lunes, 17 de enero de 2011

El consejero Cruz es sometido a pruebas médicas y tiene la cara destrozada

MURCIA.- El consejero de Cultura y Turismo de Murcia, Pedro Alberto Cruz, "mantiene su estancia en planta, siendo su situación postoperatoria quirúrgica estable y continuando con una evolución favorable", según el último parte médico emitido por la dirección del Hospital General Universitario Reina Sofía.

En el informe hospitalario, difundido hoy por el Gobierno autonómico, se indica que el consejero Cruz sigue ingresado "para poder hacer estudios y pruebas complementarias", siendo su situación posoperatoria quirúrgica estable.

Cruz fue intervenido este sábado quirúrgicamente de urgencia como consecuencia de las lesiones sufridas por una paliza que le destrozaron el hueso malar y suelo orbitario izquierdo.

Con un guardia de seguridad en la puerta, el consejero de Cultura y Turismo, Pedro Alberto Cruz, se recupera de sus heridas en una habitación de la quinta planta del hospital después de pasar la madrugada del domingo en el área de reanimación y habla con total normalidad.

Los familiares del consejero de Cultura y Turismo  han estado durante el fin de semana bastante reacios a ofrecer información a los periodistas desplazados hasta el hospital pero según dijo su amigo y director de Bellas Artes y Bienes Culturales, Enrique Ujaldón, que fue de los primeros en visitar a Cruz en el hospital, «la agresión fue salvaje, tenía la cara completamente hundida, era espeluznante verlo», ante las preguntas de si los médicos temieron en principio por la pérdida del ojo izquierdo.

La consejera de Presidencia y portavoz del Gobierno regional, María Pedro Reverte, señaló por su parte que "está mejor, se pensaba que podía ser más grave y podía llegar a perder un ojo pero, aunque el consejero está incómodo todavía, con puntos en la cara, se encuentra animado, con ganas de trabajar cuanto antes y recuperándose poco a poco". 

Y el director general de Promoción de la Cultura y el Libro, Francisco Giménez, ha asegurado que Pedro Alberto Cruz se encuentra "del mejor ánimo" posible, "está fuerte de espíritu muy por encima de cual es su condición física, que realmente sigue siendo muy reservada".   

"Esta mañana tenía la cara como un pan, tiene el ojo que impresiona verlo, de hecho, hoy le estaban haciendo pruebas neurológicas y oftalmológicas para ver como va evolucionando pero todavía la situación es muy delicada", afirmó.

 El citado consejero parece haber manifestado su intención de acudir a la Feria Internacional del Turismo 'Fitur 2011' este jueves, precisamente el día de la Región, que será cuando se presente el proyecto de la 'Paramount', y cuando se informe de los pasos dados hasta el momento.   

Fuentes de la Consejería de Cultura han precisado, no obstante, que todo dependerá de los partes médicos y de su evolución en el hospital Reina Sofía

Por otra parte y, según publica 'La Opinión', pocas horas después de la brutal agresión que sufrió en la tarde del sábado el consejero de Cultura y Turismo, Pedro Alberto Cruz, en los ordenadores del Gobierno regional se recibió un correo electrónico en el que se decía textualmente: «Viva la revolución. Jódete, consejero de la incultura. La hija de Valcárcel sería otro buen cebo. A por ellos». El jefe del Ejecutivo regional ya ha denunciado las amenazas ante un juzgado de Murcia y asegura tener identificados a los autores. 

Valcárcel, quien asegura que su hija ha sido agredida dos veces, denuncia una campaña de acoso desde la oposición contra Cruz «mintiendo, calumniando e incluso hablando de sobrinísimo, pero qué pena, ya querría yo que fuera mi sobrino, pero no lo es». Cruz, en contra de lo que se ha dicho en diversos foros, no es sobrino de Valcárcel, sino hijo de un primo de la mujer del presidente. 

Tres testigos

«Sobre las siete de la tarde escuché un griterío muy grande y pensé que eran algunos borrachos saliendo de un bar. Cuando me asomé, vi que estaban pegándole a mi vecino. Uno de los agresores salió corriendo justo en ese momento, pero los otros dos seguían insultándole, gritando hijo de puta. Yo pegué unos chillidos y, al oírme, se fueron de allí». Esta es la declaración, según 'La Opinión', de uno de los testigos de la agresión, Juan Carlos Romero, que además de vivir en el mismo edificio que el consejero, trabaja en el bar Los Toneles, ubicado en la misma calle de las viviendas donde tuvo lugar la agresión.

Juan Carlos estaba en su casa pasadas las siete de la tarde y, además de presenciar «la parte final» del ataque, fue quien alertó a la Policía Nacional de lo ocurrido. «Mi vecino estaba muy nervioso, iba de un lado a otro de la calle, sin saber qué hacer. Le dije que iba a llamar yo a la Policía, y él entró al edificio abriendo con su llave, sin llamar al telefonillo», relata este testigo. Después de la agresión, Juan Carlos no volvió a ver al consejero, «pero a su mujer sí la vi a los pocos minutos, iba muy afectada».

Los agentes de la Policía Nacional que se encargaron de recopilar los datos del atestado interrogaron a Juan Carlos para averiguar los detalles del ataque a Cruz. Él explica que los agresores eran tres hombres españoles –«lo sé por el acento que tenían al decir hijo de puta», detalla–, iban vestidos de negro y con la cara descubierta.

Su posición le impidió, sin embargo, llegar a verle la cara a los agresores, según 'La Verdad'. Después, bajó al portal de la vivienda. «Me crucé con el consejero que subía a su casa», recuerda. «Llevaba la cara descompuesta y el ojo fatal». 

Pese a lo valioso de su testimonio, este vecino no logró, por su posición, verle la cara a ninguno de los agresores. En su indumentaria tampoco observó nada fuera de lo normal: «Eran tres chicos normales. No les vi ninguna pinta». 

La Policía Nacional está trabajando a todo tren para tratar de dar, cuanto antes, con los tres responsables de esta brutal agresión que, curiosamente, se produjo a apenas 200 metros de la Comisaría. Prácticamente toda la Jefatura se ha volcado en la resolución de este caso, aunque son los servicios de Información los que están llevando la voz cantante.
Por el momento, sin embargo, no hay visos de una detención inminente y, según  'La Verdad', la investigación se plantea bastante complicada.

Pero Juan Carlos no fue el único testigo de la agresión, e indica que «dos mujeres gritaban sinvergüenzas a los agresores desde la puerta del supermercado Sangüi».

«No tengo miedo por nosotros, pero creo que a este hombre tendrían que ponerle escolta», reflexiona su vecino, que no tiene «ninguna relación con Cruz». 

Otro testimonio

La limpiadora del edificio donde vive Pedro Alberto Cruz se enfrentó la semana pasada a unos jóvenes que trataban de acceder al interior del bloque. La mujer, de nacionalidad rumana, impidió que los chicos entraran a la escalera y ellos reaccionaron mal, enfureciéndose y descargando su ira a golpes contra el telefonillo, que acabó destrozado.

Así lo relatan los vecinos del consejero, detallando que cuando los jóvenes rompieron el portero automático, «pensamos que era sólo un acto vandálico que podía haber ocurrido en cualquier otro edificio». Pero el sábado cambiaron esa idea, y «ahora, después de la paliza que le han dado, creemos que los que vinieron la semana pasada intentando entrar iban a por él», asevera uno de los vecinos.

Si están en lo cierto, la agresión estaría planificada desde hace días o incluso con semanas de antelación, y la hipótesis que apunta a la autoría de unos sicarios podría ganar credibilidad. De hecho, esta posibilidad es la que mayor peso tiene en las investigaciones.

Lo cierto es que la versión de que el brutal linchamiento al consejero estaba planificado con días de antelación es la que sostiene el propio agredido, Pedro Alberto Cruz. «Un día de estos me van a partir la cara», dijo el viernes a su amigo y director de Bellas Artes y Bienes Culturales, Enrique Ujaldón, mientras tomaban café. 

Ujaldón comentó también, en una de sus salidas a las puertas del hospital Reina Sofía –donde permanece ingresado Cruz– que el consejero le contó el incidente del telefonillo y también le confesó que en los últimos días habían llamado a su portero automático insultándole, y su asistenta, que era la única que estaba en casa, se lo había comunicado.

«Se sentía vigilado y preveía que esto le iba a pasar», concluye su amigo, aún impactado porque «la agresión fue salvaje, tenía la cara completamente hundida, era espeluznante verlo».

El ataque al titular de Cultura se produjo en las inmediaciones de su casa, en un callejón anexo a su vivienda, ubicada en la céntrica calle Cánovas del Castillo, de Murcia. Según el relato de un testigo, tres personas, de entre 25 y 30 años, nacionalidad española, complexión normal y vestidos con ropa similar y de color negro, le insultaron cuando salía de su portal, golpeándole en la cabeza y en la cara con un puño americano de hierro, y todo a cara descubierta.

El detalle del arma utilizada es para algunas personas cercanas al entorno de Cruz otro indicio de que los agresores son profesionales, matones a sueldo que cuentan con objetos violentos para acometer sus ataques.

En cuanto a las razones que podrían haber llevado a alguien a contratar a unos sicarios para propinarle una paliza a Cruz –en caso de que se compruebe que esta hipótesis es cierta–, las personas de su entorno tienen opiniones diferentes. 

Unos creen que las inversiones en proyectos culturales en tiempos de crisis económica «podrían despertar la ira de ciertas personas afectadas por las medidas del Gobierno», mantiene un amigo de Cruz.

Otras fuentes apuntan que «si alguien ha pagado a matones para que le peguen no es por el tema de los recortes del Gobierno, sino por cuestiones personales de Pedro Alberto, que nada tienen que ver con política».

Sin embargo, hay algunos detalles que a los agentes policiales no les cuadran y que apoyan  la hipótesis. de los sicarios. Uno de ellos, es el hecho de que los agresores fueran a cara descubierta. 
Según han explicado fuentes policiales a 'La Verdad', este detalle podría indicar que los agresores no son vecinos de Murcia -con miedo a poder ser identificados-, sino más bien personas de fuera que podrían abandonar la ciudad tras la agresión.

A favor de esta hipótesis juega, también, el hecho de que los agresores vistieran una indumentaria corriente. Los tres jóvenes no llevaban un atuendo propio de grupos radicales (botas, chaquetas de cuero, cabezas rapadas, pinchos...) y su apariencia era, al parecer, bastante normal.
La última pista, y quizás la más importante, se deriva de las declaraciones del consejero en las que éste afirma que, en los últimos días, se sentía observado, perseguido.
Los agentes policiales creen que un ataque de grupos radicales habría estado caracterizado por su improvisación y que, el hecho de que esta agresión se perfile como algo premeditado, podría apuntar a la actuación de unos profesionales.  

El Ministerio del Interior  ha adquirido el compromiso de intensificar la investigación policial para aclarar los hechos y buscar a los culpables. Se ha convertido en una prioridad, toda vez que el vicepresidente Pérez Rubalcaba se ha puesto en contacto con el delegado del Gobierno en Murcia, Rafael González Tovar, para interesarse por la marcha de las investigaciones, expresarle su respaldo y su deseo que se pongan todos los medios necesarios para detener cuanto antes a los culpables de la agresión.

Para el padre del consejero, "esto ha sido una acción de psicópatas" y ha añadido hoy mismo que "la mano armada no va sola, va detrás de la palabra".

Pedro Alberto Cruz padre asegura que días antes de la agresión el consejero comunicó a sus padres que creía estar siendo perseguido, y a pesar que ambos le aconsejaron que denunciara, "él no concebía que hubiese gente que pudiera hacer eso".


"Sí estaba siendo seguido", luego añade y subraya que "este hecho estaba premeditado y preparado, eligiendo el día y la hora en el que por esa calle no pasa nadie".
Incluso, indica que "posibles testigos que podían haber en un supermercado próximo, donde se ve lo que ocurre perfectamente en la calle, esa tarde estaba cerrado". 
"Estaba totalmente premeditado, ha sido un atentado premeditado", señala el padre del consejero, quien finalmente apostilla, que "no quiero tener ni un hijo mártir ni un hijo héroe, solo quisiera tener un hijo que no estuviera lesionado, sencillamente eso".

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