MURCIA.- Un proyecto europeo liderado por la
Universidad de Barcelona trata de establecer mediante un programa
informático criterios para evaluar la riqueza medioambiental de los
cursos intermitentes.
El estado ecológico se ha convertido en un criterio fundamental para
clasificar los distintos tramos de los ríos en la Unión Europea,
recogido por ejemplo en los planes hidrológicos de cuenca. Pero, ¿cómo
se mide el estado ecológico de un curso de agua intermitente? Ahora el
proyecto europeo Life+ Temporary Rivers (Trivers) de la Universidad de
Barcelona ha desarrollado un programa informático especializado en la
evaluación de este tipo de ecosistemas y el primer lugar para testarlo
ha sido la cuenca del Segura y, más concretamente, el río Chícamo, en
Abanilla. Durante una reunión celebrada en la sede de la Confederación
Hidrográfica del Segura, representantes de la universidad, de la
Confederación Hidrográfica del Júcar, del Instituto de Diagnóstico
Ambiental y Estudios del Agua, y de la Agencia Catalana del Agua han
puesto en común todos los avances científicos en esta materia.
En este sentido se ha determinado que los ríos temporales pasan por diferentes etapas, que transitan desde el flujo abundante de la primavera hasta llegar a secarse completamente, pasando por las pozas de agua desconectadas. Esta variabilidad hace muy difícil caracterizar el estado ecológico con las metodologías habituales. "Uno de los problemas más importantes es saber en qué momento se debe muestrear; ya que el caudal de agua es intermitente dependiendo de la época del año, la meteorología y también los efectos de la intervención humana", explica Narcís Prat, catedrático del Departamento de Ecología, director del Grupo de Investigación Freshwater Ecology and Management de la Universidad de Barcelona y coordinador del proyecto Trivers.
Para ayudar a describir la evolución de las características hidrológicas de cada río en función del tiempo y determinar de ese modo la probabilidad de que se encuentre seco en diferentes momentos del año, el software desarrollado (denominado TREHS) incorpora los datos históricos disponibles sobre los caudales de cada río, así como datos de simulaciones a partir de modelos de escorrentía de agua. Además, permite obtener o completar esta información a partir de entrevistas con vecinos. "Estas estadísticas nos permitirán determinar el estado hidrológico del río, saber si es temporal de forma natural o no, y ayudar en la selección del calendario de muestreo más adecuado al régimen temporal y también en la interpretación de los las muestras biológicas", explica Francesc Gallart, investigador del IDAEA-CSIC.
Durante la reunión se han presentado los resultados de los muestreos de campo realizados en 2015, tanto los datos hidrológicos como los resultados preliminares de los datos biológicos. "Los datos indican una clara disminución de la calidad biológica a partir del momento en que el río deja de fluir y solamente quedan pozas", explica Núria Cid, investigadora posdoctoral del Departamento de Ecología de la UB.
Además, las ramblas o ríos temporales efímeros han sido también tratados mediante una aproximación para su evaluación a cargo de Teodoro Estrela, jefe de la Oficina de Planificación Hidrológica de la Confederación del Júcar.
Según los participantes, la jornada ha sido muy satisfactoria y ha servido para iluminar las problemáticas que encuentran los gestores a la hora de definir objetivos medioambientales y evaluar el estado ecológico de los ríos temporales. "Todavía están muy poco reconocidos; pero por su interés ecológico se deberían valorar más, proteger y gestionar adecuadamente", concluye Núria Cid.
En este sentido se ha determinado que los ríos temporales pasan por diferentes etapas, que transitan desde el flujo abundante de la primavera hasta llegar a secarse completamente, pasando por las pozas de agua desconectadas. Esta variabilidad hace muy difícil caracterizar el estado ecológico con las metodologías habituales. "Uno de los problemas más importantes es saber en qué momento se debe muestrear; ya que el caudal de agua es intermitente dependiendo de la época del año, la meteorología y también los efectos de la intervención humana", explica Narcís Prat, catedrático del Departamento de Ecología, director del Grupo de Investigación Freshwater Ecology and Management de la Universidad de Barcelona y coordinador del proyecto Trivers.
Para ayudar a describir la evolución de las características hidrológicas de cada río en función del tiempo y determinar de ese modo la probabilidad de que se encuentre seco en diferentes momentos del año, el software desarrollado (denominado TREHS) incorpora los datos históricos disponibles sobre los caudales de cada río, así como datos de simulaciones a partir de modelos de escorrentía de agua. Además, permite obtener o completar esta información a partir de entrevistas con vecinos. "Estas estadísticas nos permitirán determinar el estado hidrológico del río, saber si es temporal de forma natural o no, y ayudar en la selección del calendario de muestreo más adecuado al régimen temporal y también en la interpretación de los las muestras biológicas", explica Francesc Gallart, investigador del IDAEA-CSIC.
Durante la reunión se han presentado los resultados de los muestreos de campo realizados en 2015, tanto los datos hidrológicos como los resultados preliminares de los datos biológicos. "Los datos indican una clara disminución de la calidad biológica a partir del momento en que el río deja de fluir y solamente quedan pozas", explica Núria Cid, investigadora posdoctoral del Departamento de Ecología de la UB.
Además, las ramblas o ríos temporales efímeros han sido también tratados mediante una aproximación para su evaluación a cargo de Teodoro Estrela, jefe de la Oficina de Planificación Hidrológica de la Confederación del Júcar.
Según los participantes, la jornada ha sido muy satisfactoria y ha servido para iluminar las problemáticas que encuentran los gestores a la hora de definir objetivos medioambientales y evaluar el estado ecológico de los ríos temporales. "Todavía están muy poco reconocidos; pero por su interés ecológico se deberían valorar más, proteger y gestionar adecuadamente", concluye Núria Cid.
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