Las bolsas de
valores con Wall Streat manteniendo la iniciativa se están
recuperando de su caída de principio de año. Las ventas masivas de
títulos se han detenido a la vez que los tipos de interés de las
obligaciones, así como el dólar, moderaban sus subidas. En efecto,
los rendimientos de los bonos del Tesoro norteamericano han
frenado su avance y la apreciación del dólar ha perdido impulso
frente a las principales monedas.
Los
recientes comunicados de la Reserva Federal y el BCE no fijan fechas de
cuando pondrán fin a sus compras de deuda. Un respiro para las bolsas,
pero la posibilidad de un recorte de las políticas monetarias
cuantitativas no han desaparecido del horizonte.
Los operadores, por su parte, como señala Robin Wiggleworth, cuentan
con una poderosa arma defensiva: la recompras de títulos. Las recompras
han sido un factor determinante para mantener elevadas las cotizaciones
de las acciones. Desde 2010 las compañías estadounidenses han recomprado
títulos por un valor de 3,5 billones (trillons) de dólares.
Además añadiendo los dos billones de dólares pagados en dividendos
“el reparto total que han recibido los accionistas – afirma R.
Wiggleworth – supera a las facilidades de liquidez acordadas por la
Reserva Federal mediante sus políticas monetarias cuantitativas”. Las
recompras se han reducido a principios de año pero han remontado en
febrero aprovechando quizá la caída de las cotizaciones.
Buenas noticias por otro lado para las bolsas por la recuperación de
la economía global, la europea y la estadounidense incluidas. Además en
este último caso las facilidades fiscales del presidente Trump
proporcionarán, al menos a corto plazo, estímulos adicionales gracias al
recorte de impuestos para las compañías y sus accionistas.
La repatriación de beneficios de los capitales off shore, con
independencia de que puedan traducirse en alzas salariales, si van a ser
un poderoso estimulo para reavivar las recompras de acciones o el
reparto de dividendos.
Cisco, es un caso paradigmático. El gigante tecnológico (45 mil
millones de dólares de ingresos en 2017) ha anunciado – cito al
Financial Times – planes para aplicar 25 mil millones de dólares de los
71 mil millones que mantiene en sus cajas en el exterior a la recompra
de sus propios títulos.
El dinero inteligente vía la recompra de acciones con el añadido de
la reducción en el impuesto de sociedades en los EEUU ha sido un sólido
soporte del índice S&P 500 Buyback (incluye a 100 compañías que
recompran una gran parte de sus acciones) que ha superado incluso el
comportamiento alcista de las bolsas de valores.
La gran incógnita es si ese comportamiento egoísta acabará teniendo
una contrapartida positiva en la economía real: más inversiones, más
productividad, más consumo. El “dinero” nunca ha sido particularmente
generoso con sus conciudadanos, así se quejaba Keynes después de un
viaje a la Unión Soviética cuando alertaba a la plutocracia inglesa de
los peligros de una revolución si la distribución de la renta mantenía
su escandalosa desigualdad.
El crecimiento de la economía mundial y el proprio déficit del
Estados Unidos van a reclamar más fondos prestables para financiarse.
Tarde o temprano se encarecerá el coste del dinero. Los emisores de
deudas tendrán que ofrecer contrapartidas más elevadas y a los
operadores en bolsa les será más onerosa su intervención en los
mercados.
Dificultades en suma para el Smart Money: menos facilidades para las
recompras, endurecimiento de las políticas monetarias y también la
aparición, en Alemania el sindicato metalúrgico ya ha planteado sus
exigentes reivindicaciones, de significativas subidas salariales y
mejora en las condiciones de trabajo. Keynes sigue vigilante.
(*) Economista del Estado
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