MADRID.- Las cuotas participativas de la Caja del Mediterráneo (CAM) perdieron el jueves de la semana pasada el 50% de su valor en apenas unas horas. Esta muy mala noticia para la entidad se debió a la negativa de los actuales administradores del Banco CAM, que fueron nombrados por el Banco de España, a refrendar y hacer efectivo el acuerdo que había suscripto el anterior Consejo de Administración para amortizar las cuotas participativas de la entidad a un valor de 4,77 euros por título, según publica hoy 'Mercado Continuo'.
La consecuencia inmediata y directa de esta decisión fue que se desató un verdadero estado de pánico entre los inversores.
Al cierre del mercado el día miércoles el valor de estas cuotas participativas era de 3,4 euros por cada acción, con una pequeña caída del 0,3% respecto del día anterior.
Pero con la caída del 50% del jueves, los expertos en el tema realmente se mostraron sorprendidos y preocupados. Recordemos además que la primera emisión de cuotas participativas fue lanzada al mercado a un valor de casi 6 euros por título.
Obviamente la situación produjo un aluvión de órdenes de venta que obligó a detener la cotización a primeras horas de la mañana. Entonces los inversores, por la inhibición a negociar sus títulos, intercambiaron alrededor de 24.000 títulos de la CAM, una tercera parte de la media diaria anual, por un importe que resultó ligeramente superior a los 40.000 euros.
También debe recordarse que, en su oportunidad, los antiguos responsables de la CAM tenían previsto amortizar anticipadamente las cuotas participativas a un valor muy próximo a los 4,77 euros por título. Pero esta decisión debía ser confirmada y refrendada por la asamblea general de la Caja. Un dato significativo es que un día antes de que la Caja Mediterráneo fuese intervenida por el Banco de España, las controvertidas cuotas participativas estaban cotizando a 4,80 euros por título.
Con las decisiones que han tomado las actuales autoridades de la Caja, queda muy en claro que la idea del nuevo Consejo de Administración es darle prioridad a una profunda reestructuración financiera de la entidad antes que a mantener el valor de las cuotas participativas, lo que puede volverse en su contra de persistir la “estampida” de venta de las mismas por parte de una legión de muy asustados inversores.
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