El Ibex-35 ha cerrado la sesión del lunes con una caída del 0,91 por
ciento y ha firmado su peor mes de agosto desde mayo de 2012 al acumular
un retroceso del 8,24%, penalizado por los grandes valores del mercado
español y las crecientes expectativas de que la Reserva Federal de
Estados Unidos se decante por subir tipos antes de finales de año. Los
analistas destacan cómo el previsible endurecimiento de la política
monetaria de la Fed ha venido a sumarse a la inquietud sobre la
evolución de la economía china, que tantos sobresaltos ha deparado a los
parqués mundiales durante las últimas semanas.
“Las recientes declaraciones del vicepresidente de la Fed
estadounidense (Stanley Fischer) han abierto de nuevo las puertas a una
subida de tipos de interés en Estados Unidos este año y esto ha
penalizado a las bolsas internacionales”, ha dicho Ángel Pérez, analista
de Renta 4.
El vicepresidente del banco central estadounidense, Stanley Fischer,
vaticinó el sábado que la inflación en Estados Unidos probablemente se
acelerará a medida que las presiones derivadas de la apreciación del
dólar se disipen, lo que permitiría una subida gradual de tipos. De
hecho, él sostuvo que el banco central no debería esperar hasta alcanzar
la meta anual del 2% para iniciar la esperada subida de tipos de
interés.
Fischer hizo estas consideraciones en un discurso en el retiro anual
en Jakcson Hole (Wyoming, EEUU) que reúne a los gobernadores de los
principales bancos centrales del mundo. Pero las noticias procedentes
del cónclave no apuntan todas en la misma dirección.
Aunque la mayor parte de los expertos considera que, en su reunión
del próximo 16 y 17 de septiembre, la Fed decidirá finalmente la
anticipada subida de los tipos de interés de referencia, que desde
finales de 2008 se encuentran cercanos al 0 %, las dudas sobre China y
su repercusión en los mercados han provocado que se alcen voces que
piden prudencia y recomiendan aguardar a que la recuperación sea más
sólida. La situación china pesa mucho pero los partidarios de demorar la
decisión también se acogen a la necesidad de que la inflación sea más
propicia, ya que en julio pasado la inflación interanual cerró en un 0,2
% en Estados Unidos tras haber entrado en junio en terreno positivo por
primera vez en lo que va de año, muy lejos de la meta del 2 % que la
Fed considera “saludable” para la marcha de la economía.
Así las cosas, figuras como Alan Blinder, ex vicepresidente de la
Reserva Federal, han predicho, aprovechando la cita de Jakcson Hole, que
no habrá, en principio, subida de tipos de interés. Blinder ha
recordado que a la organización con sede en Washington nunca le gustó
dar sorpresas a los mercados. Por ese motivo, cree que a estas alturas
ya se habrían dado suficientes pistas como para asimilar y otear esa
subida en el precio del dinero, cosa que no ha ocurrido.
Quizá por estas declaraciones, que se han producido en la madrugada
del lunes, el retroceso del Ibex-35 que cedió al cierre un 0,91 por
ciento, hasta los 10.259 puntos, no fue más pronunciado. El paneuropeo
FTSEurofirst 300 cayó un 0,34 por ciento, a 1.430,19 puntos. A
contracorriente destacó Abengoa con un alza de un 3,9 por ciento a 1,089
euros, entre nuevas noticias en prensa sobre negociaciones para apoyar
su ampliación de capital.
En el lado opuesto figuraron los títulos de ArcelorMital con un
descenso de un 4,3 por ciento y Repsol, que perdió un 3,4 por ciento,
por la caída de los precios de las materias primas y perder fuerza el
repunte de los precios del petróleo iniciado la semana pasada. Sacyr,
que al cierre anunció un beneficio de 62 millones de euros a junio,
cerró con una bajada del 2,115 por ciento. El principal valor por
ponderación en el Ibex, Santander , contribuyó a la debilidad del
selectivo al ceder casi un 2 por ciento, mientras que BBVA e Inditex,
perdieron un 1,1 por ciento y un 0,4 por ciento, respectivamente. Los
tres valores juntos suponen más de una tercera parte del Ibex. Otro blue
chip como Telefónica se dejó un 1 por ciento, tras decir que sigue
confiando en su apuesta por Brasil pese a la entrada en recesión del
país.
Ahora hay que estar pendientes del Banco Central Europeo que
celebrará el miércoles y el jueves su primera reunión tras las
vacaciones del verano. Aunque no está previsto que se anuncio un cambio
de política en esta reunión, una vez que se han minimizado los riesgos
vinculados a China, la reciente apreciación del euro amenaza con
debilitar la competitividad de los exportadores europeos. A ello hay que
añadir que la bajada de los precios del petróleo impide que se recupere
la inflación en la eurozona, de apenas un 0,2% interanual en agosto,
muy por debajo del ritmo de algo menos del 2% que desea el BCE.
De momento, la entidad que preside Mario Draghi continúa con su plan
de compra de activos, unos 60.000 millones de euros de deuda,
principalmente pública, precisamente para reactivar la dinámica
inflacionista. La baja inflación es un factor de presión para que el BCE
adopte nuevas medidas de estímulo. Más allá de las citas de la Fed y
del BCE, el protagonismo lo tendrán las urnas, debido a las elecciones
que se celebrarán en España y en Grecia y que, sin duda, también
acapararán la atención de los mercados.
(*) Periodista
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