Panos
Kammenos no es tan rollizo como Evangelos Venizelos, el antiguo ministro
de Finanzas del PASOK en plena tormenta del euro en Grecia en 2012.
Tres años después, Venizelos y los socialistas han desaparecido del
mapa, la tormenta amenaza con degenerar en ciclogénesis explosiva y en
la cartera de Finanzas está Yanis Varufakis, todo un fenómeno. Pero como
ministro de Defensa figura, y de qué manera, un energúmeno orondo y con
la lengua más suelta que nadie. Y ya es decir.
En
menos de una semana, Kammenos la ha armado buena con su dialéctica
de trueno con Berlín. Primero amenazó con enviar a Alemania miles de
refugiados e inmigrantes con papeles en regla, y si eran
yihadistas o algo así, allá películas. Luego insistió en que si la
UE no ayuda, Grecia tendrá que mirar a Rusia porque no puede perder un
gran cliente para sus exportaciones agrícolas y su primer mercado
turístico. Y este sábado se lanza a tumba abierta en una entrevista
con el Bild, el periódico que más está haciendo por su parte para
enervar a los alemanes contra las provocaciones del Gobierno de
Alexis Tsipras y su partido izquierdista Syriza.
Dos
aclaraciones. Una: este fin de semana el asunto de Grecia se está
acelerando, con todo tipo de acontecimientos. Desde el sondeo que
revela que el 52% de los alemanes ya quieren la Grexit hasta el
espectacular reportaje de Varufakis en Paris Match, con
inexplicables fotos melosas de prensa del corazón. Desde la
declaración del alemán Wolfgang Schäuble de que tal como están las
cosas podría producirse una ‘Grexident’ o salida desordenada de
Grecia del euro por accidente, hasta la de comisario de Economía,
Pierre Moscovici, en el sentido de que la salida de Grecia sería ‘el
principio del fin’ del euro.
Segunda aclaración: Kammenos no es
de Syriza, sino de Griegos Independientes, que se formó tras una
escisión en el antiguo partido gobernante Nueva Democracia. Da
igual: popular y populista, el ministro de Defensa contesta a todo
lo que le preguntan Kai Diekmann, Julian Reichelt y Paul Ronzheimer.
Responde con misiles, para algo es ministro de Defensa. Por ejemplo,
con la frase que escoge el diario para titular: ‘Los alemanes se
inmiscuyen en lo que no les concierne’. Es una referencia a
supuestas injerencias del embajador en Atenas que habría
intentado hacer naufragar la coalición con Syriza.
La
entrevista da para dar y tomar. Sobre la exigencia de
indemnización por la II Guerra Mundial: 'Todos los demás países
europeos fueron compensados por los crímenes nazis menos Grecia. No
es nada contra Alemania, sino una obligación histórica, y no es una
discusión teórica sobre si son mil o cien mil millones, sino sobre
el valor real’. Hasta ahora se ha lanzado la cifra de 162.000
millones de euros, pero la comisión creada al efecto podría subir
la factura. De todas formas, Berlín ya ha dicho que no, aunque desde
la oposición han surgido en el Bundestag voces comprensivas con la
reclamación.
Sobre Schäuble: ‘No comprendo por qué un día sí y
otro también hace declaraciones contra Grecia. Es como una guerra
psicológica. Schäuble está envenenando las relaciones entre los
dos países’. Sobre el rescate y la deuda: ‘No necesitamos un tercer
paquete de rescate, sino una quita, como Alemania la recibió en 1953
en la conferencia de deuda de Londres. La austeridad es el camino
equivocado: mis pilotos de combate ganan 1.200 euros al países por
arriesgar sus vidas, cuando antes de la crisis cobraban 2.400 euros’.
Sobre
el coste de la vida, las desigualdades en Europa y Rusia: ‘La gente
no tiene trabajo, pero los precios siguen subiendo. No puede ser que
un café cueste tres euros en nuestro más y sólo 1,20 en Viena. Hemos
perdido mucho dinero por las sanciones a Rusia. Casi el 70% de
nuestras exportaciones agrícolas iban allí. Y el turismo también
es muy importante, porque el 25% son rusos’.
Y sobre la Grexit:
‘Es imposible que nos vayamos de euro. Si Grecia estalla, el
próximo será España, Italia, y en alguna medida Alemania. Por tanto,
debemos encontrar una manera de quedar dentro del euro. Pero esa
fórmula no puede ser que los griegos tengan que seguir pagando más y
más’.
La entrevista de Moscovici en el número de Der Spiegel
que sale este fin de semana añade picante al guiso que se está
cocinando en las negociaciones europeas con Grecia. Se ve claro
que se alinea con el miedo al Grexit: ‘Esto es más que una zona de libre
cambio, es una unión monetaria Si un país se va de la unión, el
mercado se preguntará inmediatamente qué país será el siguiente,
y eso podría ser el principio del fin’. Con estas declaraciones
sigue al presidente de la Comisión, que dijo el domingo en Welt am
Sonntag que ‘no habrá salida de Grecia’.
Entre unas cosas y
otras, y ante los vencimientos de deuda este mismo mes, las posturas
parecen bien definidas: Grecia chantajea con la Grexit sabiendo
que si se va se hunde, y los socios europeos amenazan con la salida
sabiendo lo mismo. Es decir, farol con farol se neutraliza, aunque
la advertencia de Schäuble incorpora el elemento de una posible
salida de tono o ese ‘accidente’ que lo eche todo a rodar.
Pero
incluso así, el profesor Nouriel Roubini, el famoso ‘Dr. Catástrofe’
que anticipó la crisis cree que ni por esas. Que hay una vacuna: es
tan fatal la perspectiva de la Grexit que es casi su mejor seguro. En
una entrevista con Blooomberg TV, apunta: ‘No tiene sentido echar a
Grecia, habría un contagio masivo’. El coste de la financiación
de Italia y España se dispararía y los ciudadanos europeos se
lanzarían a retirar sus depósitos de los bancos. De modo que va a
ser que no, según Roubini.
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