CARTAGENA.- El Servicio de Anatomía Patológica del Hospital General Universitario Santa Lucía permite mejorar el diagnóstico del cáncer de pulmón gracias a una técnica que consigue rentabilizar las muestras de los pacientes y aglutinarlas para la realización de diversas pruebas y complementar su análisis.
Se trata de una técnica de boques
celulares, empleada para la detección de células anormales en el cuerpo,
con histogel de muestras procedentes de punciones de aguja fina (PAAF)
que se recogen mediante ecografía endobronquial (EBUS).
Así lo
ha explicado el coordinador del Servicio de Anatomía Patológica del
Hospital Santa Lucía, Joaquín Moya Biosca, en su presentación dentro de
la XLIX Reunión de la Asociación Territorial de la Región de Murcia de
Anatomía Patológica que se ha celebrado esta mañana en el recinto
hospitalario de Cartagena.
Este procedimiento fue presentado,
además, como póster en el XXVIII Congreso Nacional de la Sociedad
Española de Anatomía Patológica (SEAP) celebrado en Valencia del 24 al
26 de mayo de 2017 siendo premiado en el apartado de calidad.
La
mayor parte de los pacientes con cáncer de pulmón son diagnosticados,
estadificados o re-estadificados utilizando muestras pequeñas obtenidas a
través de broncoscopía o punción aspiración.
En la actualidad,
el avance científico permite el tratamiento personalizado del cáncer de
pulmón, por lo que el tejido no se requiere solamente para el análisis
histológico-morfológico sino también para el análisis molecular que
ayuda a predecir los resultados de determinadas terapias sistémicas.
Dentro
de la variedad de maneras de procesar las muestras de pequeño volumen
para el diagnóstico y la tipificación molecular, la guiada por ecografía
endobronquial (EBUS) provee de muestras de cantidad y calidad
suficientes para el diagnóstico y el análisis molecular.
Sin
embargo, explica Moya, "al ser poco el material que obtenemos, diseñar
protocolos y técnicas que nos permitan maximizar el volumen de la
muestra para poder aplicar diferentes técnicas de análisis en el
laboratorio".
El éxito del tratamiento del linfoma
Por otra parte, los factores genéticos influyen en la eficacia tienen en cada paciente los tratamientos contra tipos de cáncer del sistema inmunitario como el linfoma, por lo que es fundamental ofrecer terapias personalizadas y adaptadas a cada caso para mejorar su eficiencia y garantizar el éxito.
Así se desprende de un estudio llevado a cabo por la farmacéutica del hospital Santa Lucía de Cartagena María del Rocío Gutiérrez, que ha realizado el primer estudio fármaco-genético que establece una influencia clara de determinados factores genéticos relacionados con la muerte celular en pacientes diagnosticados de linfoma folicular.
En concreto, el estudio ha tomado como punto de referencia pacientes que reciben tratamiento con el fármaco denominado "rituximab" para tratar el linfoma folicular, que es el segundo tipo de los denominados "linfomas no Hodgkin" más frecuente.
Este tipo de linfoma representa en torno al 20 por ciento del total de los numerosos linfomas que existen en la actualidad y es del tipo "indolente" ya que tiene un crecimiento muy lento y que no suele manifestarse de forma precoz.
La forma de tratamiento más frecuente es con el mencionado "rituximab", un sistema de inmunoquimioterapia basado en anticuerpos monoclonales que reconocen las células tumorales y provocan su muerte.
Sin embargo, la eficacia de ese tratamiento varía de unos pacientes a otros y, según el estudio de Gutiérrez, las variables genéticas son determinantes en el mecanismo de acción del fármaco.
Para llevar a cabo el estudio la farmacéutica ha analizado un grupo de 126 pacientes con un largo periodo en tratamiento, tanto del Santa Lucía como del hospital Morales Meseguer de Murcia.
Gutiérrez ha insistido en la importancia de hacer estudios del perfil genético de este tipo de pacientes antes de establecer sus terapias con "rituximab" dentro de los protocolos habituales de los tratamientos para mejora la respuesta.
El éxito del tratamiento del linfoma
Por otra parte, los factores genéticos influyen en la eficacia tienen en cada paciente los tratamientos contra tipos de cáncer del sistema inmunitario como el linfoma, por lo que es fundamental ofrecer terapias personalizadas y adaptadas a cada caso para mejorar su eficiencia y garantizar el éxito.
Así se desprende de un estudio llevado a cabo por la farmacéutica del hospital Santa Lucía de Cartagena María del Rocío Gutiérrez, que ha realizado el primer estudio fármaco-genético que establece una influencia clara de determinados factores genéticos relacionados con la muerte celular en pacientes diagnosticados de linfoma folicular.
En concreto, el estudio ha tomado como punto de referencia pacientes que reciben tratamiento con el fármaco denominado "rituximab" para tratar el linfoma folicular, que es el segundo tipo de los denominados "linfomas no Hodgkin" más frecuente.
Este tipo de linfoma representa en torno al 20 por ciento del total de los numerosos linfomas que existen en la actualidad y es del tipo "indolente" ya que tiene un crecimiento muy lento y que no suele manifestarse de forma precoz.
La forma de tratamiento más frecuente es con el mencionado "rituximab", un sistema de inmunoquimioterapia basado en anticuerpos monoclonales que reconocen las células tumorales y provocan su muerte.
Sin embargo, la eficacia de ese tratamiento varía de unos pacientes a otros y, según el estudio de Gutiérrez, las variables genéticas son determinantes en el mecanismo de acción del fármaco.
Para llevar a cabo el estudio la farmacéutica ha analizado un grupo de 126 pacientes con un largo periodo en tratamiento, tanto del Santa Lucía como del hospital Morales Meseguer de Murcia.
Gutiérrez ha insistido en la importancia de hacer estudios del perfil genético de este tipo de pacientes antes de establecer sus terapias con "rituximab" dentro de los protocolos habituales de los tratamientos para mejora la respuesta.
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