MURCIA.- La despedida soñada. Sobre las 5 de la tarde los alrededores del coso de la Condomina se convirtieron en un auténtico hervidero de políticos y caras conocidas que no querían perderse la despedida del maestro Pepín Liria. La expectación crecía a menos de media hora del inicio. Impresionante, según "La Opinión".
Taurinos, toreros y famosos desfilaban por los tendidos del coso murciano. Lo que se dio ayer en La Condomina fue lo que los puristas llamarían la sociología del 'Pepínlirismo', es decir, el maestro -con el semblante tranquilo y ojos emocionados- y con la altivez del que no se ha dejado subyugar aún en épocas difíciles, despidió ayer las tardes con maneras, emoción y magia, dolor y gloria, del todo y la nada, y no lo quiso hacer solo.
Así, María José Pardo, ex mujer de Pepín fue de las primeras en llegar al tendido; el matrimonio Vera Meseguer; Francisco Sardina, ejecutivo de Polaris World; el director territorial de CAM, Ángel Martínez; Alfonso Riera, programador cultural de Cajamurcia; un Pedro Cano entregado a la faena del diestro.
El burladero de la delegación de Gobierno acogió a Begoña García Retegui, el delegado González Tovar y el escultor Antonio Campillo.
Por otro lado, el empresario Facundo Armero y el galerista Emilio Morales; Carlos Collado, ex presidente de la Comunidad Autónoma; el abogado Antonio Pérez Ferra; el catedrático de la facultad de Letras, Flores Arroyuelo.
La barrera que levantó mayor espectación fue la ocupada por José Antonio Camacho, Chendo, Fernando Hierro y José Luis Morga. Pero, con el permiso de Pepín, la primera ovación de la tarde se la llevó el diestro Javier Conde que volvió locas a las féminas: "Es un orgullo acompañar esta tarde a mi amigo al que conozco desde nuestra época de novilleros"; Manzanares hijo pegado a sus Ray Ban; Espartaco, El Fandi y Salvador Vega, acompañados por el ganadero Victorino Martín y su impenitente puro.
La política no faltó a la cita con el alcalde de Murcia, Miguel Ángel Cámara, Rafa Gómez, concejal de Festejos; Fernando de la Cierva, la consejera María Pedro Reverte y el diputado Vicente Martínez Pujalte, que charlaba animadamente con el director general de Cajamurcia, Carlos Egea.
Aplausos cariñosos fueron los que se llevó la artista Estrella Morente que para pasar desapercibida lució un elegante sombrero gris.
Dijo Ramón Gómez de la Serna que el amor nace del deseo repentino de hacer eterno lo pasajero así, el coso de La Condomina, tantas veces escenario de faenas gloriosas, dijo adiós al maestro.
Así, María José Pardo, ex mujer de Pepín fue de las primeras en llegar al tendido; el matrimonio Vera Meseguer; Francisco Sardina, ejecutivo de Polaris World; el director territorial de CAM, Ángel Martínez; Alfonso Riera, programador cultural de Cajamurcia; un Pedro Cano entregado a la faena del diestro.
El burladero de la delegación de Gobierno acogió a Begoña García Retegui, el delegado González Tovar y el escultor Antonio Campillo.
Por otro lado, el empresario Facundo Armero y el galerista Emilio Morales; Carlos Collado, ex presidente de la Comunidad Autónoma; el abogado Antonio Pérez Ferra; el catedrático de la facultad de Letras, Flores Arroyuelo.
La barrera que levantó mayor espectación fue la ocupada por José Antonio Camacho, Chendo, Fernando Hierro y José Luis Morga. Pero, con el permiso de Pepín, la primera ovación de la tarde se la llevó el diestro Javier Conde que volvió locas a las féminas: "Es un orgullo acompañar esta tarde a mi amigo al que conozco desde nuestra época de novilleros"; Manzanares hijo pegado a sus Ray Ban; Espartaco, El Fandi y Salvador Vega, acompañados por el ganadero Victorino Martín y su impenitente puro.
La política no faltó a la cita con el alcalde de Murcia, Miguel Ángel Cámara, Rafa Gómez, concejal de Festejos; Fernando de la Cierva, la consejera María Pedro Reverte y el diputado Vicente Martínez Pujalte, que charlaba animadamente con el director general de Cajamurcia, Carlos Egea.
Aplausos cariñosos fueron los que se llevó la artista Estrella Morente que para pasar desapercibida lució un elegante sombrero gris.
Dijo Ramón Gómez de la Serna que el amor nace del deseo repentino de hacer eterno lo pasajero así, el coso de La Condomina, tantas veces escenario de faenas gloriosas, dijo adiós al maestro.
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