista
para cerrar el caso.
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