Italia ha
vuelto a hacer una jugada maestra en Bruselas. Frente a lo aprobado por
el Consejo Europeo, convertido en norma de obligado cumplimiento, que
exige que los accionistas y tenedores de bonos corran con parte del
coste del rescate de una entidad financiera en dificultades, el Gobierno
del nuevo primer ministro, Paolo Gentiloni, ha conseguido utilizar el
sistema de garantías que evita tener que acudir a una ampliación de
capital de urgencia. Su ministro de Economía, Pier Carlo Padoan, incluso
se ha permitido criticar al Banco Central Europeo.
Padoan
ha criticado la opacidad que ha acompañado las exigencias de
aumento de capital decididas por el Banco Central Europeo, frente a
las estimaciones de Italia y ha expresado que quieren hacerles
chivos expiatorios de una estrategia de comunicación de la
institución que preside Mario Draghi.
Roma considera que el
mensaje de dureza de Fráncfort pretende que el resto de países se
atengan a las consecuencias de lo aprobado. Pero justamente este
mensaje de dureza, sin dar explicaciones a los mercados de por qué
se ha hecho así, es interpretado por el Gobierno italiano como la
razón fundamental por la que el MPS no ha podido conseguir la
ampliación de capital privada que hubiera evitado la ayuda de
Estado que ahora necesita.
Lo que ha conseguido Italia es que
la Comisión Europea le autorice prolongar su programa de garantía
bancaria durante seis meses y, de manera individual, que el plan
incluya también al banco Monte dei Paschi di Siena que atraviesa
grandes problemas de capital. Según las estimaciones italianas
ascendería a 5.000 millones, mientras que el BCE lo cifra en algo
de más de 8.000.
El titular de Economía italiano se queja de que
el BCE solo le ha hecho llegar una carta con cinco líneas y tres
cifras, por lo que se considera maltratado por la institución
que preside su compatriota, que a su vez se ha visto criticado por
Berlín.
La víctima principal es la Unión Bancaria Europea.
Aunque se la ha presentado en los últimos meses como una de las
creaciones clave de la pre crisis financiera desencadenada en el
verano del 2007, esta Unión Bancaria no hace sino mostrar muchas vías
de agua.
Pese a las críticas que ha lanzado Pier Carlo Padoan
desde las páginas del prestigioso Il Sole 24hore, Italia ha
recibido un trato de favor en comparación con las exigencias que
se impusieron al Gobierno de Mariano Rajoy para que rescatara las
Cajas de Ahorros en el momento de mayor tensión de los mercados
financieros mundiales que solo concedían créditos a nuestro país
en condiciones muy duras.
Ahora Italia, como ya consiguieron
Grecia y Portugal, van a poder reflotar sus bancos con dinero público
pese a las exigencias del nuevo mecanismo de resolución que
entró en vigor el 1 de enero de este año que está a punto de finalizar
y que prohíbe estas prácticas al tiempo que exige que asuman sus
costes, entre otros, los accionistas y tenedores de bonos de la
entidad concernida.
Pese a ello Italia critica la dureza de
la comunicación del Banco Central Europeo al que considera rehén
de la prensa germana. Los medios alemanes han criticado la medida
aprobada de laxista que podría conllevar la posibilidad de que
los contribuyentes europeos tengan que participar en el rescate.
El
semanario Der Spiegel habla de salvamento ‘a la antigua usanza’ y
de miles de millones para un zombi. Además, ha vuelto a criticar
directamente a Mario Draghi quien habría permitido llegar a esta
situación durante sus años de gobernador del Banco de Italia.
Medios
financieros españoles recuerdan que también Draghi ha
autorizado que el Deutsche Bank tenga menos capital del que debiera
el próximo año después de sus dificultades con el supervisor de
EEUU. Así podrá tener una ratio CET-Tier1 de 9,51 % para el 2017 frente a
la exigencia prevista del 10,76%.
Estas excepciones hacen
difícilmente creíble el presentado como ‘gran logro de la Unión
Bancaria’ y deja a las claras que la solución ante una eventual
futura crisis todavía no existe.
(*) Periodista
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