OVIEDO.- El presidente de Cajastur, Manuel Menéndez, ha criticado la política de prejubilaciones llevada a cabo en su entidad financiera, y en el sector bancario en general, y ha apostado por incidir en otras vías como el cierre de oficinas y la reducción de personal dentro del proceso de reestructuración de los bancos.
En una conferencia ofrecida en la Facultad de Economía de la Universidad de Oviedo para analizar la reestructuración del sistema financiero español, Menéndez indicó que la prejubilación "no es el camino", y propuso que los fondos dedicados a este fin se inviertan en buscar una salida para los empleados más jóvenes, o con menos tiempo en la empresa.
El presidente de Cajastur, entidad accionista mayoritaria del grupo Liberbank, apostó decididamente por mantener dos líneas de actuación: la integración de entidades para su consolidación, y la reducción de oficinas y plantillas, porque si no, "el negocio no es sostenible".
Así, señaló que la reducción de oficinas llevada a cabo en el sistema en general ha sido de un 8% durante este año, una cifra que es insuficiente. Además, matizó que el plan de integración plantea una eliminación de entre 15% y un 18% de oficinas, y eso "implica una reducción de personal de en torno al 15%".
El objetivo de Liberbank es alcanzar un 25% de reducción de gastos generales en torno a 2014, pero "teniendo en cuenta que los márgenes han bajado es posible que haya que aplicar más reducciones", subrayó.
No obstante, criticó desde un punto de vista personal, las políticas de prejubilaciones para estas reducciones de plantillas, y matizó que si ha firmado los decretos al respecto ha sido por "responsabilidad", pero "no es el mejor camino jubilar a personas de 55 años que pueden trabajar perfectamente".
Desde su punto de vista, "hay otras alternativas", que estarían dirigidas a los empleados jóvenes y que llevan poco tiempo en la empresa. Así, apostó por invertir el dinero de las prejubilaciones en "enfocar la carrera profesional" de estas personas.
Preguntado por el efecto de estas prejubilaciones sobre las arcas públicas, Menéndez no lo consideró "ni bueno ni malo", y aceptó su aplicación "si es bueno para la economía, y existe un riesgo sistémico de cierre de la banca".
Los criterios para la clausura de oficinas serían la "eficiencia y el solapamiento", es decir mantener las más rentables, haciendo pasar las delegaciones por un "filtro de eficiencia".
En este punto, indicó que en las zonas de expansión (que para Cajastur serían lugares fuera de Asturias, como Madrid o Valencia) "hay más motivos para el cierre".
Además, Menéndez rechazó también las críticas a la ayuda económica estatal a las entidades financieras, comparando la situación de España con la de otros países. Así, recordó que en el caso español, los fondos empleados supusieron un 9% del PIB, "muy por debajo de otros países europeos", entre los que citó a Irlanda, Grecia o Inglaterra.
Es más, a su juicio, el sistema financiero español se ha caracterizado por "resolver sus problemas sin ayudas públicas". En este sentido, puso como ejemplo a Liberbank, único grupo en un proceso de integración que aún no ha recurrido a las ayudas del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Además, recordó que el dinero que ha entregado el Estado a este fin "no es capital puesto a riesgo", sino que "se pagan intereses" por él.
Respecto a nuevos procesos de integración, el presidente de Cajastur matizó que no hay nada nuevo, aunque sí que reconoció que son aspectos que se hablan, pero no existe ninguna "conversación formal".
Integración de entidades, reducción de plantillas y oficinas, y fortalecimiento son las ideas generales que ha fijado para la reestructuración del sistema financiero. A partir de ahí, según Menéndez, cabe esperar dos cosas: en primer lugar, la reapertura del mercado interbancario, en estos momentos cerrado por una "crisis de confianza", que consideró "demoledora". Y la recuperación de la economía española.
Antes, Menéndez realizó una extensa disertación sobre la crisis que afecta a los bancos, que vinculó con unos tipos de interés demasiados bajos que favorecieron una excesiva concesión de créditos durante los años 2009 (aumento del 217% en este periodo). Esto conllevó el proceso de endeudamiento de familias y empresas.
Además, recordó que en este endeudamiento ha jugado un papel predominante la inversión inmobiliaria, sector del que existe una "fuerte dependencia".
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