MADRID.- Los menores extranjeros no acompañados que se encuentran en
España bajo tutela del Estado son 6.414, un 60 por ciento más que los
registrados en 2016, que fueron 3.997, la mayoría marroquíes y
argelinos. Son datos recogidos por la ONG Save the Children en su
informe “Los más solos”, en el que advierte de que ese número es
superior porque hay niños migrantes que no han sido reconocidos como
tales y otros han huido de los centros donde han sido ingresados.
En 2017 España registró 2.417 nuevos menores extranjeros no acompañados, de los que 2.177 llegaron en pateras.
De los tutelados en 2016 por las administraciones, 825 abandonaron los servicios de protección y aparecen “en fuga” porque se desconoce su paradero, ha explicado el director de Save the Children, Andrés Conde.
“Muchos esconden su condición de menor para evitar ser tutelados por
una comunidad en la que no desean quedarse” y otros viven en desamparo,
como el centenar de niños que se concentran en la zona de los puertos de
Melilla y Ceuta con la intención de llegar a la península escondidos en
transbordadores.
Más de la mitad de esos menores tutelados por las administraciones se encuentran en Andalucía y Melilla, ha añadido Conde, quien ha reclamado que se impulse el sistema de acogida familiar para estos jóvenes.
“Nuestro país no está preparado para garantizar los derechos de estos niños migrantes”,
muchos de ellos acaban en centros de adultos y muchos menores huyen de
“un sistema que sienten que no les están protegiendo”, ha explicado Ana
Sastre, directora de Sensibilización de Save The Children en la
presentación del informe.
A lo largo del documento se exponen testimonios de 65 jóvenes que han pasado por el sistema de protección para menores migrantes, pero también de los que nunca llegaron a ser tutelados.
Como Omar Sylla, un joven senegalés que ha explicado en la
presentación del informe, que salió de su país con 17 años y llegó en
patera a Tenerife, donde nadie le preguntó si era menor, por lo que fue
ingresado en un centro de internamiento de extranjeros, como un adulto
más y posteriormente trasladado a Madrid.
“Me preguntan los amigos que quieren venir y les digo que si tengo
que volver a mi país en patera para ver a mi familia nunca volvería”, ha
dicho este joven, que explica que en Senegal “solo se ve el lado positivo de ese viaje, no que algunas pateras no llegan”.
Omar sigue viviendo en España, gracias al apoyo que recibió en su día
de particulares. “Nunca tuve ni formación, ni talleres para integrarme y
tener un trabajo, estuve muchos años sin saber por dónde empezar porque
las leyes nos impiden entrar en el mercado de trabajo”, ha señalado.
Save the Children reclama que el primer permiso de residencia sea de
al menos cinco años y propone establecer criterios iguales que
garanticen las condiciones mínimas de acceso y ejercicio a los derechos
que deben garantizarles los sistemas de protección.
“La legislación permite que los menores migrantes sean rechazados
cuando llegan a los puestos fronterizos, sin conocer su situación
particular y su vulnerabilidad”, denuncia la ONG.
Además, la ley permite declarar adultos a los niños “que
logran entrar al territorio desafiando todas las adversidades, sin ni
siquiera hablar con ellos”, unos niños que han realizado un viaje que puede ser de meses e incluso años.
El informe lamenta que dos de cada tres peticiones de asilo tramitadas por menores sean rechazadas.
La ONG reclama además la reforma de la ley para que ningún niño con
un documento que acredite la edad sea sometido a pruebas y que se fije
en el futuro reglamento de asilo que los niños puedan pedir protección
internacional sin depender de su familia.
Tras la mayoría de edad, propone un plan individualizado de seguimiento y acompañamiento hasta al menos los 25 años.
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