ALICANTE.- La recuperación del sector inmobiliario en la provincia de Alicante va por zonas. Una cosa es el litoral, donde la actividad ha renacido, no con las magnitudes de la época del boom, pero se ha reactivado en definitiva; y otra cosa muy distinta es el interior, en el que el encefalograma plano parece irreversible. Apenas hay negocio en los municipios alejados de la costa. La demanda se ha volcado en las poblaciones costeras en busca de primeras residencias y casas para las vacaciones; el interior sigue pasando su particular invierno inmobiliario, según publica 'El Mundo'.
Hay un ladrillo de dos velocidades en Alicante: el de la costa, con nuevos proyectos y perspectivas de mejora, y el de interior, que casi ha desaparecido.
La Vega Baja, con Orihuela y Torrevieja,
Alicante ciudad y algunos puntos de las Marinas, son la cara de este
mercado dual; el Vinalopó y las comarcas de interior, como, Elda, Alcoy, Ibi, Villena,
etc, son la cruz. Ver aquí una grúa trabajando en una promoción de
viviendas es casi un milagro. La inversión en esta parte de la provincia
es meramente testimonial. La costa concentra el grueso del dinero que
quiere invertir en promociones.
Lo dicen los últimos datos del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Alicante.
La provincia cerró 2016 con visados para 4.829 viviendas nuevas, lo que
supone un 19% más que en 2015. Se trata del mejor registro de los
últimos ocho años. Hay que remontarse a 2008 para
encontrar un dato más alto de viviendas nuevas visadas en Alicante. Ese
año se registraron 8.103; fue el inicio de la crisis económica en
general, y la del sector inmobiliario en particular.
No en vano, un año antes, en 2007, en Alicante se concedieron visados
para la construcción de 31.655 casas. La media de inmuebles de nueva
edificación visados en el periodo 2000-2007 fue de 44.740 anuales, un
nivel impensable en estos momentos e irrepetible dadas las condiciones
actuales del mercado.
En este contexto, la Vega Baja capitaliza un año más el resurgimiento de la promoción inmobiliaria provincial. Orihuela es el centro neurálgico de la construcción de casas nuevas,
con 909 en 2016; le sigue Torrevieja, con otras 585; también en la
comarca sureña destacan Pilar de la Horadada (388), Rojales (184),
Guardamar (168), y Algorfa-Benejúzar (163). La mitad de todas las
viviendas nuevas que se iniciaron el año pasado en Alicante se localizan
en la Vega Baja.
Los números
La comarca se ha llevado unos 140 millones
de euros de los 358 invertidos en la provincia según los distintos
presupuestos de ejecución material registrados por el Colegio de
Aparejadores en 2016. La respuesta de la demanda de vivienda vacacional,sobre todo extranjera,
explica que la Vega, especializada en este segmento de mercado en los
últimos años, se haya convertido en la locomotora del sector. Y a esta
clientela, según fuentes empresariales, no le interesa por lo general el
interior de la provincia.
Alicante (con una demanda también de segunda residencia y primera vivienda) y las Marinas
(otro mercado tradicional del público foráneo) son las otras grandes
plazas de la construcción de viviendas. La capital de la provincia por
fin ha remontado el vuelo, y se apunta unas 500 casas nuevas, mientras
que poblaciones como Benidorm suman 323, Calp (128), y
Xàbia (259); Finestrat, La Vila y Dénia también arañan poco a poco
posiciones aunque lejos de las marcas de la Vega Baja.
Por su parte, en Elche se dieron permisos para 178 viviendas nuevas. Y en el interior, poco o casi nada. Alcoy,
con cuatro viviendas, es el principal ejemplo de la depresión
inmobiliaria en el interior de la provincia. En esta tendencia también
figuran Elda(6), Petrel (6), Villena (3), San Vicente (15), Ibi (2),
Novelda (9), o Crevillente, siempre según 'El Mundo'.
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