MADRID.- La conversación con los March, padre e hijo, Carlos y Juan, transcurre de la banca a
la actualidad, de sus aficiones (comparten la pasión por el arte y el
banco) a sus pasos por universidades públicas (Carlos March sacó 23
matrículas de honor de 25 en Derecho de la Complutense), de España a
Europa, de la crítica a las propuestas... recoge hoy 'El País'.
Sobre la salida de la crisis tienen muy claro que “no se pueden echar
las campanas al vuelo, porque tenemos una deuda del 100% del PIB y un
paro insostenible. El modelo español no funciona. Cuando hay empleo, lo
hay en el ladrillo”, resalta Carlos March. Luego mete el dedo en el ojo
en algo que es una constante: “No tenemos sistema educativo, que es la
solución, porque los políticos no invierten en educación porque no es
rentable, porque no da votos”. Para ellos, el modelo productivo pasa por
“una mayor conexión entre Universidad y empresa y sector público con el
privado, que es inexistente”.
No obstante, destacan que la crisis ha dejado cosas positivas como
que las empresas han aprendido a ser competitivas (“se ha visto un
dinamismo que era desconocido”). Pero quizá “lo mejor de la crisis es
que ha destapado la corrupción”, materia en la que “los Gobiernos no han
estado a la altura”.
“Ahora, digo yo que los partidos se financiarán
con más cuidado y los empresarios incompetentes y corruptos serán
menos”, incide Carlos March. “¿Quién es más corrupto, el que cobra o el
que monta una red clientelar para conseguir más votos?, ¿qué es mejor
hacer una autopista o invertir en la universidad, el eje del
Mediterráneo o que los niños tengan más ordenadores y los profesores
estén más preparados?
Yo pago mis impuestos para que sean progresivos,
que se administre de forma correcta, que se gaste en educación o en
ambulatorios; no en ahorrar dos minutos de AVE para ir a Valladolid.
Faltan prioridades. El país se da cuenta de que le cuentan milongas.
Pero ahora ya hay espíritu crítico y, por eso, hay gente indignada”, se
explaya.
“Esperemos que la sociedad civil sea lo suficientemente potente como
para imponerse porque nos queda mucho camino para colmar la diferencia
con los países más avanzados. Tiene que haber más tranquilidad [lo
repite tres veces] en la política y en los comportamientos sociales.
Intentar que izquierdas y derechas sean lo más moderadas posible”. Y
sugiere pactos: “¿Cómo una reforma educativa no se va a hacer por
consenso? Como no haya un proyecto país a largo plazo en cuatro años no
transformas nada”.
Cree que la crisis ha hecho más Europa, pero que “su
única salvación es la federalización”.
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