MADRID.- Nunca han sonado como hasta ahora las sirenas internas anunciando
peligro, y no solo en el cuartel general de Génova 13, cuyo último
funeral ha sido perfectamente descriptible. También en toda la vasta
organización partidaria que se extiende en España desde Finisterre al
Cabo de Gata y, naturalmente, en los más de 120 países donde el PP
cuenta con oficinas propias, se comenta hoy en El Confidencial.
La vieja estrategia diseñada por Pedro Arriola y comprada sin regateo por Mariano Rajoy (“Te podrán poner a parir pero al final no tienen más remedio que votarte”) estalló por los aires el pasado 21-D. Ahora el centro y la derecha tienen otra opción al margen del PP, algo que no ocurría en España desde hace un cuarto de siglo. La invocación al miedo bajo la máxima de “que viene el coletas” parece que también ha caducado.
La situación en 'modo pánico' que se puede describir con caracteres
muy nítidos en las plantas nobles del Partido Popular también se ha
trasladado a la periferia, donde algunos de sus 'barones' ven peligrar
no solo sus futuras carreras como dirigentes nacionales sino también sus
posiciones de privilegio político en futuros comicios.
“El detonante a una situación realmente grave para el PP han sido las elecciones catalanas, pero la situación se viene gestando desde hace tiempo”,
subraya una persona muy cercana al jefe del Ejecutivo. ”Poco a poco,
casi imperceptiblemente, entre el desprecio de no pocos ministros y
altos dirigentes populares, Albert Rivera se ha ido abriendo camino entre nuestros votantes y ha sabido aprovechar la gran crisis de Cataluña
para asentarse sólidamente allí y amenazar el monocultivo del PP en el
resto de España”, opina otra fuente de alto nivel en el actual partido
del Gobierno.
Pero nadie se atreve a plantar cara
al comandante en jefe. Durante la reunión del Comité Ejecutivo del
pasado día 22, tras su intervención, Mariano Rajoy preguntó si “alguien
deseaba intervenir”. Lo hizo por tres veces. Se hizo el silencio más
pavoroso. Si bien es cierto que el pavor a opinar libremente contra la
dirección se está evaporando porque “al paso que vamos habrá que temer
poco”.
Hasta el momento las únicas críticas veladas a la estrategia seguida en Cataluña han venido, precisamente, desde María Dolores de Cospedal,
ministra de Defensa y a la vez primera ejecutiva del PP a título de
secretaria general. Algo incomprensible para muchos de no saber que
intenta cargar las culpas a su eterna y cordial enemiga interna Soraya
Sáenz de Santamaría. "Se podían haber hecho las cosas de otra forma",
sentenció.
Rajoy, muévete
Lo curioso del asunto es que nadie cuestiona, por ahora, el liderazgo
del presidente Rajoy. Entre otras cosas, porque no hay nadie capaz de
hacerlo y porque ya se vio cómo acaban los órdagos al gallego cuando
aquella crisis de 2008 y posteriores.
Lo que le están pidiendo a gritos “encorsetados y en sordina” es que se mueva.
¡Agita la coctelera, Mariano, hay gente muy valiosa a la que todavía no
se le ha dado la oportunidad de despojarse del chándal!
“La gran
ventaja de Mariano es que tiene tres años de Gobierno por delante,
siempre y cuando no le traicionen (que podría ser) los apoyos que le
retuvieron en Moncloa”, señala otra fuente muy cercana al presidente. Se
recuerda que es un superviviente nato, como ha demostrado en tantas ocasiones cuando parecía que no podía salvarse de la guadaña de la parca. Y se salvó. ”Ha resucitado como mínimo en tres ocasiones, cuando todo parecía completamente perdido para él”.
En
tres años las cosas pueden variar sustancialmente y, a día de hoy,
aunque con merma de apoyos, el PP continúa siendo la fuerza política más
importante en el conjunto de España. ¿Qué se le pide? No que se vaya de
inmediato, pero sí que se produzcan cambios sustanciales en el Ejecutivo y en el partido. En el Gobierno, poner coto a la división entre 'sorayos' y 'cospedales' e introducir nombres de valía política mandando al INEM a los ministros más quemados, con Cristóbal Montoro
a la cabeza.
“Este se ha propuesto dejar la caja llena a costa de lo
que sea –persiguiendo con saña a las clases medias, que son nuestro
electorado- para que luego venga la izquierda a malgastarlo en dos días y
con nosotros en la insignificancia política y en la oposición”.
Pero no
es el único. Nombres como el de Dastis, cuyo papelón internacional en la crisis catalana es calificado internamente de “desastre sin paliativos” o del ministro portavoz
que “solo portavocea sin mojarse, tratando de salvar exclusivamente su
culo, cuyo mensaje no cuaja entre la opinión pública, precisamente por
ser tan 'light' y no querer ofender a nadie cuando a nosotros nos fríen
todos los días y a todas las horas”, apuntan fuentes de Génova 13.
Segundos niveles, olvidados
En
este contexto, no son pocas las voces que recuerdan el hecho de que los
'segundos niveles' con gente técnica y políticamente muy valiosa están
“olvidados”. Ese banquillo no se mueve desde hace años.
Y esos 'capitanes' empiezan a hartarse; básicamente acarician la idea
de abandonar la política porque tienen 'oficios', negocios y carrera
profesional por delante.
Resumiendo: muchos dirigentes populares creen que ha llegado el momento de que Mariano Rajoy –que también ha perdido al director del Gabinete de Presidencia, Jorge Moragas-
liquide a las dos mujeres que han sido decisivas en el poder popular de
los últimos años. Y olvidar el reparto del propio poder entre esas
tendencias que más que ideológicas son de mera ambición política.
Comunicación y Rivera
Es
la política de comunicación otro de los temas más discutidos y
cuestionados en el seno del PP. “Si hasta 'ABC' se ha puesto
descaradamente a favor de Ciudadanos, con un director tan cercano personalmente a Mariano, ya me dirán qué podemos hacer al respecto”, se masculla en el partido.
La opinión general interna es que en este aspecto Albert Rivera
gana por goleada. Se ha hecho con una escuadra de opinadores naranjas
que están presentes en todos los programas de televisión y disponen de
columnas en los rotativos de centro-derecha y centro-izquierda. A su
favor, que no se le puede juzgar porque no ha gestionado nada y se puede
permitir ciertos lujos al respecto. Hasta Aznar está jugando
descaradamente a su favor, le lleva a todos los foros y presiona a
personas de su confianza (Cayetana Álvarez de Toledo, principalmente,
aunque no solo) para que lo sostengan”.
El mapa comunicativo popular se le antoja desolador
a una gran mayoría de dirigentes PP. “Nos asan en nuestras propias
cocinas” en aras a un prurito malentendido y a “nuestro propio complejo
para estirar las manos”. ¿A quién apuntan? Otra vez directamente a
Soraya.
El futuro
Definitivamente, el temor al futuro
es la tónica general en el Partido Popular, hasta ahora una de las
formaciones políticas más formidables de toda Europa con sus 800.000
militantes e implantación en todo el mundo.
Cataluña sería el síntoma, no la enfermedad en sí,
porque el PP en aquellas latitudes nunca dejó de ser marginal. Nadie,
por ahora, cuestiona a Rajoy entre los que pueden hacerlo. Pero sí le
exigen cambios radicales -que irían contra su propia esencia- como única
oportunidad para salvar el partido y los cada vez más escasos muebles
que restan en el almacén. “Políticos en lugar de burócratas”, subrayan.
Entre los nombres que se citan a recuperar están los de Alfonso Alonso y Esteban González Pons, entre otros.
De los nombres apuntados como recambio (Núñez Feijóo y Cifuentes),
aunque existen algunas dudas, fundamentalmente por los equipos y las
afinidades, no hay muchos más candidatos a día de hoy. El presidente
gallego cuenta con bastantes partidarios en el entramado central y el
resto de los 'barones' populares.
La presidenta madrileña
–buena imagen pública lejos de la antigualla y la 'derechona'- depende
de los resultados que obtenga próximamente en la Comunidad de Madrid,
pese a estar rodeada de determinados ribetes de épocas de antaño. No hay
más mirlos blancos a la vista. “Queremos que Rajoy recupere a los mejores.
No hay otra solución”. Para el recambio en la cúspide tiene que bajar
todavía mucha agua bajo los puentes. Esa asignatura, históricamente, en
la derecha siempre ha sido un rumbo a lo desconocido.
El gran problema es que el tiempo no se detiene. Hay en poco más de un año otras elecciones decisivas en lontananza. Ya no cuela aquello de “PP o el caos”. Nada es para siempre. Salvo la muerte.
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