Pese a que
durante sus debates con Hillary Clinton, Donald Trump criticó
abiertamente a la presidenta de la Reserva Federal, Yanet Yellen, por
hacer política jugando con la estrategia monetaria norteamericana, desde
que ha jurado su cargo no le ha hecho ninguna mención. Y eso que
prácticamente lo ha hecho contra todo y contra todos. En la última
embestida le ha tocado el turno a la canciller alemana, Angela Merkel, a
quien ha dirigido duras palabras.
Después
de sus ataques contra México y China, Trump ha decidido centrarlos
ahora contra Alemania. Lo ha hecho por vía interpuesta, a través de
uno de sus consejeros, Peter Navarro, director del Comité Asesor en
Comercio de Donald Trump, quien ha acusado a Alemania de aplicar el
‘dumping’ comercial.
Considera el asesor comercial que
aprovechándose de un euro débil, al que ha calificado de
euro-europeo, no un euro-alemán, Alemania ha logrado su
importante superávit comercial con EEUU. Para los americanos la
calidad de los productos alemanes no tiene ninguna influencia para
conseguir su superávit.
Con esta afirmación de su
consejero, Trump confirma su voluntad de hacer bajar el dólar.
Habremos vuelto a la guerra de divisas que tantos perjuicios ha
provocado en el ámbito comercial de todo el mundo.
Lo
anticipado por su consejero muestra con claridad que su
intención va más allá del ámbito económico. Tiene una clara
connotación política y claro deseo de sembrar cizaña entre los
socios de la Unión. Y, de hecho, parece claro el intento de tratar
de aumentar el sentimiento anti alemán y aumentar el clima para que
florezcan los populismos.
Está claro que no le va a parar
nadie. Falta por saber hasta dónde quiere llegar. Durante la campaña
ya dio pistas de cuál sería el camino que quiere marcarle a la
presidenta de la Reserva Federal. En ese mencionado debate con
Clinton llegó a decir que “cuando Obama se vaya a jugar al golf, y la
FED suba los tipos de interés, vamos a ver cosas muy feas".
Trump
no ha vuelto a insistir sobre ello. En cambio un año antes no
descartó volver al patrón oro. Fue en noviembre de 2015 cuando habló
de que volver a esta medida aunque sería algo muy difícil, a la vez
que extraordinario, porque permitiría basar el dinero en un
patrón.
Está claro que no le gustan los actuales criterios por
los que los mercados optan por una u otra moneda. Las
declaraciones de Navarro no se han hecho en un día cualquiera. Se ha
producido justo el día en que la Reserva Federal ha iniciado su
primera reunión del año sobre política monetaria, en la que
analizará el ritmo del alza de tipos de interés.
Tras la
pasada reunión del Comité de Política Monetaria, la presidenta de la
FED comentó que consideraba probables hasta tres rondas de ajuste
monetario, reflejo de la mejoría de la situación económica del
país.
Trump, además de criticar la política de bajos tipos de
la Reserva Federal ha sugerido una posible sustitución de Yanet
Yellen una vez que su mandato expire en febrero del año que viene.
Aunque,
dado el ritmo que ha impuesto Donald Trump a sus decisiones,
parece que sería mucho tiempo. Demasiado esperar sin que antes fuerce
la dimisión de Yellen si algo no le gustara. No nos podíamos
imaginar una situación así hace solo unos meses. Esto situación no
es buena para nadie en el mundo.
El Gobierno no quiere
sorpresas. Luis de Guindos ha pedido a los grupos parlamentarios
su apoyo en las reformas que plantea el gobierno ante la única
amenaza que en su opinión podría tener un gran impacto en el ritmo
de crecimiento de la economía española: una subida de los tipos de
interés en la eurozona.
Considera que si se le suma un
elemento adicional de desconfianza en nuestra economía, tendría
un efecto agravado con un impacto que da por rápido e intenso.
Son
más que comprensibles las críticas del expresidente del
Gobierno, Felipe González, al afirmar que ve "demasiada cobardía
internacional anti Trump" al que acusa de querer liquidar Europa y
las relaciones trastlánticas.
(*) Periodista
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