VALENCIA.- La familia Entrecanales, propietaria del holding Acciona -infraestructuras, agua, energía y medio ambiente-, ha aprobado una ampliación de capital en la naviera Trasmediterránea, en la que posee más del 60% de las acciones, que va forzar a Caja Mediterráneo (CAM), segundo socio, con el 16,35% de los títulos, a tener que invertir casi 18 millones de euros si quiere mantener su peso en el consejo de administración de la compañía.
La Junta General de Accionistas fue quien el pasado viernes aprobó la emisión a la par y con derecho de suscripción preferente para los actuales socios por valor de casi 110 millones de euros, segun 'Las Provincias'.
Fuente de la entidad de ahorros alicantina reconocieron que la caja está estudiando el nuevo escenario dentro de una inversión que en su momento se consideró estratégica. La comisión de inversiones de la CAM será la encargada de analizar la viabilidad de una operación que le permitiría reforzar su posición en la compañía marítima. A cambio tendrá que realizar un importante desembolso económico en función de su cuota.
Lo que sucede es que la situación financiera actual no está para muchas alegrías y aunque la caja es una entidad solvente y con una estabilidad fuera de toda duda, es evidente que todas las precauciones son pocas a la hora de definir bien las estrategias de inversión.
La dirección de Caja Mediterráneo, a cuyo frente está Roberto López Abad, siempre ha defendido la apuesta realizada en Trasmediterránea. Una aventura que se inició en el año 2002, dentro de un proyecto impulsado por la familia Entrecanales, al que sumaron la naviera vasca Aznar (10%), la canaria Armas (8%) y la sociedad familiar del ex ministro Abel Matutes, a través de su cadena Fiesta Hoteles (6%).
Este conglomerado de sociedades desembolsó por la compañía marítima estatal unos 271 millones. Y es que Trasmediterránea era hasta ese momento una empresa pública gestionada por la Sociedad de Participaciones Industriales (Sepi).
El contrato de compraventa obligaba a los nuevos propietarios a mantener la plantilla y los servicios hasta enero de 2008. A partir de aquí estaban liberados para poder negociar, que es lo que precisamente ha pretendido Acciona, presidida por José Manuel Entrecanales, en los últimos meses.
Sin embargo, no ha existido una oferta interesante. Entre otras cosas, porque la operación no parece fácil, ya que obtener plusvalías por más del doble de lo que se pagó, tal como se pretende, es muy complicado.
En la CAM se muestran prudentes sobre esta cuestión y no se plantean nada, porque en realidad la situación económica y financiera actual dificultan una operación de este calado, ya que los posibles grupos interesados consideran el precio que se pide muy elevado -850 millones de euros-, más aún cuando el sector del transporte pasa por dificultades ante el encarecimiento del combustible, los elevados costes y la disminución del consumo en viajes.
En cualquier caso, Acciona-Trasmediterránea sigue teniendo atractivo y eso lo saben sus dueños, que prefieren esperar en vez de mal vender, para sacar más tajada. De hecho, sigue como empresa líder del tráfico marítimo, con un volumen de facturación por encima de los 500 millones de euros.
La Junta General de Accionistas fue quien el pasado viernes aprobó la emisión a la par y con derecho de suscripción preferente para los actuales socios por valor de casi 110 millones de euros, segun 'Las Provincias'.
Fuente de la entidad de ahorros alicantina reconocieron que la caja está estudiando el nuevo escenario dentro de una inversión que en su momento se consideró estratégica. La comisión de inversiones de la CAM será la encargada de analizar la viabilidad de una operación que le permitiría reforzar su posición en la compañía marítima. A cambio tendrá que realizar un importante desembolso económico en función de su cuota.
Lo que sucede es que la situación financiera actual no está para muchas alegrías y aunque la caja es una entidad solvente y con una estabilidad fuera de toda duda, es evidente que todas las precauciones son pocas a la hora de definir bien las estrategias de inversión.
La dirección de Caja Mediterráneo, a cuyo frente está Roberto López Abad, siempre ha defendido la apuesta realizada en Trasmediterránea. Una aventura que se inició en el año 2002, dentro de un proyecto impulsado por la familia Entrecanales, al que sumaron la naviera vasca Aznar (10%), la canaria Armas (8%) y la sociedad familiar del ex ministro Abel Matutes, a través de su cadena Fiesta Hoteles (6%).
Este conglomerado de sociedades desembolsó por la compañía marítima estatal unos 271 millones. Y es que Trasmediterránea era hasta ese momento una empresa pública gestionada por la Sociedad de Participaciones Industriales (Sepi).
El contrato de compraventa obligaba a los nuevos propietarios a mantener la plantilla y los servicios hasta enero de 2008. A partir de aquí estaban liberados para poder negociar, que es lo que precisamente ha pretendido Acciona, presidida por José Manuel Entrecanales, en los últimos meses.
Sin embargo, no ha existido una oferta interesante. Entre otras cosas, porque la operación no parece fácil, ya que obtener plusvalías por más del doble de lo que se pagó, tal como se pretende, es muy complicado.
En la CAM se muestran prudentes sobre esta cuestión y no se plantean nada, porque en realidad la situación económica y financiera actual dificultan una operación de este calado, ya que los posibles grupos interesados consideran el precio que se pide muy elevado -850 millones de euros-, más aún cuando el sector del transporte pasa por dificultades ante el encarecimiento del combustible, los elevados costes y la disminución del consumo en viajes.
En cualquier caso, Acciona-Trasmediterránea sigue teniendo atractivo y eso lo saben sus dueños, que prefieren esperar en vez de mal vender, para sacar más tajada. De hecho, sigue como empresa líder del tráfico marítimo, con un volumen de facturación por encima de los 500 millones de euros.
2 comentarios:
Sabe que ya no puede con su alma
En alguna oficina de la CAM en Alicante han pintado "ladrones" y en otra han tratado de romper todos los cristales de las fachadas el pasado fin de semana.
No hay politica de imagen que arregle todo lo que se ha venido haciendo con absoluta impunidad a tanto analfabeo financiero de buena fe. El empleado cómplice lo terminará pagando con su empleo. Al tiempo.
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