CIUDAD DEL VATICANO.- El pontífice dedicó la homilía de ese acto religioso a destacar el
papel de la Virgen María en la misa dedicada a ella en un día en el que
la Iglesia católica celebra la 51ª Jornada Mundial de la Paz, que se fija
en esta ocasión en la situación de inmigrantes y refugiados.
Y a ellos aludió expresamente tras el acto en la basílica vaticana
después del rezo del Ángelus ante miles de personas congregadas en la
Plaza de San Pedro.
El papa pidió entonces que se garantice a refugiados e inmigrantes un
“futuro de paz” y recordó a los que “están dispuestos a arriesgar la
vida en un viaje que en gran parte de los casos es largo y peligroso”.
“No apaguemos la esperanza en su corazón; no sofoquemos sus
esperanzas de paz. Es importante que de parte de todos, instituciones
civiles, realidades educativas, asistenciales y eclesiales, haya un
esfuerzo por garantizar a los refugiados, a los inmigrantes, a todos, un
futuro de paz”, dijo el papa.
Jorge Bergoglio abogó por un “mundo más solidario y acogedor” y dijo
que en el día de hoy se quería hacer eco “de nuestros hermanos y
hermanas que invocan para su futuro (de los inmigrantes y refugiados) un
futuro de paz.
El papa difundió el pasado noviembre el mensaje para esta Jornada
Mundial de la Paz, en el que se muestra contrario a quienes incitan al
miedo a los inmigrantes a veces con fines políticos, pues crean solo
racismo y violencia.
“Los que fomentan el miedo hacia los inmigrantes, en ocasiones con
fines políticos, en lugar de construir la paz, siembran violencia,
discriminación racial y xenofobia, que son fuente de gran preocupación
para todos aquellos que se toman en serio la protección de cada ser
humano”, escribió el pontífice en ese mensaje.
Su mensaje de la Jornada de la Paz, que este año tiene el título de
“Inmigrantes y refugiados: hombres y mujeres que buscan la paz”, Jorge
Bergoglio advierte que “las migraciones globales seguirán marcando
nuestro futuro”.
Y añade que, “aunque algunos las consideran una amenaza”, son “una oportunidad para construir un futuro de paz”.
Francisco comienza su mensaje recordando a los más de 250 millones de
inmigrantes que hay actualmente en el mundo, de los que 22,5 millones
son refugiados.
Personas, señala, que “buscan un lugar donde vivir en paz” y para
encontrarlo, “muchos de ellos están dispuestos a arriesgar sus vidas.
“Están dispuestos a soportar el cansancio y el sufrimiento, a
afrontar las alambradas y los muros que se alzan para alejarlos de su
destino”, agrega.
Francisco recuerda a los gobernantes que “tienen una responsabilidad
concreta con respecto a sus comunidades, a las que deben garantizar los
derechos que les corresponden en justicia y un desarrollo armónico, para
no ser como el constructor necio que hizo mal sus cálculos y no
consiguió terminar la torre que había comenzado a construir”.
Asimismo, lamenta que “en muchos países de destino se ha difundido
ampliamente una retórica que enfatiza los riesgos para la seguridad
nacional o el coste de la acogida de los que llegan”.
Para el papa, los inmigrantes “no llegan con las manos vacías” a los
países que los reciben sino que “traen consigo la riqueza de su
valentía, su capacidad, sus energías y sus aspiraciones, y por supuesto
los tesoros de su propia cultura, enriqueciendo así la vida de las
naciones que los acogen”.
Hoy en su homilía, dedicada a la Virgen María, el papa pidió a los
fieles que dejen “los fardos del pasado” y empiecen “de nuevo desde lo
que importa” e insistió en que Dios quiere que la Iglesia sea como la
Virgen, “madre tierna”.
La celebración eucarística de hoy en el Vaticano estuvo dedicada a la
“solemnidad de María Santísima Madre de Dios” y con esta ocasión el
papa afirmó que la devoción a María “no es una cortesía espiritual, es
una exigencia de la vida cristiana”.
“El don de la Madre, el don de toda madre y de toda mujer es muy
valioso para la Iglesia, que es madre y mujer”, afirmó Jorge Bergoglio.
“Y mientras el hombre frecuentemente abstrae, afirma e impone ideas;
la mujer, la madre, sabe custodiar, unir en el corazón, vivificar”,
agregó.
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