MADRID.- Con sus campos todavía dañados y un proceso de recolección
desajustado por una reciente inundación, los agricultores del sureste
español, principales productores de lechuga de Europa, advierten que los
problemas de suministro van a durar al menos un mes y medio más.
"Hasta finales de marzo o principios de abril no estaremos
al 100%", vaticinó Laureano Montesinos,
director comercial de Fruveg, una empresa de la Región de Murcia que
durante ocho meses al año produce diversos tipos de lechugas al aire
libre y el resto, melones.
"Este año no vamos a plantar aquí", explica Javier Soto,
gerente de la compañía hispano-alemana Agrar Systems, mostrando bajo un
fuerte viento una parcela inutilizada por un torrente de agua que dejó
en la tierra un profundo surco.
Un poco más allá, en otra parcela de su empresa, pueden
verse las lechugas recubiertas de barro y con las hojas exteriores
podridas, a causa de las inundaciones de diciembre, las peores en el Campo de Cartagena en los últimos setenta años.
La Región de Murcia y las provincias vecinas de Valencia,
Alicante y Almería suministran en invierno el 80% de la lechuga que se
consume en Europa.
En los últimos meses se vieron afectadas por dos calamidades
sucesivas: inundaciones a mitad de diciembre, y en enero nevadas y
heladas insólitas en más de tres décadas. A ello se sumó que en los
países que completan la producción (Italia, Grecia y Turquía) hubo
también heladas, destructivas para estas plantas frágiles que se
cultivan al aire libre.
Con la tierra anegada, los agricultores españoles no
pudieron durante dos semanas trasplantar en sus campos las lechugas,
criadas en un primer momento en semilleros.
El efecto fue particularmente sensible en Murcia, que
exporta más de dos tercios del total español y en 2015 facturó por ello
423 millones de euros.
Esto se ha traducido en una caída de la producción del 30%, y
en una duplicación del precio de la lechuga destinada a supermercados
ingleses, franceses, alemanes y nórdicos.
Dicha caída ha sorprendido a casi todos los agricultores sin
un seguro de riesgo, ya que según explicaron, no es habitual
contratar uno en una zona por lo general muy soleada y exenta de heladas
y nevadas.
Según los productores, el desajuste de las cosechas inducido
por la imposibilidad temporal de trasplantar se va a seguir sintiendo
hasta finales de marzo.
"En las dos o tres próximas semanas van a estar faltando
entre un 30 y un 40% de minirromanas, un 30% de iceberg y un 40 o 50% de
lechugas de tipo lollo", pronostica Javier Soto, cuya empresa exporta
un 90% de su cosecha a Alemania.
"Ahora en marzo viene un fallo físico. Como no se
transplantó, no se va a poder cosechar, porque el producto no está en el
campo", abunda Montesinos, afirmando que por culpa de esta crisis su
empresa ha perdido "más del 60%" de la producción de lechuga, destinada
en un 99% a clientes europeos.
Felipe Gómez, director comercial de la empresa Peregrin en
Pulpí (Almería), coincide con Montesinos en que "va a haber una ligera
recuperación en la segunda mitad de febrero".
Sin embargo, pronostica una "caída impresionante en marzo",
del orden del 30 o 40% en la primera quincena, "porque no se ha podido
hacer el trasplante" a su debido tiempo.
Montesinos señala que actualmente se está suministrando al
extranjero el 50% de la producción habitual, e insiste en que en el
sureste español "el productor está haciendo lo habido y por haber por
entregar al máximo".
A la espera de recuperar la normalidad, los clientes han
rebajado los estándares de peso exigidos, de forma que las lechugas
iceberg ya no se venden a 500 gramos la pieza, sino a 400, 350 o incluso
300.
Esta alternativa puede no obstante convertirse en una
trampa, ya que si se recoge demasiado pronto la lechuga, habrá que
esperar más tiempo a que la siguiente cosecha esté lista, observa Javier
Soto.
Su empresa se negó por ello la semana pasada a cortar
lechuga minirromana, una especie de la que suele sacar de la tierra 1,2
millones de piezas semanales.
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