Mientras el foco se concentra en la disolución de ETA, una noticia
hace años esperada, que no todos los sectores de la sociedad española
están digiriendo de la misma manera, vale la pena prestar atención al decisivo papel del Partido Nacionalista Vasco en la actual legislatura.
Con el principio de acuerdo sobre los presupuestos generales del Estado del 2018, los nacionalistas vascos acaban de proporcionar una valiosa bombona de oxígeno al Partido Popular, que atraviesa uno de los momentos peores, si no el peor, de su historia.
El principal partido político de la sociedad vasca está salvando a Mariano Rajoy del
KO. La aprobación del presupuesto del 2018 concede al presidente del
Gobierno un margen de dos años para que su partido intente remontar el
vuelo, si que todavía tiene posibilidades de conseguirlo. Rajoy
seguramente cree que sí.
Si el PNV hubiese negado su apoyo a los
presupuestos, el Partido Popular, destrozado en las encuestas y
descabezado en Madrid, se hallaría en estos momentos en una situación
absolutamente dramática. En Sabin Etxea (la sede central del PNV en
Bilbao, ubicada en el solar donde se levantaba la casa de Sabino Arana),
no han querido que sea así. Los nacionalistas vascos no quieren, en
estos, momento el desplome del PP. Este es un dato importante de la política española.
¿Por qué? Es cierto que los nacionalistas vascos obtienen jugosas contrapartidas
presupuestarias. El pacto para la subida de las pensiones conforme al
IPC es un golpe de efecto innegable: han descolocado a los demás
partidos, especialmente a la izquierda. Pero eso no es todo.
(Pincha el enlace: https://www.youtube.com/watch?v=_XJzKx-tHVY#action=share)
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