MADRID.- Los
excesos del sector en los años de bonanza, una política monetaria fatal
para el negocio y el cambio de paradigma derivado de la digitalización
se ha traducido en despidos masivos en banca. Las entidades que operan
en España han despedido desde el estallido de la crisis a 89.500
empleados. Sin embargo, el ajuste no ha terminado. Los
procesos de reestructuración puestos ya en marcha este año por el
Santander y Bankia y las prejubilaciones que se esperan en otros bancos
elevarán ese recorte en más de 3.000 bajas adicionales, a cerca de
95.000 trabajadores. Las prejubilaciones de mayores de 50 años vuelve a ser además la vía elegida por las empresas para ese ajuste adicional, según lo que publica hoy Abc.
Las
entidades del país cerraron 2016 con una plantilla conjunta de 194.283
empleados, según los últimos datos disponibles del Banco de España. Esto
supone una reducción de 84.018 empleos desde los 278.301 profesionales
que trabajaban en banca en 2008, al estallar la crisis. A esa cifra hay
que sumar las 5.482 bajas acometidas el año pasado por los principales
grupos financieros del país con prejubilaciones y despidos forzosos,
según las cifras recopiladas por Abc.
En nueve años el sector ha destruido 89.500 empleos. O lo que es lo mismo, un tercio de su plantilla, hasta un nivel nunca visto en la historia de la democracia española, que es el periodo de expansión de la industria bancaria en el país. En 1981, al principio del proceso de liberalización del sistema de las cajas de ahorros, más de 252.000 personas trabajaban ya para la banca, unas 58.000 más que ahora.
En nueve años el sector ha destruido 89.500 empleos. O lo que es lo mismo, un tercio de su plantilla, hasta un nivel nunca visto en la historia de la democracia española, que es el periodo de expansión de la industria bancaria en el país. En 1981, al principio del proceso de liberalización del sistema de las cajas de ahorros, más de 252.000 personas trabajaban ya para la banca, unas 58.000 más que ahora.
La
primera explicación a ese draconiano ajuste es la reestructuración
fruto de la quiebra de las cajas y algunos bancos privados, que supuso
una reducción del mapa bancario de 45 a 15 grupos, y una consecuente
reducción de empleo y oficinas. La absorción del Popular por el
Santander y de BMN por Bankia darán lugar a más recortes.
El Santander ya ha pactado la salida de 1.100 personas de los servicios centrales tanto de Santander España como del Popular, el 15% de los 7.000 profesionales de esos centros. Pero el ajuste no quedará ahí: antes de cerrar 2019, el grupo presidido por Ana Botín negociará otro ERE en la red de oficinas de las dos entidades, en las que trabajan unas 28.000 personas.
Bankia cerrará la próxima semana un acuerdo con los sindicatos sobre el ajuste de empleo que hará a raíz de la integración de BMN. La cifra planteada por ahora por la dirección es de 2.291 bajas, el 13% de los 17.522 trabajadores en servicios centrales y en la red.
A la espera de conocerse todos los datos de 2017, en ese año los seis grandes bancos -Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, Sabadell y Bankinter- ganaron 13.624 millones, un 7% más que en 2016.
Sin embargo, vistos al detalle, esos resultados esconden ciertas debilidades del negocio en España. Esas ganancias se apoyan en la mayoría de los casos en el negocio exterior, en el incremento de la facturación por comisiones y en la reducción de los gastos y las provisiones en España, donde la actividad crediticia es aún poco rentable.
La reducción del margen típico de negocio en España es fruto de los bajos tipos de interés derivados de la actual política monetaria del BCE. Para paliar esa menor capacidad para generar ingresos, ya que la cartera crediticia de la banca española es muy dependiente del Euribor, las entidades están ajustando costes, reduciendo la remuneración de los depósitos y cerrando oficinas y despidiendo a empleados.
El Santander, por ejemplo, ganó en 2017 un total de 6.619 millones de euros, un 7% más, y se acerca cada vez más al beneficio histórico que registró en 2009, de 8.943. Eso sí, en ese ejercicio alcanzó un rentabilidad del 13,9%, mientras que el año pasado era del 7,14%, casi la mitad. La rentabilidad media del sector, según datos de BBVA Research, no superaba en 2016 el 3%. El coste del capital, en cambio, sigue en el 10%.
Por eso los planes estratégicos de los bancos del país contemplan tanto para 2018 como para los próximos años seguir mejorando la eficiencia vía ahorro de costes. Y esto supone inevitablemente nuevos despidos.
«Además, los bancos ya no nos ponemos colorados al anunciar nuevos ajustes», admiten desde una entidad, indicando que los inversores dan la bienvenida a esas políticas de reducción de costes y mejora de la eficiencia porque incrementan los niveles de rentabilidad.
«El número final de oficinas con las que seamos capaces de operar en España lo determinarán los clientes», explicaba la semana pasada en rueda de prensa el presidente de BBVA, Francisco González, quien apuntó a que en el futuro cada sucursal atenderá a un número mayor de clientes. Eso implica una mayor carga de trabajo para los empleados. Como ya informó Abc, en España hay un empleado de banca por cada 249 habitantes, un 90% más o casi el doble que en Alemania (131 ciudadanos por bancario), un 50% más que en Francia (166), un 21% más que en Italia (205) y un 43% más que la media europea (174), según datos del BCE.
BBVA ya ha anunciado para este año el cierre de 179 sucursales más en España, lo que previsiblemente conllevará más bajas laborales. Cae recordar que en los últimos años ha hecho cada ejercicio entre unas 500 y 1.000 prejubilaciones.
Algo similar se puede decir de otros grupos como el Sabadell, que para 2017 anunció el cierre de 250 oficinas y hasta 800 prejubilaciones. El consejero delegado de la entidad, Jaime Guardiola, rechazó el pasado viernes dar cifras sobre posibles nuevas bajas, pero admitió que es un «proceso natural» fruto de esa digitalización de la industria.
El Santander ya ha pactado la salida de 1.100 personas de los servicios centrales tanto de Santander España como del Popular, el 15% de los 7.000 profesionales de esos centros. Pero el ajuste no quedará ahí: antes de cerrar 2019, el grupo presidido por Ana Botín negociará otro ERE en la red de oficinas de las dos entidades, en las que trabajan unas 28.000 personas.
Bankia cerrará la próxima semana un acuerdo con los sindicatos sobre el ajuste de empleo que hará a raíz de la integración de BMN. La cifra planteada por ahora por la dirección es de 2.291 bajas, el 13% de los 17.522 trabajadores en servicios centrales y en la red.
Beneficios y rentabilidad
¿Cómo es posible que un sector que gana miles de millones de euros al año acometa tanto despidos? La banca española ganó en 2016 un total de 12.853 millones de euros, según los resultados conjuntos de las entidades asociadas a las patronales AEB y CECA.A la espera de conocerse todos los datos de 2017, en ese año los seis grandes bancos -Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, Sabadell y Bankinter- ganaron 13.624 millones, un 7% más que en 2016.
Sin embargo, vistos al detalle, esos resultados esconden ciertas debilidades del negocio en España. Esas ganancias se apoyan en la mayoría de los casos en el negocio exterior, en el incremento de la facturación por comisiones y en la reducción de los gastos y las provisiones en España, donde la actividad crediticia es aún poco rentable.
La reducción del margen típico de negocio en España es fruto de los bajos tipos de interés derivados de la actual política monetaria del BCE. Para paliar esa menor capacidad para generar ingresos, ya que la cartera crediticia de la banca española es muy dependiente del Euribor, las entidades están ajustando costes, reduciendo la remuneración de los depósitos y cerrando oficinas y despidiendo a empleados.
El Santander, por ejemplo, ganó en 2017 un total de 6.619 millones de euros, un 7% más, y se acerca cada vez más al beneficio histórico que registró en 2009, de 8.943. Eso sí, en ese ejercicio alcanzó un rentabilidad del 13,9%, mientras que el año pasado era del 7,14%, casi la mitad. La rentabilidad media del sector, según datos de BBVA Research, no superaba en 2016 el 3%. El coste del capital, en cambio, sigue en el 10%.
Por eso los planes estratégicos de los bancos del país contemplan tanto para 2018 como para los próximos años seguir mejorando la eficiencia vía ahorro de costes. Y esto supone inevitablemente nuevos despidos.
«Además, los bancos ya no nos ponemos colorados al anunciar nuevos ajustes», admiten desde una entidad, indicando que los inversores dan la bienvenida a esas políticas de reducción de costes y mejora de la eficiencia porque incrementan los niveles de rentabilidad.
Efecto de la digitalización
A ello hay que sumar que la digitalización del negocio y el cambio de hábitos en la clientela está obligando al sector bancario a acometer un cambio en el modelo de distribución comercial que básicamente se resume en menos oficinas, pero más grandes, y menos empleados, pero más cualificados o con otras competencias.«El número final de oficinas con las que seamos capaces de operar en España lo determinarán los clientes», explicaba la semana pasada en rueda de prensa el presidente de BBVA, Francisco González, quien apuntó a que en el futuro cada sucursal atenderá a un número mayor de clientes. Eso implica una mayor carga de trabajo para los empleados. Como ya informó Abc, en España hay un empleado de banca por cada 249 habitantes, un 90% más o casi el doble que en Alemania (131 ciudadanos por bancario), un 50% más que en Francia (166), un 21% más que en Italia (205) y un 43% más que la media europea (174), según datos del BCE.
BBVA ya ha anunciado para este año el cierre de 179 sucursales más en España, lo que previsiblemente conllevará más bajas laborales. Cae recordar que en los últimos años ha hecho cada ejercicio entre unas 500 y 1.000 prejubilaciones.
Algo similar se puede decir de otros grupos como el Sabadell, que para 2017 anunció el cierre de 250 oficinas y hasta 800 prejubilaciones. El consejero delegado de la entidad, Jaime Guardiola, rechazó el pasado viernes dar cifras sobre posibles nuevas bajas, pero admitió que es un «proceso natural» fruto de esa digitalización de la industria.
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