El nuevo
consejero delegado del BBVA, Carlos Torres, ya lo tenía difícil pero le
ha salido peor. Los mercados no han entendido su intento de justificar
los decepcionantes resultados de la entidad, ni se han creído del todo
su promesa de que el banco irá de menos a más en lo que resta de año.
Como resultado en la sesión de este jueves las acciones han caído el
6,78 %. Casi exactamente lo mismo que pierde en lo que va de año.
El
resumen de lo que ha sucedido este primer trimestre difícilmente
podría ser peor. Un beneficio de 709 millones que supone una caída
de casi el 54 % con respecto al primer trimestre del año pasado.
Este decepcionante resultado está muy por debajo del consenso de
los analistas que apostaban por unos beneficios que se hubieran
situado en el entorno de los 825 millones supone.
Con todo hubieran estado muy por debajo de lo sucedido en el primer
trimestre del 2015 cuando el banco hablaba de haber disparado su
beneficio del primer trimestre el 146,2%, hasta los 1.536 millones
de euros.
Bien es cierto que entonces lo hizo gracias a las
plusvalías extraordinarias que generó por la venta de su
participación en el banco chino Citic. Pero es que sin contar con
esos extraordinarios, el grupo se anotaba una mejora del
beneficio del 52,8%, hasta los 953 millones de euros, muy lejos del
resultado del mismo periodo en 2016.
El grupo que preside
Francisco González presumía de haber impulsado sus cuentas con una
significativa mejora de sus ingresos y la reducción de costes.
El
margen de intereses, creció un 17% hasta los 3.624 millones de
euros.
Nada que ver con los tres primeros meses de este trimestre: sin
extraordinarios, con menores resultados por operaciones
financieras y la depreciación de las divisas de los mercados
donde opera han dado un triste resultado.
El consejero
delegado confía en dar la vuelta a los resultados, mantener un
doble dividendo para este ejercicio y elevarlo a tres para el
próximo. Pero no ha anticipado como dará la vuelta a este panorama
del que conviene destacar que pierde en todas las zonas geográficas
donde opera.
En México, país que aporta el grueso de los
beneficios de la entidad, los 489 millones de beneficios de
este primer trimestre suponen una caída del 6,9 %.
Hay que
reconocer que sin la depreciación de la divisa hubiera supuesto
una mejora de algo más del 10 %. Estas situaciones contra factuales
no sirven de mucho.
En España la caída respecto del año pasado
ha sido todavía mayor. Los 234 millones de beneficios suponen un
recorte del 23,6 %. Si se le descuentan las pérdidas de 113 millones
que ha registrado la unidad inmobiliaria, los resultados en
España son manifiestamente mejorables.
En América del Sur,
los 182 millones de beneficios suman otra caída del 20 % a los
recortes de beneficios ya anunciados.
Con todo, el banco no
ha anunciado una revisión de sus expectativas en lo que queda de
año. No ha lugar a la revisión de previsión de beneficios porque
abandonó esta práctica ya hace años, pero ya pueden darse prisa. El
comportamiento en lo que va de año no puede ser más decepcionante,
se deja el 6,7665 %, frente al 0,069 que pierde el primer banco
europeo, el Santander, entidad que siempre se ha puesto como
referencia en el sector.
(*) Periodista
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