MADRID.- Las conversaciones que desde hace semanas mantienen los presidentes de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), Modesto Crespo, y de Cajamurcia, Carlos Egea, tendentes a una fusión entre ambas entidades, “progresan adecuadamente”, en opinión de las fuentes consultadas por 'El Confidencial', a pesar de los recelos de los respectivos presidentes autonómicos, Francisco Camps, de Valencia y Ramón Valcárcel, de Murcia, ambos del Partido Popular pero pendientes del reparto de poder.
En realidad los contactos comenzaron hace tiempo, cuando Cajamurcia se encontraba inmersa en el intento de fusión con Cajasur, alternativa preferida tanto por el cabildo cordobés como por la jerarquía eclesiástica, pero que frustró la negativa en redondo de la Junta andaluza. Y fue la CAM, entidad que casi dobla en tamaño a Murcia aunque su situación financiera sea bastante peor, la que llamó a las puertas de la caja murciana.
Hay que decir que tanto Crespo como Egea son muy amigos, e incluso compañeros de carrera. El nivel de interlocución entre ambos es, pues, muy fluido, por lo que el acuerdo ha progresado rápidamente, “con el visto bueno del Banco de España, que ve con buenos ojos la operación”, de acuerdo con las fuentes.
Por curioso que parezca, sin embargo, la operación estaría tropezando de nuevo con los ya inevitables problemas “políticos” cuando de Cajas de Ahorro se trata, y ello a pesar de que ambas Comunidades están gobernadas por el PP. La fusión ha provocado algunos recelos en la Generalitat valenciana, donde algunos la han tachado sotto voce de “operación zaplanista”.
Más duras parecen las dificultades adelantadas por Ramón Luis Valcárcel, presidente murciano. Enfadado por la reacción de la Junta de Andalucía negando la posibilidad de la fusión entre Cajamurcia y Cajasur, lo que hubiera significado la primera operación de concentración entre entidades de CC.AA. distintas y de Gobiernos de distinto color, Valcárcel quiere ahora tomar sus precauciones, y de alguna manera pretende que el Banco de España obligue a abrir la espita “a todas las Autonomías”.
Quiere Valcárcel, en suma, que se derriben las barreras que impiden fusiones entre CC.AA. distintas. Pretende, también, que la Región de Murcia no se quede sin una Caja propia, sobre todo cuando la que preside Egea es de las más saneadas y mejor gestionadas del país. De ahí la exigencia, al menos inicial, de que la sede de la entidad resultante permanezca en Murcia, y de que, además, el citado Carlos Egea, “sea presidente de la entidad fusionada”, lo cual podría no gustar demasiado en Valencia.
Tan cerca como este martes, el presidente murciano aseguró en un acto público que, de llevarse a efecto la operación, “la presidencia de la nueva entidad debería ser para Carlos Egea, al que atribuye el mérito de haber situado a la caja murciana en los puestos de cabeza en eficiencia.
De acuerdo con la prensa local, Modesto Crespo ha encargado a un pluriempleado como Rodrigo Rato, ex ministro de Hacienda y ex director del FMI, que medie entre las Administraciones regionales para facilitar la fusión. La semana pasada, el presidente de la entidad con sede en Alicante mostró abiertamente su interés por "bailar con la más guapa", en referencia a la caja murciana.
La operación tiene sentido, porque la “salud” –en términos de recursos propios- que le falta a CAM podría dársela Cajamurcia. A tenor de la cifra de balance, sin embargo, la fusión resultante sería un 65/35 a favor de la alicantina. Tras hacer un gran trabajo en la entidad murciana, la pretensión de Egea es “dejar una obra bien hecha que le trascienda”, en opinión de las fuentes consultadas, “y que no diluya a Cajamurcia. Y ello por encima del reparto del cargos”.
En realidad los contactos comenzaron hace tiempo, cuando Cajamurcia se encontraba inmersa en el intento de fusión con Cajasur, alternativa preferida tanto por el cabildo cordobés como por la jerarquía eclesiástica, pero que frustró la negativa en redondo de la Junta andaluza. Y fue la CAM, entidad que casi dobla en tamaño a Murcia aunque su situación financiera sea bastante peor, la que llamó a las puertas de la caja murciana.
Hay que decir que tanto Crespo como Egea son muy amigos, e incluso compañeros de carrera. El nivel de interlocución entre ambos es, pues, muy fluido, por lo que el acuerdo ha progresado rápidamente, “con el visto bueno del Banco de España, que ve con buenos ojos la operación”, de acuerdo con las fuentes.
Por curioso que parezca, sin embargo, la operación estaría tropezando de nuevo con los ya inevitables problemas “políticos” cuando de Cajas de Ahorro se trata, y ello a pesar de que ambas Comunidades están gobernadas por el PP. La fusión ha provocado algunos recelos en la Generalitat valenciana, donde algunos la han tachado sotto voce de “operación zaplanista”.
Más duras parecen las dificultades adelantadas por Ramón Luis Valcárcel, presidente murciano. Enfadado por la reacción de la Junta de Andalucía negando la posibilidad de la fusión entre Cajamurcia y Cajasur, lo que hubiera significado la primera operación de concentración entre entidades de CC.AA. distintas y de Gobiernos de distinto color, Valcárcel quiere ahora tomar sus precauciones, y de alguna manera pretende que el Banco de España obligue a abrir la espita “a todas las Autonomías”.
Quiere Valcárcel, en suma, que se derriben las barreras que impiden fusiones entre CC.AA. distintas. Pretende, también, que la Región de Murcia no se quede sin una Caja propia, sobre todo cuando la que preside Egea es de las más saneadas y mejor gestionadas del país. De ahí la exigencia, al menos inicial, de que la sede de la entidad resultante permanezca en Murcia, y de que, además, el citado Carlos Egea, “sea presidente de la entidad fusionada”, lo cual podría no gustar demasiado en Valencia.
Tan cerca como este martes, el presidente murciano aseguró en un acto público que, de llevarse a efecto la operación, “la presidencia de la nueva entidad debería ser para Carlos Egea, al que atribuye el mérito de haber situado a la caja murciana en los puestos de cabeza en eficiencia.
De acuerdo con la prensa local, Modesto Crespo ha encargado a un pluriempleado como Rodrigo Rato, ex ministro de Hacienda y ex director del FMI, que medie entre las Administraciones regionales para facilitar la fusión. La semana pasada, el presidente de la entidad con sede en Alicante mostró abiertamente su interés por "bailar con la más guapa", en referencia a la caja murciana.
La operación tiene sentido, porque la “salud” –en términos de recursos propios- que le falta a CAM podría dársela Cajamurcia. A tenor de la cifra de balance, sin embargo, la fusión resultante sería un 65/35 a favor de la alicantina. Tras hacer un gran trabajo en la entidad murciana, la pretensión de Egea es “dejar una obra bien hecha que le trascienda”, en opinión de las fuentes consultadas, “y que no diluya a Cajamurcia. Y ello por encima del reparto del cargos”.
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