VALENCIA.- El mutismo absoluto que guarda la Generalitat Valenciana sobre el posible proceso de fusiones y reestructuraciones en el sector de la banca ante la crisis financiera contrasta con los pronunciamientos favorables a la integración de cajas de ahorro del mismo territorio que ayer defendieron algunos gobiernos autonómicos como los de Andalucía, País Vasco, Galicia, Navarra o Extremadura.
Ese silencio del Consell de Francisco Camps difiere también de la opinión de varios expertos del mundo económico consultados por "Levante", quienes urgen a aprovechar estas turbulencias actuales para retomar el proyecto de fusión entre Bancaja y Caja del Mediterráneo (CAM), lo que crearía una entidad de grandes dimensiones y más competitiva cuyos negocios conjuntos sumarían unos activos valorados en 177.000 millones de euros, por delante incluso de Caja Madrid (170.919 millones) y sólo superada por La Caixa (264.380 millones).
Mientras el presidente de la CAM, Vicente Sala, descartaba ayer en Murcia una integración con cualquier otra entidad crediticia: "No hay nada de nada, son rumores" -insistía el máximo mandatario de la caja alicantina-, y el principal responsable de Bancaja, José Luis Olivas, afirmaba el pasado martes desde Madrid que la "situación de dificultad" actual no provocará fusiones de cajas, la vía de la concentración bancaria parece inevitable "a pesar de la falta de impulso político" en la Comunitat , según coinciden las fuentes consultadas.
En este nuevo escenario incluso se dibuja una posible alianza entre Cajamar y Ruralcaja, la cooperativa de crédito con sede social en Valencia.
El presidente de la comisión de economía del Alto Consejo Consultivo del Consell, Jaime Lamo de Espinosa, reconoció ayer que "si se analiza la actual coyuntura es el mejor momento para abordar una posible fusión entre las cajas de ahorro en España, aunque no se puede dar la misma receta para todas las autonomías".
Según Lamo de Espinosa, la unión entre cajas valencianas "podría ser conveniente", aunque antes deberían concretarse sinergias que aporte la entidad resultante. En ese sentido optó por la cautela y "estudiar con detalle la situación de sus mercados, productos, redes comerciales y tecnológicas, así como su coste social, entre otros factores".
Para el financiero Enrique Lucas Romaní, presidente de Nordkapp, sociedad de gestión de patrimonios participada por el Banco de Valencia entre otros inversores, sostiene que "es el momento" para la fusión entre CAM y Bancaja por el "cambio de panorama". El ejecutivo piensa que "las cajas valencianas deben ganar tamaño para defenderse de dificultades en el mercado interbancario y la dura competencia que aumentará en el sector".
Lamenta el argumento que hasta ahora vienen sosteniendo sus respectivos presidentes así como la administración autonómica, aquel que señala que la "competencia entre las cajas es buena", ya que el nuevo escenario dibuja un mapa con grandes concentraciones bancarias en marcha donde el "tamaño sí es importante" para garantizar su futuro.
Sobre el papel "sería incluso más interesante si hubiera fusiones entre cajas de diferentes autonomías", apuntó en referencia a posibles alianzas entre Bancaja e Ibercaja (Aragón) o de la CAM con Caja Murcia.
Lucas lamentó el escaso volumen de las carteras industriales de las entidades de ahorro valencianas en comparación con La Caixa o Caja Madrid. Además lamentó que "a los dirigentes políticos les cueste dar el paso [hacia la fusión] porque son un instrumento político y así cuentan con dos consejos de administración donde repartir más cargos. No quieren perder ese poder", agregó.
El profesor del departamento de Análisis Económico de la Universitat de Valencia Jordi Palafox, a la sazón ex vocal del consejo de administración de Bancaja (1998-2006), también pronuncia un "sí" rotundo a la fusión entre la cajas valenciana y la alicantina. Este catedrático de la facultad, sostiene que el criterio de "visibilidad" resulta básico para poder competir en España.
"En medio de la crisis financiera -añade- los costes de intermediación son cada vez más elevados para entidades que no tengan gran tamaño y pueden subir los niveles de morosidad, tal como han constatado las entidades de calificación de la deuda. Hay que seguir pensando en las economías de escala".
En España, las seis primeras cajas de ahorro -de un total de 46- en el "ranking" del sector por volumen de activos y depósitos aglutinan dos tercios del negocio y tan sólo las tres primeras, el 50%. A la vista de esos datos, Palafox considera que las "fusiones entre cajas de diferentes autonomías es una posibilidad que debe contemplarse". También instó al Consell a "romper reticencias" ante un posible proceso de integración entre las entidades que presiden Olivas y Sala.
En parecidos términos se expresaba el profesor del departamento de Estructura Económica de la Universitat de Valencia Vicent Soler. "La dimensión cuenta, es buena para mejorar la gestión" y, en su opinión, "los procesos de fusiones que se abran en España no tienen límites ya que serán necesarios para mantener la competencia en el sector. En el caso de la Comunitat Valenciana debería haber una gran caja: ¿que hay resistencia política? -apunta Soler-, pues no tiene por qué haberla pues en un proceso de integración podría respetar la representación institucional y social en Alicante, Castellón y Valencia".
Recordó que la "elevada exposición de CAM y Bancaja al negocio del ladrillo y el suelo les ha situado en una peor situación en el mercado en España, por lo que considera necesario un cambio en su modelo de negocio, más sostenible y más profesional, para no caer en la tentación fácil del negocio inmobiliario". Con todo, el economista reconoce la necesidad de abordar la integración con los "menor sacrificios laborales posibles".
Quienes tienen poco claro la fusión entre las cajas son las centrales sindicales. La Federación de Servicios (FeS-UGT) "los procesos de fusiones entre cajas de ahorro el sistema financiero tendría que estar en una situación de tranquilidad y no en el momento de turbulencias en el que actualmente se encuentra".
Sin embargo, el secretario general de CC OO-Andalucía, Francisco Carbonero, se mostró partidario de que se produzcan fusiones entre cajas andaluzas "para salir con fuerza" de la actual situación de crisis.
Ese silencio del Consell de Francisco Camps difiere también de la opinión de varios expertos del mundo económico consultados por "Levante", quienes urgen a aprovechar estas turbulencias actuales para retomar el proyecto de fusión entre Bancaja y Caja del Mediterráneo (CAM), lo que crearía una entidad de grandes dimensiones y más competitiva cuyos negocios conjuntos sumarían unos activos valorados en 177.000 millones de euros, por delante incluso de Caja Madrid (170.919 millones) y sólo superada por La Caixa (264.380 millones).
Mientras el presidente de la CAM, Vicente Sala, descartaba ayer en Murcia una integración con cualquier otra entidad crediticia: "No hay nada de nada, son rumores" -insistía el máximo mandatario de la caja alicantina-, y el principal responsable de Bancaja, José Luis Olivas, afirmaba el pasado martes desde Madrid que la "situación de dificultad" actual no provocará fusiones de cajas, la vía de la concentración bancaria parece inevitable "a pesar de la falta de impulso político" en la Comunitat , según coinciden las fuentes consultadas.
En este nuevo escenario incluso se dibuja una posible alianza entre Cajamar y Ruralcaja, la cooperativa de crédito con sede social en Valencia.
El presidente de la comisión de economía del Alto Consejo Consultivo del Consell, Jaime Lamo de Espinosa, reconoció ayer que "si se analiza la actual coyuntura es el mejor momento para abordar una posible fusión entre las cajas de ahorro en España, aunque no se puede dar la misma receta para todas las autonomías".
Según Lamo de Espinosa, la unión entre cajas valencianas "podría ser conveniente", aunque antes deberían concretarse sinergias que aporte la entidad resultante. En ese sentido optó por la cautela y "estudiar con detalle la situación de sus mercados, productos, redes comerciales y tecnológicas, así como su coste social, entre otros factores".
Para el financiero Enrique Lucas Romaní, presidente de Nordkapp, sociedad de gestión de patrimonios participada por el Banco de Valencia entre otros inversores, sostiene que "es el momento" para la fusión entre CAM y Bancaja por el "cambio de panorama". El ejecutivo piensa que "las cajas valencianas deben ganar tamaño para defenderse de dificultades en el mercado interbancario y la dura competencia que aumentará en el sector".
Lamenta el argumento que hasta ahora vienen sosteniendo sus respectivos presidentes así como la administración autonómica, aquel que señala que la "competencia entre las cajas es buena", ya que el nuevo escenario dibuja un mapa con grandes concentraciones bancarias en marcha donde el "tamaño sí es importante" para garantizar su futuro.
Sobre el papel "sería incluso más interesante si hubiera fusiones entre cajas de diferentes autonomías", apuntó en referencia a posibles alianzas entre Bancaja e Ibercaja (Aragón) o de la CAM con Caja Murcia.
Lucas lamentó el escaso volumen de las carteras industriales de las entidades de ahorro valencianas en comparación con La Caixa o Caja Madrid. Además lamentó que "a los dirigentes políticos les cueste dar el paso [hacia la fusión] porque son un instrumento político y así cuentan con dos consejos de administración donde repartir más cargos. No quieren perder ese poder", agregó.
El profesor del departamento de Análisis Económico de la Universitat de Valencia Jordi Palafox, a la sazón ex vocal del consejo de administración de Bancaja (1998-2006), también pronuncia un "sí" rotundo a la fusión entre la cajas valenciana y la alicantina. Este catedrático de la facultad, sostiene que el criterio de "visibilidad" resulta básico para poder competir en España.
"En medio de la crisis financiera -añade- los costes de intermediación son cada vez más elevados para entidades que no tengan gran tamaño y pueden subir los niveles de morosidad, tal como han constatado las entidades de calificación de la deuda. Hay que seguir pensando en las economías de escala".
En España, las seis primeras cajas de ahorro -de un total de 46- en el "ranking" del sector por volumen de activos y depósitos aglutinan dos tercios del negocio y tan sólo las tres primeras, el 50%. A la vista de esos datos, Palafox considera que las "fusiones entre cajas de diferentes autonomías es una posibilidad que debe contemplarse". También instó al Consell a "romper reticencias" ante un posible proceso de integración entre las entidades que presiden Olivas y Sala.
En parecidos términos se expresaba el profesor del departamento de Estructura Económica de la Universitat de Valencia Vicent Soler. "La dimensión cuenta, es buena para mejorar la gestión" y, en su opinión, "los procesos de fusiones que se abran en España no tienen límites ya que serán necesarios para mantener la competencia en el sector. En el caso de la Comunitat Valenciana debería haber una gran caja: ¿que hay resistencia política? -apunta Soler-, pues no tiene por qué haberla pues en un proceso de integración podría respetar la representación institucional y social en Alicante, Castellón y Valencia".
Recordó que la "elevada exposición de CAM y Bancaja al negocio del ladrillo y el suelo les ha situado en una peor situación en el mercado en España, por lo que considera necesario un cambio en su modelo de negocio, más sostenible y más profesional, para no caer en la tentación fácil del negocio inmobiliario". Con todo, el economista reconoce la necesidad de abordar la integración con los "menor sacrificios laborales posibles".
Quienes tienen poco claro la fusión entre las cajas son las centrales sindicales. La Federación de Servicios (FeS-UGT) "los procesos de fusiones entre cajas de ahorro el sistema financiero tendría que estar en una situación de tranquilidad y no en el momento de turbulencias en el que actualmente se encuentra".
Sin embargo, el secretario general de CC OO-Andalucía, Francisco Carbonero, se mostró partidario de que se produzcan fusiones entre cajas andaluzas "para salir con fuerza" de la actual situación de crisis.
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