MADRID.- Bankia ya puede jugar en la primera división de la financiación a largo plazo,
por lo que ya está en disposición de disputar el pastel renovable que
se avecina al resto de grandes entidades financieras. La cuestión no es
baladí, ya que, ante los varios miles de millones de euros
que se necesitarán para poner en marcha en los próximos tres años más
de 8.000 megavatios de potencia adjudicados en subasta y otros tantos
fuera de la misma, se abre un mar de posibilidades para la entidad
controlada por el FROB.
El banco presidido por José Ignacio Goirigolzarri se encontraba limitado hasta el 1 de enero de este año por el veto impuesto desde Bruselas. Uno de los condicionantes que pesaban sobre el banco fruto de la fusión de antiguas cajas era poder dar financiación a largo plazo
en grandes proyectos. Esta contrapartida se incluyó como consecuencia
del dinero recibido en el memorando de entendimiento (rescate
financiero) de 2012. Sin embargo, el condicionante ha sido eliminado
después de que Bankia haya cumplido con las exigencias comunitarias, se relata hoy en El Confidencial.
Expertos financieros presentes en el sector aseguran que Bankia será un actor importante
en el pastel renovable actual. Sostienen que ya era relevante hasta
ahora, si bien es cierto que estaba limitada por los plazos, lo que le
forzaba a estructurar las financiaciones con esquemas de 'hard mini perm',
un vehículo que obliga a refinanciar en plazos más cortos que los
'proyect finance' que maneja el sector por encima de los 10 años. Este
modelo financiero les daba vida dentro del mundo renovable, pero les
obligaba a jugar con algunos riesgos extra.
Bankia, ¿complemento o amenaza?
Ahora,
el banco controlado por el Estado español ya no necesitará tirar de
ingeniería financiera para ofrecer sus servicios bancarios. Uno de los
grandes bancos también presente en el sector renovable no ve la nueva
situación de Bankia como una amenaza, ya que cree que
las necesidades de financiación serán tan amplias en los próximos años
que la entrada del banco con sede operativa en plaza de Castilla en
Madrid ayudará a sacar adelante los proyectos.
Desde la propia entidad aseguran que se están redefiniendo las estrategias
y que su objetivo es entrar de lleno en el sector de las renovables, lo
que en la práctica supone añadir un competidor más a los cuatro
habituales en estas operaciones: Banco Santander, BBVA, CaixaBank y Banco Sabadell.
Hasta
ahora, la limitación había dejado a Bankia fuera de grandes operaciones
en las que hubiera podido participar. Un ejemplo paradigmático es el caso de Forestalia, que está a punto de apalancar 296 millones para 300 MW y en los que no pudo estar esta entidad ya que los plazos que se manejaban se iban a los 15 años de 'proyect finance'.
Ahora, además, Bankia llega no solo como Bankia sino como una entidad fusionada con BMN,
lo que agranda su posición en el mercado. Fuentes de la firma sostienen
que no solo quieren participar colateralmente añadiendo capital a los
créditos sindicados sino también, por qué no, como líderes de los préstamos estructurados y haciendo las veces de banco agente.
Miles de millones por financiar
La
lluvia de millones que se prevé para poner en marcha parques eólicos y
fotovoltaicos es histórica. Nunca antes en España se había pretendido
dar salida a 8.000 MW de una subasta que tienen que estar en marcha antes de 2020, condición necesaria para que el Gobierno cumpla con los objetivos acordados con la Comisión Europea.
Aunque la mayoría de expertos y conocedores del sector creen que será
imposible llegar en los plazos para esos más de 8.0000 MW, las altas
penalizaciones por no construir obligan a los adjudicatarios a exprimir
los plazos.
Tras una moratoria de cinco años sin añadir prácticamente nada de
potencia renovable, el 'boom' actual no solo atrae a Bankia sino que
fuentes especializadas afirman que bancos extranjeros que habían estado muy alejados de todo ahora están regresando.
Además, las necesidades de financiación se extenderán más allá de la
subasta, ya que existen promotores que están desarrollando sus parques
al margen de la misma. La realidad es que todos cobrarán a precio de
mercado. Si acaso, la ventaja de entrar dentro de la subasta es tener un
suelo de precio garantizado por el Gobierno, algo que da seguridad a la hora de conceder créditos.
Sea como fuere, la banca ya no entrará igual que en la década pasada,
cuando llegaba a financiar hasta el 80% del proyecto. Ahora ya no hay
subvenciones y eso obliga a estructuras de financiación mucho más
complejas. En las mismas, la banca ha dado un paso atrás
y se está quedando en la horquilla del 40% al 60% del montante total
que requieren los proyectos.
El resto es aportación de recursos propios y
fondos extranjeros que están muy interesados en el sector. Sobre todo
fondos de infraestructuras y de pensiones extranjeros, que ya están
cerrando operaciones y explorando todas las posibilidades.
El
pastel a repartir es grande, de varios miles de millones de euros (algo
menos de un millón para cada mega de eólica y alrededor de 700.000 euros
para el mega fotovoltaico). Ahora la pregunta es saber quién lo morderá
más veces, quién elegirá los trozos más jugosos y quién se indigestará
con los que vengan en mal estado. La mesa está servida.
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