BARCELONA.- La UE diluye la ambición de sus objetivos en el ámbito de la energía para cumplir el Acuerdo de París contra el cambio climático. El consejo de ministros de Energía, que concluyó la madrugada del martes, ha echado el freno a las energías renovables con metas más modestas que las que aprobó el Europarlamento. Además, ha dado un importante balón de oxígeno a las ayudas que ahora obtienen las plantas de carbón,
las que más gases invernadero emiten. No obstante, la negociación entre
las instituciones europeas aún sigue en marcha y deberá concluir al
final del año que viene, según publica hoy La Vanguardia.
Los ministros de Energía de la Unión Europea han ratificado
su propuesta para que en el 2030 al menos el 27% de la energía proceda
de fuentes renovables (el actual objetivo es del 20% en el 2020). El
planteamiento contrasta con la petición acordada en octubre por el
Parlamento Europeo, que pidió aumentar este objetivo hasta el 35%.
“El grado de ambición es claramente insuficiente”, admitió el comisario
de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete. Cañete agregó que
tras caída de los precios de las energías renovables, la UE podría
elevar su objetivo del 30% sin costes adicionales. “La reducción de
costes ha sido espectacular, ya sea en energía solar o eólica”, dijo
Cañete en rueda de prensa tras la reunión.
Está claro pues que los
países no quieren ir mucho más allá de lo apuntado hasta ahora, aunque
incluyeron metas intermedias (en el 2023, el 2025 y el 2027) para
garantizar el cumplimiento paulatino de ese 27% en el 2030. Ahora, el
Consejo Europeo y el Parlamento Europeo tendrán que encontrar un punto
de encuentro en las negociaciones sobre los textos definitivos.
Los objetivos en materia de energías renovables de la UE son parte de un
conjunto de reglamentos para aplicar el Acuerdo de París contra el
cambio climático, y con las cuales se persigue reducir las emisiones de
gases invernadero al menos un 40% en el 2030 con relación a los niveles
de 1990. El Acuerdo de París permite contener el aumento de temperaturas
en 2º C respecto a las de la época preindustrial.
El otro gran asunto
de debate fueron las ayudas estatales que podrán recibir las plantas
térmicas (pagos por capacidad, en el argot del sector) para compensar a
sus propietarios por el hecho de actuar de respaldo en ausencia de otras
fuentes energéticas (cuando cesa el viento o no hace sol…) y por estar
disponibles para atender un pico de demanda eléctrica. Los pagos por
capacidad, eufemismo que esconde los subsidios que reciben estas fuentes
de energía (carbón, gas…), han sido uno de los caballos de batalla de
las organizaciones sociales que ven estas ayudas a las energías fósiles
contrarias a los objetivos de mitigación del cambio climático por su
altas emisiones.
El comisario Arias Cañete (CE) propuso que las plantas existentes no puedan recibir esos pagos si emiten más de 550 gramos de CO2por
kilovatio/hora a partir del 2020. Sin embargo, los ministros sólo
aceptan que esos pagos se reduzcan a partir de 2025 y se eliminen en
2030.
Asimismo, la Comisión Europea había propuesto que
las nuevas térmicas no podrían recibir estas ayudas cuando emitieran más
de 550 gramos de CO2/kWh a partir del 2020. Sin embargo, el
Consejo ha sido indulgente y ha propuesto que este reloj sólo se ponga
en marcha en el 2025. Francia, Dinamarca, Portugal y Holanda apoyaban
las metas más beligerantes contra el carbón.
“Si de lo que es se trata
es de lograr una transición energética, estos objetivos no ayudan;
esperamos que en la negociación con el Europarlamento se pueda elevar el
listón”, señala Ana Barreira, directora del Instituto Internacional de
Derecho y Medio Ambiente.
Los ministros de Energía también propusieron que en el 2030 un 14% del
combustible del transporte sea biocarburantes. De hecho, esto supone un
importante aval a los biocombustibles de primera generación (aceite de
palma, soja...), muy cuestionados al entrar en competencia con la
provisión de alimentos. Por eso, la Comisión propuso limitarlos a un
cuota del 3,8% para el 2030. Los grupos ecologistas opinaron que la
media puede perjudicar el despliegue del coche eléctrico.
Greenpeace y SEO/BirdLife han denunciado el “bloqueo hacia la
transición energética” del ministro Álvaro Nadal en el Consejo, y juzgan
que queda “deslegitimado para liderar la ley de Cambio Climático”.
“El
acuerdo de París va camino de ser un pacto para la galería. Siempre la
cruda realidad del ministro Nadal: ni una mala palabra ni una buena
acción”, dice Fernando Ferrando, presidente de la Fundación Renovables.
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