MADRID.- El consumo de aceite de oliva ha
caído en España a su nivel más bajo en los últimos cinco años, algo que
sin embargo se ha logrado compensar con el fuerte avance de las
exportaciones. Al cierre de la última campaña 2016/2017 el pasado 30 de
septiembre, con una cosecha corta, las ventas del oro líquido en el
mercado interior se han reducido a 457.200 toneladas, lo que supone un
8,9% menos que en la anterior, revela hoy elEconomista.
La razón, según explican en el sector,
está en la fuerte subida que han experimentado los precios a lo largo
del ejercicio.
El
precio en el campo del aceite de oliva virgen extra llegó a batir la
pasada primavera el récord de la última década, y tras subir un 37% se
llegó a situar en mayo en 3,84 euros por litro, respecto a los 2,8 euros
que marcaba un año antes. El virgen subió, en la misma línea, un 38%,
hasta 3,75 euros; y el lampante, que necesita ser refinado para su
consumo, un 41,5%, desde 2,6 hasta 3,68 euros.
"La subida es consecuencia de la
poca disponibilidad de producto a nivel mundial", explicaba ya entonces
el sindicato agrario Asaja, recordando que está pasando algo similar en
otros países productores como Italia, Grecia, Portugal o Túnez.
Con la pertinaz sequía de fondo y
frente a las razones climatológicas, organizaciones de consumidores
como la OCU han mantenido sin embargo también en varias ocasiones que
"estas subidas se explican más por la especulación que por una escasez
de aceituna".
El aumento de los costes de la materia prima, que ha
llevado a que el litro de aceite de oliva virgen extra haya llegado a
rondar en algún momento hasta los 6 euros en el lineal de los
supermercados, ha provocado un desvío del consumo por parte de los
españoles hacia productos mucho más económicos, como el de girasol.
Aunque el consumo nacional
experimenta habitualmente fuertes oscilaciones, dependiendo precisamente
de los precios, lo cierto es que está así actualmente muy lejos de las
cifras históricas alcanzadas en la campaña 2013/2014, cuando las ventas a
escala nacional superaron las 536.000 toneladas.
Ante esta situación, el descenso
en la venta de aceite de oliva a nivel nacional, que en el mercado no
dudan de calificar como "preocupante", se ha podido compensar sin
embargo con un fuerte aumento en el ámbito de las exportaciones.
Y es que España sigue avanzando
con paso firme y ha cerrado la campaña en el exterior con un total de
949.300 toneladas, lo que supone no sólo un incremento del 9,3% respecto
a las 868.100 toneladas de la campaña anterior, sino cerrar la segunda
mejor de la historia, por detrás tan sólo de la histórica de 2013/2014,
cuando se superaron los 1,1 millones de toneladas.
El pasado 2 de noviembre, el
presidente de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español, Pedro
Barato, aseguraba en este sentido que "si las exportaciones han sido el
motor de la recuperación, nosotros hemos sido la bomba de inyección y el
año pasado exportamos aceites de oliva por valor de 3.365 millones de
euros, lo que colocó nuestro producto como el más importante de la
agroalimentación española, por delante de la carne de porcino, cítricos y
vino".
Barato, que hizo estas
declaraciones durante una gala de entrega de premios de la
Interprofesional a los Aceites de Oliva, en colaboración con
elEconomista, aseguró además, que vamos camino de pulverizar otra vez
ese récord, ya que entre enero y marzo de este mismo año hemos superado,
por primera vez en la historia, los 1.000 millones de euros exportados
en tan solo un trimestre.
Para
la Interprofesional, la positiva evolución del mercado exterior
contribuye a la creación de la marca España. "No sólo mostramos en
nuestra botella el nombre de España, lo estamos convirtiendo en un
reclamo para los consumidores de todo el mundo; nuestros aceites son de
la más alta calidad, saludables y enriquecen las cocinas de los cinco
continentes, porque son españoles", aseguró Barato.
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