MURCIA.- La competitividad mejoró de manera generalizada en todas las
comunidades autónomas en el periodo 2008-2016, principalmente en lo
relativo a capital humano, innovación, entorno empresarial y económico, y
recuperó los niveles previos a la crisis, con la Comunidad de Madrid,
Navarra y País Vasco a la cabeza, mientras que Extremadura fue la única
que empeoró en el periodo.
Así se desprende del estudio 'Índice de
Competitividad Regional 2017', editado por el Consejo General de
Economistas (CGE), el Colegio de Economistas de Murcia y por el Consejo
Económico y Social de la Región, y que analiza la competitividad
regional en España en el periodo 2008-2016, que muestra que España en su
conjunto ha mejorado sus bases competitivas y que los valores mínimos
se obtuvieron mayoritariamente en el año 2009, mientras que los máximos
se alcanzaron en ejercicio 2016.
El índice, elaborado para las 17
CCAA en el periodo 2018-2016 a partir de 53 variables o indicadores
estructurados en torno a siete ejes competitivos (entorno económico,
capital humano, mercado de trabajo, entorno institucional,
infraestructuras básicas, entorno empresarial e innovación) refleja que
se produjo una mejora generalizada del índice de competitividad
regional, que tiene un marcado carácter cíclico, con un crecimiento a un
ritmo anual del 1,5%.
En concreto, las regiones que se sitúan a
la cabeza en competitividad son la Comunidad de Madrid, País Vasco y
Navarra, con un nivel competitivo alto, seguidos por Cataluña y Aragón,
con un nivel competitivo medio-alto.
El grupo de comunidades con
nivel medio bajo es el más numeroso e incluye a las regiones de La
Rioja, Castilla y León, Cantabria, Asturias, Galicia, Comunidad
Valenciana, Islas Baleares, la Región de Murcia y Canarias. El último
grupo, con nivel bajo de competitividad, está compuesto solo por tres
CCAA (Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura).
Las
comunidades de Aragón, Cataluña, Comunidad de Madrid, País Vasco,
Navarra y La Rioja son las seis regiones que sistemáticamente se
situaron por encima de la media.
El presidente del CGE, Valentín
Pich, ha subrayado que todas las administraciones públicas territoriales
deben priorizar acciones "claras, precisas y eficientes" para impulsar
la competitividad y el crecimiento económico sostenible.
En la
clausura del acto, la secretaria de Estado de Economía y Apoyo a la
Empresa, Irene Garrido, ha destacado que el índice es una herramienta
"muy útil" porque permite enriquecer la información para el adecuado
diseño de una política que impulse la competitividad para contribuir al
crecimiento.
Asimismo, ha subrayado que se observa "cierta
simetría", ya que las caídas de competitividad en la recesión son menos
intensas que los aumentos en la fase expansiva, y ha valorado que los
resultados son "muy positivos" al reflejarse mejoras en la mayor parte
de las CC.AA.
El
profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia y coordinador
del estudio, José Carlos Sánchez de la Vega, ha explicado que el
comportamiento de la competitividad regional tiene un marcado carácter
cíclico.
En la fase de crisis, los ejes de mercado de trabajo,
infraestructuras básicas y entorno económico registraron las mayores
pérdidas, contribuyendo negativamente todas las comunidades autónomas,
en tanto que los ejes de capital humano e innovación mejoraron de forma
ininterrumpida sus resultados, siendo los únicos que en todas las
regiones contribuyen en positivo.
Entre 2013 y 2016, seis de los
siete ejes, además, del índice de competitividad, mejoraron sus
resultados. En concreto, el entorno económico, el mercado de trabajo y
el índice de competitividad regional experimentaron los incrementos más
significativos, y esos dos ejes contribuyen ya positivamente en todas
las comunidades autónomas.
En 2016, cuatro de los siete ejes
(capital humano, innovación, entorno empresarial y entorno económico),
junto al índice, alcanzaron valores claramente superiores a los de 2008.
Mientras, los ejes de mercado de trabajo e infraestructuras básicas,
todavía les falta recorrido para recuperar los valores previos a la
crisis, pese a haber avanzado. De su lado, los ejes de capital humano e
innovación son los que presentan un mejor comportamiento respecto a
2008.
La mejora de las bases competitivas se sustentó en el
periodo 2008-2016 en la contribución positiva de los ejes sobre entorno
económico, capital humano, entorno empresarial e innovación, que
compensó la menor contribución de los ejes mercado de trabajo e
infraestructuras básicas.
Según el Índice de Competitividad Global
2017-2018 elaborado por el World Economic Forum, España ocupa el puesto
34 de un total de 137 países analizados, si bien obtiene su mejor
puntuación desde 2009.
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