VALLADOLID.- El ex presidente de General Electric en España y Portugal, Mario Armero, ha sido nombrado nuevo consejero delegado de Corporación Llorente, compañía con sede social en Castilla y León resultante de la fusión de los holdings Bitrébol --que integra la participación mayoritaria en Construcciones y Obras Llorente (Collosa)-- e Inverduero, para liderar en los próximos años el crecimiento económico de este grupo del que destacó su prestigio, reputación y "músculo financiero".
Así lo confirmó hoy el propio Mario Armero durante su presentación oficial como consejero delegado de la compañía, un nombramiento con el que el grupo castellano-leonés, con presencia en los sectores de la construcción, la energía, la salud, los servicios y el ocio, pretende consolidar su expansión en los mercados nacional e internacional.
En concreto y según explicó el presidente de Corporación Llorente, Alejandro Llorente, el principal objetivo de la empresa es conseguir un mayor tamaño y una mayor visualización de su sector que le permita, a su vez, ser más competitiva y optar a más opciones de negocio tanto dentro como fuera de España.
Para ello, el grupo castellano-leonés trató de fichar al mejor ejecutivo posible, "y hemos tenido la suerte de poderlo conseguir", precisó Llorente, que se mostró convencido de que Armero procurará a Corporación Llorente unos objetivos más lejanos y duraderos en el tiempo.
"Se nos presenta un mejor futuro", consideró el presidente, que agradeció a Armero que haya creído en el proyecto que representa esta empresa, "donde ha visto más que lo que hacemos, lo que somos".
Del mismo modo se pronunció Mario Armero, que, tras 20 años en el seno de General Electric, empresa en la que admitió haber pasado "años apasionantes", reconoció su deseo de trabajar ahora para una empresa española, donde tuvo dos opciones, optar por una gran compañía, "que las hay y muy buenas", o decantarse, como finalmente ha hecho, por una empresa mediana con "enormes ansias de crecimiento", un condicionante que cumple, según sus palabras, Corporación Llorente.
Armero explicó que en su decisión final de incorporarse a Corporación Llorente como consejero delegado fue determinante el "factor emocional" demostrado por los directivos de este grupo castellano-leonés que "mostraron muchísimas ganas de que yo fuera con ellos (...) en España y allá donde vayamos".
"Creo en el grupo, creo en los accionistas, y es importante hoy en día saber quiénes son tus accionistas, con todo lo que está ocurriendo", comentó Armero, quien destacó la "calidad" de los accionistas de un grupo que, según recordó, no cotiza en Bolsa, un condicionante importante y "positivo", a su juicio, ya que permitirá diseñar una estrategia de crecimiento a largo plazo y sin pensar por lo tanto en el cortoplacismo.
Mario Armero, que se mostró partidario de escuchar a los directivos y a los empleados de Corporación Llorente y de dedicar tiempo a leer y conocer proyectos internacionales, apostó por combinar el "cortoplacismo" y las inversiones a largo plazo para mejorar esta empresa y poder entrar en sectores nuevos.
A pesar de que no quiso avanzar las principales estrategias de crecimiento de este grupo, sí apostó por potenciar el crecimiento orgánico en la actividad de construcción centrada tanto en Castilla y León como en otras comunidades autónomas, entre las que citó Madrid o Castilla-La Mancha, "donde a la vista de las necesidades que tienen sabemos que podemos ser un buen socio para ellos".
En el capítulo de inversiones, explicó que estudiará junto con el presidente de Corporación Llorente la cartera de inversiones de esta empresa para determinar cuáles son las más rentables, cuáles tienen recorrido todavía o cuáles hay que agotar para entrar en otras nuevas, desde el convencimiento de que el futuro está en las energías renovables, las economías de la escasez y en las nuevas infraestructuras tanto en España como fuera del país.
Mario Armero definió a su nuevo grupo como una empresa de infraestructuras contemporánea que, según aclaró, no aspira a ser ACS, Dragados o Sacyr. "Queremos ser una empresa diferente en el campo de las infraestructuras que van desde la obra pública o edificación hasta lo que pueden ser infraestructuras tecnológicas que, ahora no están, pero que pueden ser una opción de futuro", comentó el nuevo consejero delegado.
Tras insistir en su apuesta personal por formar parte de un proyecto empresarial que "tiene recorrido futuro" en España y fuera de España, Armero reconoció que ante la globalización de la economía, donde "ya nadie puede hacer todo por sí mismo", son necesarias las alianzas y apostar por la colectividad. "El crecimiento asociativo es el que impera en el mundo", sentenció Armero.
Para el nuevo consejero delegado de Corporación Llorente lo importante en estos momentos es tener "músculo financiero" para hacer frente a la crisis crediticia, de solvencia o de confianza que atraviesa ahora la economía española y mostró su deseo de que este mismo año se pueda recuperar la situación con normalización, a pesar de la desaceleración.
Corporación Llorente, recientemente constituida tras la fusión de los holdings Bitrébol e Inverduero, es una compañía con presencia en los sectores de la construcción, la energía, la salud, los servicios y el ocio, y que cuenta una facturación de 300 millones de euros, una cartera de pedidos de más de 1.000 millones euros y una plantilla de 1.000 empleados.
Así lo confirmó hoy el propio Mario Armero durante su presentación oficial como consejero delegado de la compañía, un nombramiento con el que el grupo castellano-leonés, con presencia en los sectores de la construcción, la energía, la salud, los servicios y el ocio, pretende consolidar su expansión en los mercados nacional e internacional.
En concreto y según explicó el presidente de Corporación Llorente, Alejandro Llorente, el principal objetivo de la empresa es conseguir un mayor tamaño y una mayor visualización de su sector que le permita, a su vez, ser más competitiva y optar a más opciones de negocio tanto dentro como fuera de España.
Para ello, el grupo castellano-leonés trató de fichar al mejor ejecutivo posible, "y hemos tenido la suerte de poderlo conseguir", precisó Llorente, que se mostró convencido de que Armero procurará a Corporación Llorente unos objetivos más lejanos y duraderos en el tiempo.
"Se nos presenta un mejor futuro", consideró el presidente, que agradeció a Armero que haya creído en el proyecto que representa esta empresa, "donde ha visto más que lo que hacemos, lo que somos".
Del mismo modo se pronunció Mario Armero, que, tras 20 años en el seno de General Electric, empresa en la que admitió haber pasado "años apasionantes", reconoció su deseo de trabajar ahora para una empresa española, donde tuvo dos opciones, optar por una gran compañía, "que las hay y muy buenas", o decantarse, como finalmente ha hecho, por una empresa mediana con "enormes ansias de crecimiento", un condicionante que cumple, según sus palabras, Corporación Llorente.
Armero explicó que en su decisión final de incorporarse a Corporación Llorente como consejero delegado fue determinante el "factor emocional" demostrado por los directivos de este grupo castellano-leonés que "mostraron muchísimas ganas de que yo fuera con ellos (...) en España y allá donde vayamos".
"Creo en el grupo, creo en los accionistas, y es importante hoy en día saber quiénes son tus accionistas, con todo lo que está ocurriendo", comentó Armero, quien destacó la "calidad" de los accionistas de un grupo que, según recordó, no cotiza en Bolsa, un condicionante importante y "positivo", a su juicio, ya que permitirá diseñar una estrategia de crecimiento a largo plazo y sin pensar por lo tanto en el cortoplacismo.
Mario Armero, que se mostró partidario de escuchar a los directivos y a los empleados de Corporación Llorente y de dedicar tiempo a leer y conocer proyectos internacionales, apostó por combinar el "cortoplacismo" y las inversiones a largo plazo para mejorar esta empresa y poder entrar en sectores nuevos.
A pesar de que no quiso avanzar las principales estrategias de crecimiento de este grupo, sí apostó por potenciar el crecimiento orgánico en la actividad de construcción centrada tanto en Castilla y León como en otras comunidades autónomas, entre las que citó Madrid o Castilla-La Mancha, "donde a la vista de las necesidades que tienen sabemos que podemos ser un buen socio para ellos".
En el capítulo de inversiones, explicó que estudiará junto con el presidente de Corporación Llorente la cartera de inversiones de esta empresa para determinar cuáles son las más rentables, cuáles tienen recorrido todavía o cuáles hay que agotar para entrar en otras nuevas, desde el convencimiento de que el futuro está en las energías renovables, las economías de la escasez y en las nuevas infraestructuras tanto en España como fuera del país.
Mario Armero definió a su nuevo grupo como una empresa de infraestructuras contemporánea que, según aclaró, no aspira a ser ACS, Dragados o Sacyr. "Queremos ser una empresa diferente en el campo de las infraestructuras que van desde la obra pública o edificación hasta lo que pueden ser infraestructuras tecnológicas que, ahora no están, pero que pueden ser una opción de futuro", comentó el nuevo consejero delegado.
Tras insistir en su apuesta personal por formar parte de un proyecto empresarial que "tiene recorrido futuro" en España y fuera de España, Armero reconoció que ante la globalización de la economía, donde "ya nadie puede hacer todo por sí mismo", son necesarias las alianzas y apostar por la colectividad. "El crecimiento asociativo es el que impera en el mundo", sentenció Armero.
Para el nuevo consejero delegado de Corporación Llorente lo importante en estos momentos es tener "músculo financiero" para hacer frente a la crisis crediticia, de solvencia o de confianza que atraviesa ahora la economía española y mostró su deseo de que este mismo año se pueda recuperar la situación con normalización, a pesar de la desaceleración.
Corporación Llorente, recientemente constituida tras la fusión de los holdings Bitrébol e Inverduero, es una compañía con presencia en los sectores de la construcción, la energía, la salud, los servicios y el ocio, y que cuenta una facturación de 300 millones de euros, una cartera de pedidos de más de 1.000 millones euros y una plantilla de 1.000 empleados.
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