Mariano Rajoy
y el economista jefe del BCE, Peter Praet, se han sumado a los
dirigentes europeos sobre los riesgos del populismo. Pero las
declaraciones que han dado la vuelta al mundo han sido las del
presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que no ha
ocultado su apoyo al todavía primer ministro griego, Antonis Samaras, de
quien dijo de cara a unas eventuales elecciones que prefería ver caras
conocidas en Grecia que la llegada al poder de fuerzas extremistas, en
alusión apenas velada a la izquierda radical griega de Syriza.
Las
palabras de Rajoy en este sentido han tenido lugar en Pontevedra,
su provincia natal a donde ha acudido con ocasión de su descanso
navideño. Tras defender su gestión al frente del Gobierno como
garantía de estabilidad en la reunión con la junta provincial del
PP de Pontevedra, lo que iba a ser un saludo navideño se ha
convertido en una importante intervención política.
En
ella el presidente del Gobierno ha criticado a “los adanes que
surgen por todas partes; algunos que se creen que el mundo, la vida y
la historia comienza con ellos”. A lo que ha añadido que “lo que
propugnan, que por otra parte es muy difícil de entender porque no
lo saben explicar y porque no lo tienen muy claro, supondría un salto
hacia atrás ciertamente colosal en caso de que llegasen a asumir
algún tipo de responsabilidad de Gobierno”.
El economista
jefe del Banco Central Europeo, Peter Praet, ha ido incluso más allá en
unas declaraciones al diario financiero alemán Börsen-Zeitung, que
ya desde los titulares destacaba que el resurgir del populismo
es una señal de alarma. Y advierte a los Gobiernos para que den
prioridad a las decisiones políticas difíciles de adoptar y
llevar a cabo las reformas que según él son tan importantes llevar a
cabo.
Las declaraciones las publicaba el diario alemán horas
después de que se conociera que Grecia tiene que celebrar
elecciones por mandato constitucional ante la imposibilidad de
darse un presidente de la República y con el partido anti
austeridad Syriza como el favorito de las mismas. Si ganaran y
decidieran abandonar la moneda única el futuro de la Unión Europea
volvería a ponerse en cuestión.
Para el economista belga las
soluciones rápidas que prometen los partidos populistas en
algunos países son recetas desastrosas. Y precisa Praert que el
sistema de devaluación permanente ya no funciona. Esta
advertencia es muy importante en el caso español, pues los
dirigentes de Podemos también han señalado la devaluación de
euro como uno de sus objetivos para resolver la crisis. En su
debate con el economista Daniel Lacalle en La Sexta no pudo dar
suficientes argumentos para mantener su criterio, pero no
podemos olvidar que es una de sus prioridades.
No se trata de
utilizar una estrategia del miedo para que los ciudadanos no
elijan a quienes consideren que van a actuar mejor para resolver los
grandes problemas económicos, sociales, laborales y políticos
que han provocado la concomitancia de la crisis económica y la
ética. Pero tampoco se trata de alertar ante los anuncios de que la
crisis tiene una solución fácil.
Cuando un ligero error de
cálculo ha provocado desviaciones espectaculares en los
resultados de centenarias entidades financieras tanto de Europa
como de Estados Unidos resulta necesario poder contrastar los
efectos de las medidas que se quieren aplicar.
El Gobernador del
Banco de Grecia, Yannis Stournaras, ha vaticinado que la llegada de
Syriza al poder conduciría a una catástrofe económica, con la
salida de Grecia de la zona euro y un caos en el sistema bancario.
Quizás conviene recordar que Stournaras formó parte del Gobierno de
Samaras, pero el banco ya ha hecho cuentas. Si unimos a ellos las
declaraciones del eurodiputado de Podemos, Pablo Echenique, de que
“las primeras elecciones de España son ahora en Grecia” se impone
seguir muy de cerca todo lo que suceda en la campaña y sobre todo los
resultados de las mismas.
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