CARTAGENA.- La Consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente prepara una
exposición fotográfica sobre los antiguos pobladores de Calblanque, que
tendrá lugar el próximo mes de junio, en el punto de información 'Las
Cobaticas', donde desarrolla su trabajo el Servicio de Atención al
Visitante de la Oficina de Impulso Socioeconómico del Medio Ambiente.
Para ello, invita a los habitantes del entorno a que aporten fotos,
utensilios e informaciones que ayuden a ilustrar los orígenes de las
pequeñas poblaciones que se encuentran en el interior de este Parque
Regional, como Las Cobaticas, Las Jordanas, Huncos y Las Barracas.
A pesar de haber sido lugar de asentamientos prehistóricos,
Calblanque se encontró muy deshabitado debido a las temibles incursiones
piratas, y no fue poblándose hasta principios del siglo XIX, cuando el
Ayuntamiento de Cartagena fue arrendando algunas tierras para uso
agrícola.
Todavía hoy se pueden observar numerosos vestigios del pasado
agrícola de Calblanque. Pozos, acequias, casas cúbicas, aljibes o
terrazas de cultivo están presentes en los paisajes del Parque Regional.
Debido al clima árido de la zona, la agricultura tradicional era de
secano, con cultivos de cereales como el trigo, la avena o la cebada,
así como habas, pésoles, algarrobos, olivos, higueras, acebuches o
almendros. Si la finca disponía de agua, generalmente de pozo, se solían
plantas tomates, pepinos, cebollas, patatas, ñoras o alfalfa para el
ganado. Además, en las terrazas se acostumbraba a cultivar en bancales,
cuyos hondos se aprovechaban para plantar sandías, melones o viñas.
Según el testimonio de algunos vecinos, como Juan Huertas, que
actualmente reside en Los Belones, los campesinos de Calblanque
realizaban sus tareas a mano y con la ayuda de mulas o asnos, aquellos
que podían permitírselo. Para muchas familias la agricultura tradicional
era un medio de subsistencia y se alimentaban básicamente de lo que
cultivaban o intercambiaban con sus vecinos: pan, almendras, higos,
embutidos, entre otras cosas. De cabras y ovejas obtenían leche, carne,
lana para los colchones y estiércol para abonar los campos. Únicamente
vendían el sobrante y compraban algunos productos a los comerciantes que
iban recorriendo las poblaciones.
Los habitantes de Calblanque también sabían aprovechar las plantas
del entorno. Con el abundante esparto realizaban artesanalmente cuerdas,
esteras, cestas, serones o calzado, y con las hojas de palmito
fabricaban escobas para comercializarlas.
Con las sucesivas transformaciones económicas, tecnológicas y
sociales, pero sobre todo con el progresivo auge del turismo, los
habitantes de Calblanque fueron abandonando la vida rural para dedicarse
a otros oficios y despoblaron la zona. No obstante, todavía hoy
perduran actividades tradicionales como la apicultura y el pastoreo y
algunos descendientes o allegados de otros lugares mantienen con vida
los pequeños núcleos de población del Parque Regional.
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