MURCIA.- Juan Cuenca, exdelegado del Club Voleibol Murcia 2005 y encarcelado como
uno de los presuntos autores del asesinato en Murcia de la pareja
holandesa formada por Ingrid Visser y Lodewijk Severin, implicó en
el crimen, durante su declaración ante el juez, a Evedasto Lifante,
expropietario del CAV 2005 y dueño de una cantera de mármol en Barinas, según concreta hoy el diario 'La Verdad'.
Cuenca
considera al empresario de Abanilla responsable en última instancia de
las muertes de la exjugadora del equipo murciano de voleibol y de su
compañero sentimental tras revelar que el empresario de Abanilla y Severin compartían negocios en África y Ámsterdam.
Evedasto Lifante (en la imagen superior)
niega rotundamente las acusaciones de Juan Cuenca quien, encarcelado desde anoche en Valencia por su presunta implicación en la
muerte de la exjugadora y de su pareja,
será trasladado esta semana a Murcia y puesto a disposición del titular
del juzgado murciano que instruye el caso.
Según ha explicado su letrado, Pablo Ruiz, tras la inhibición anoche de la jueza de Valencia en favor del titular del juzgado de instrucción nº 7 de Murcia, Cuenca (en la imagen inferior) pasará esta semana a disposición judicial en esta ciudad, tras lo que está previsto que el magistrado ratifique la prisión para Cuenca.
El abogado defensor ha dicho también que todavía no ha tenido acceso a la declaración de su defendido ante el juez.
En un paraje aislado
Según ha explicado su letrado, Pablo Ruiz, tras la inhibición anoche de la jueza de Valencia en favor del titular del juzgado de instrucción nº 7 de Murcia, Cuenca (en la imagen inferior) pasará esta semana a disposición judicial en esta ciudad, tras lo que está previsto que el magistrado ratifique la prisión para Cuenca.
El abogado defensor ha dicho también que todavía no ha tenido acceso a la declaración de su defendido ante el juez.
En un paraje aislado
Ingrid Visser y Lodewjik Severein encontraron la muerte en
una antigua casa de campo que había sido restaurada para el turismo
rural. La Casa Colorá se
levanta en un paraje aislado, en La Hurona, un pequeño conglomerado de
casas perteneciente a la pedanía molinense de El Fenazar. A cerca de un
kilómetro de cualquier señal de vida, esta vivienda de dos plantas se
convirtió en el escenario de las brutales torturas que acabaron con la
vida de la pareja, revela también 'La Verdad'.
La casa rural, según ha podido saber este diario, fue
alquilada por los asesinos de los holandeses para varias semanas. Un
hecho que no resulta extraño dado que la vivienda cuenta con varias
habitaciones, cocina, piscina, barbacoa y otras instalaciones que la
hacen ideal para pasar un periodo de vacaciones.
Visser y Severein fueron conducidos hasta allí por una persona conocida por ellos y con la
que tenían confianza. Allí los esperaban presuntamente, al menos, Juan
Cuenca y los dos rumanos, Constantin Stan y Valentin Ion, éstos
contratados para matarles. No salieron con vida. Entre las paredes de
esa casa rural fueron torturados y asesinados. Sus ejecutores
trasladaron sus cuerpos a un huerto de la pedanía murciana de Alquerías,
a más de 40 kilómetros de distancia.
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