viernes, 27 de junio de 2008

Supuesto descarado tráfico de influencias en el Ayuntamiento de Los Alcázares

LOS ALCÁZARES.- «En el examen he fallado seis preguntas a propósito para disimular». El aparejador José Ramón G.H., conocido por el apelativo de Pochi, iba sobrado en el concurso oposición convocado por el Ayuntamiento de Los Alcázares para cubrir la plaza de arquitecto técnico municipal. Tan sobrado como para fallar seis preguntas a conciencia, que se dice pronto. Claro está que Pochi estaba bien asesorado. Como dice la sabiduría popular: «Quien tiene padrino se bautiza». Y él llegaba apadrinado nada menos que por el arquitecto municipal Mariano Ayuso.

Conversaciones intervenidas por los investigadores de la Operación Ninette contra la corrupción en Los Alcázares demuestran cómo se las gastaban el citado Ayuso, y también el ex alcalde Juan Escudero (en la imagen), cuando de echarle una mano a un conocido se trataba. No instalaban enchufes; acometían auténticas instalaciones eléctricas. El problema es que algunos de esos favores, cuando se mete el Código Penal de por medio, pueden acabar siendo rebautizados como tráfico de influencias. Y eso no suele augurar ya nada bueno, según cuenta "La Verdad".

A los ejemplos, que son los que valen. Primer ejemplo. Los agentes de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal intervienen una conversación, el día 14 de agosto del 2007, entre Mariano Ayuso y el citado Pochi. El arquitecto municipal informa a su amigo de que «ya tiene preparadas las preguntas del primer temario, que no sabe si se las habrán hecho llegar ya a Pochi, porque él lo habla con Juana. Pochi le indica que le dijo que en cuanto las tuviera se las enviasen a su correo electrónico. Mariano continúa diciendo que cree que las habrán preparado Bea y Juana, no Isabel. Que ha quedado con Juana en que se ven con el total (de las preguntas) el lunes 21. Mariano le pregunta cómo las lleva y si le ha dado tiempo a prepararlas. José Ramón contesta que ha sacado más temario y que de la parte de Mariano las tiene casi todas. Mariano le recuerda que eran, menos diez temas, los penúltimos. Pochi lo confirma».

Las conversaciones entre ambos vuelven a repetirse los días 21, 22 y 23 de agosto. «Mariano le informa de la nota del primer examen, de que han aprobado Pochi y otras dos personas. José Ramón le comunica a Ayuso que en el examen falló seis preguntas a propósito (se supone que se habían hecho con las preguntas del primer examen y de que lo había hecho para disimular un poco)», resume la Policía en uno de sus informes al juzgado.

El arquitecto municipal le informa de que el nuevo examen se hará el 20 de septiembre y de que las preguntas que caerán se sacarán por sorteo. (...) Para ese siguiente examen, Ayuso le propone varias opciones a José Ramón para partir con ventaja y asegurarse de que se queda él con la plaza de arquitecto municipal. La primera opción sería que José Ramón le propusiera dos temas que se supiera perfectamente y los otros opositores no, y Mariano, si tiene la posibilidad, los propondría para el siguiente examen. La segunda opción es que, si el sorteo se hace momentos antes del examen, Ayuso podría enviarle un mensaje con los temas sacados en el sorteo y así poder mirárselos unos instantes antes del examen. La tercera opción sería que Pochi escriba todo lo que pueda, pasando Mariano Ayuso a inflar su nota por la parte que le corresponde corregir».

No estaba mal la ayuda ofrecida. Pero es que incluso iba más allá. «La cuarta opción es que, si se quedara en blanco, José Ramón haría el examen más tarde en otro sitio y luego darían el cambiazo».

Visto lo visto, sería lícito preguntarse cuál de los métodos se utilizó, pero quizás no lo sería tanto interrogarse sobre el resultado. Huelga decir que José Ramón aprobó la oposición y que actualmente ejerce como arquitecto técnico municipal.

Los investigadores consideran que los esfuerzos de Ayuso por colocar en el Ayuntamiento a su amigo iban más allá de un mero favor, y que con ello pretendía probablemente seguir asegurándose una influencia en el Consistorio por si él, como acabó ocurriendo, era expedientado y separado de su responsabilidad.

Ejemplo dos. Conversación del 4 de septiembre del 2007 entre el jefe de Protección Civil de Los Alcázares, Sergio Gil, y el ex alcalde Juan Escudero. El primero le pide que hable «con Encarna (la alcaldesa) para el tema del zapatico, para lo de la Policía, para lo del Zapata, que salen las plazas ya, que se acaba mañana, y los exámenes son dentro de diez o doce días».

Sergio Gil le insiste: «Tienen que nombrar el tribunal, y yo no estoy en el tribunal. Como es de la Policía..., son todos funcionarios. Ya no hay concejales, ni alcaldes dentro del tribunal tampoco».

Sigue la conversación. El jefe de Protección Civil no está dispuesto a dejar un resquicio abierto. «Lo que hay que hacer es coger a la alcaldesa y decirle que meta al chico como sea», resume.

Unos días después, vuelve a la carga. Y le reprocha a Escudero: «No te has preocupado de ver el tema de las oposiciones de ese zagal, con el Zapata». El ex alcalde lo desmiente: «Sí, se lo dije ya a Encarna». Y Sergio se excusa por sus insistencia: «Es que yo no estoy en el tribunal, sabes, y ella tampoco está en el tribunal... y no hay ni un solo concejal en el tribunal... Entonces, a ver a quién nombran de tribunal, porque el truco del tema ése es el tribunal».

Tercer ejemplo. Conversación del 5 de septiembre del 2007 de Escudero con el concejal Francisco Javier Carrasco. El primero explica que «acaba de atender a Jesús H., el hijo del Pescadilla, que no es de los que dan follón, y que le ha dicho que cuando tengamos un hueco vamos a contar contigo. Escudero le dice a Carrasco que le dejará el sobrecico que me ha dejado, con el curriculum, para que cuando llegue la hora que resolvamos el tema de la ampliación del servicio, para llevar máquinas de limpieza, para llevar camiones... Éste es muy buen zagal, no es sindicalero. Yo le he dicho que eres tú el que lleva el tema».

Ejemplos de ese tipo hay unos cuantos. Pero no todo iba a ser dar. Si en algún momento hay que pedir, pues se está más que cualificado para hacerlo. Así, llega el momento en que Escudero (26-9-2007) habla con un tal Paco y le explica que uno de sus hijos «está tercero en la lista para acceder a la Universidad» y le pregunta «si se puede hacer algún chanchulleo, desde el punto de vista de que se amplíen dos o tres plazas más, para que pueda entrar». El tal Paco queda en hacer una consulta y por la tarde le llama. «No hagas ninguna gestión más, que mañana por la tarde sabremos si tu hijo entra o no, aunque hay muchas posibilidades de que entre».

Cadena de favores, se llama eso.

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