Llámenme paranoico si quieren, pero con el alza del modelo bipartidista percibo, en paralelo, un alza del modelo futbolista a la hora de entender la actualidad política y económica. Para demostrar que no estoy loco he realizado el siguiente experimento: me he acodado en la barra de un bar y he pronunciado en voz muy alta la palabra crisis. A continuación he pagado el cortado y me he transformado en un ectoplasma, a fin de escuchar sin ser visto, por entre la parroquia.
Inmediatamente, el noventa por ciento de los parroquianos se ha puesto a vilipendiar a Zapatero, a Pepe Blanco, a Rubalcaba y a Moratinos, el primero por tener la culpa de todo, el segundo por ser tonto, el tercero por miembro del comando Vizcaya y el cuarto por su pertenencia a las FARC, Hamás, el Partido Comunista de Cuba, Hezbolá, Sendero Luminoso y Al Qaeda. Sentadas en la mesa de la esquina, dos chicas con gafas de pasta murmuran tapándose la boca: la culpa de todo, según ellas, es del valcarcelato, de Morales, de Martínez Andreo, de García Madrid, de Acebes, de Zaplana, de Aznar y de Esperanza Aguirre. Luego pasan a comentar la penúltima deserción en las filas del PP, con visible solaz (pero sin quitarse la mano de la boca, ni de cambiar de tema cuando pasa por al lado el camarero).
Resuelta así la crisis económica, la parroquia va recuperando la tranquilidad y se pone a hablar de fútbol. Es decir, sigue hablando de fútbol. Por mi parte, y dado que ya he demostrado que no estoy loco, me meto en el cuarto de baño y vuelvo a materializarme. Fin del experimento.
Quod erat demonstrandum que la política nacional ha entrado en la fase futbolística del y tú más. La culpa del paro, el precio del gasóleo, el estallido de la burbuja inmobiliaria y la inflación es exclusivamente del Gobierno de la nación, o del regional. En este universo paralelo en que España (o Valcárcel) puede influir en el precio del barril Brent, neutralizar el desastre financiero subprime o mantener a raya la subida de los alimentos veo, evidentemente, mucho bipartidismo y pocas ganas de calentarse la cabeza (en suma mucha política-fútbol), pero también lo que Debord llamó para siempre la sociedad del espectáculo, la sustitución de la realidad por una representación.
Fuera de esta representación, el pinchazo de la burbuja inmobiliaria tiene causas y responsables (remitámonos en este sentido a los abundantes documentos aportados, desde hace años, por el Foro Ciudadano, sin necesidad de bola de cristal); dentro, culpables: los otros, el enemigo, siempre y sin necesidad de documento alguno. Fuera, la pedestre solución a la crisis constructora bosquejada por Zapatero, consistente en licitar por vía urgente obra pública y potenciar la V.P.O., provoca críticas, la más obvia que semejante paquete de medidas se anunció ¡en febrero de 2008!; dentro, insultos, o bien adhesiones incondicionales.
Del mismo modo, el AVE no termina de llegar a Murcia o bien porque Zapatero nos lo niega (porque somos del PP) o bien porque Válcarcel es un arrogante (ya que a Alicante sí va a llegar). Lo mismo con el aeropuerto y con las desaladoras. O merengue o polaco, no hay más: el debate de si son éstas las inversiones que más necesita la Región en estos momentos queda para el míster, que es el que entiende.
Una de las consecuencias más penosas de esta reductio ad absurdum se puede expresar mediante un símil, cómo no, futbolístico: que la mezquina alegría de ver a tu eterno rival empatar en casa ante un recién ascendido (por ejemplo) alivia o hace desaparecer el problema de que uno lleva diez años sin pasar de cuartos en la Champions, también por ejemplo.
Y en Europa precisamente nos están lloviendo chuzos de punta: en primer lugar, la política de tipos del BCE, causante del estrangulamiento económico y desventaja cambiaria de los países del sur y el este, como foco de desigualdad intracomunitaria; en segundo, la terrible reforma universitaria que se nos impone desde Bolonia, que concibe una universidad como una unidad de negocio, y en último (but not least, digamos), las políticas antiinmigratorias, que proponen que cada miembro fronterizo abra pequeños Guantánamos para la detención ilegal ¡de hasta dieciocho meses! de migrantes a la espera de repatriación.
Todo esto está muy bien, dirán los futboleros, pero déjame que vea el final del partido, que va el Barça 1-1 con el Espanyol en su casa. ¿O era que está Iñaki comentando la última de Juan Costa? - Y tú más. - Y tú más. - Y tú más. -Y tú más. Por favor, señoras y señores: quítense la bufanda, que nos jugamos la Eurocopa.
Inmediatamente, el noventa por ciento de los parroquianos se ha puesto a vilipendiar a Zapatero, a Pepe Blanco, a Rubalcaba y a Moratinos, el primero por tener la culpa de todo, el segundo por ser tonto, el tercero por miembro del comando Vizcaya y el cuarto por su pertenencia a las FARC, Hamás, el Partido Comunista de Cuba, Hezbolá, Sendero Luminoso y Al Qaeda. Sentadas en la mesa de la esquina, dos chicas con gafas de pasta murmuran tapándose la boca: la culpa de todo, según ellas, es del valcarcelato, de Morales, de Martínez Andreo, de García Madrid, de Acebes, de Zaplana, de Aznar y de Esperanza Aguirre. Luego pasan a comentar la penúltima deserción en las filas del PP, con visible solaz (pero sin quitarse la mano de la boca, ni de cambiar de tema cuando pasa por al lado el camarero).
Resuelta así la crisis económica, la parroquia va recuperando la tranquilidad y se pone a hablar de fútbol. Es decir, sigue hablando de fútbol. Por mi parte, y dado que ya he demostrado que no estoy loco, me meto en el cuarto de baño y vuelvo a materializarme. Fin del experimento.
Quod erat demonstrandum que la política nacional ha entrado en la fase futbolística del y tú más. La culpa del paro, el precio del gasóleo, el estallido de la burbuja inmobiliaria y la inflación es exclusivamente del Gobierno de la nación, o del regional. En este universo paralelo en que España (o Valcárcel) puede influir en el precio del barril Brent, neutralizar el desastre financiero subprime o mantener a raya la subida de los alimentos veo, evidentemente, mucho bipartidismo y pocas ganas de calentarse la cabeza (en suma mucha política-fútbol), pero también lo que Debord llamó para siempre la sociedad del espectáculo, la sustitución de la realidad por una representación.
Fuera de esta representación, el pinchazo de la burbuja inmobiliaria tiene causas y responsables (remitámonos en este sentido a los abundantes documentos aportados, desde hace años, por el Foro Ciudadano, sin necesidad de bola de cristal); dentro, culpables: los otros, el enemigo, siempre y sin necesidad de documento alguno. Fuera, la pedestre solución a la crisis constructora bosquejada por Zapatero, consistente en licitar por vía urgente obra pública y potenciar la V.P.O., provoca críticas, la más obvia que semejante paquete de medidas se anunció ¡en febrero de 2008!; dentro, insultos, o bien adhesiones incondicionales.
Del mismo modo, el AVE no termina de llegar a Murcia o bien porque Zapatero nos lo niega (porque somos del PP) o bien porque Válcarcel es un arrogante (ya que a Alicante sí va a llegar). Lo mismo con el aeropuerto y con las desaladoras. O merengue o polaco, no hay más: el debate de si son éstas las inversiones que más necesita la Región en estos momentos queda para el míster, que es el que entiende.
Una de las consecuencias más penosas de esta reductio ad absurdum se puede expresar mediante un símil, cómo no, futbolístico: que la mezquina alegría de ver a tu eterno rival empatar en casa ante un recién ascendido (por ejemplo) alivia o hace desaparecer el problema de que uno lleva diez años sin pasar de cuartos en la Champions, también por ejemplo.
Y en Europa precisamente nos están lloviendo chuzos de punta: en primer lugar, la política de tipos del BCE, causante del estrangulamiento económico y desventaja cambiaria de los países del sur y el este, como foco de desigualdad intracomunitaria; en segundo, la terrible reforma universitaria que se nos impone desde Bolonia, que concibe una universidad como una unidad de negocio, y en último (but not least, digamos), las políticas antiinmigratorias, que proponen que cada miembro fronterizo abra pequeños Guantánamos para la detención ilegal ¡de hasta dieciocho meses! de migrantes a la espera de repatriación.
Todo esto está muy bien, dirán los futboleros, pero déjame que vea el final del partido, que va el Barça 1-1 con el Espanyol en su casa. ¿O era que está Iñaki comentando la última de Juan Costa? - Y tú más. - Y tú más. - Y tú más. -Y tú más. Por favor, señoras y señores: quítense la bufanda, que nos jugamos la Eurocopa.
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