viernes, 29 de febrero de 2008

¿Adónde va España? / Ignacio Ramonet

Hace apenas seis meses, las elecciones generales del 9 de marzo en España debían constituir, para el gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE), una simple formalidad. El balance de la legislatura aparecía en efecto globalmente positivo. ¿No había tomado acaso el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, con la aprobación de la mayoría de los ciudadanos, algunas decisiones audaces y de modernización de las costumbres? Entre otras, la retirada de las tropas españolas de Irak, la regularización masiva de los inmigrantes sin papeles, la legalización de los matrimonios homosexuales y las leyes para acelerar el divorcio, facilitar el aborto y contra la violencia de género.

Tales medidas venían adicionalmente a demostrar que, a pesar de los imperativos de la globalización neoliberal, un dirigente aún podía hacer prueba de voluntad política y cumplir sus promesas electorales. Devenido inaudito, ese coraje convirtió en aquel momento a Zapatero en un icono de la izquierda internacional (1).

Asimismo, y cumpliendo también lo prometido, el gobierno socialista procedió a la necesaria revisión del Estatuto de Autonomía de Cataluña cuyo nuevo texto fue aprobado en julio de 2006. Combatida en el seno mismo del PSOE y criticada de modo poco responsable hasta en los medios de comunicación no hostiles a los socialistas (diario El País , radios de la Cadena SER, canales de televisión Cuatro y CNN+ de la empresa Sogecable), esta decisión ya fue menos aceptada por una opinión pública incitada de modo abierto a la catalanofobia.

Mientras tanto, anonadada en un primer tiempo por la inesperada derrota en las elecciones del 14 de marzo de 2004 y desconcertada por las incesantes iniciativas del gobierno socialista, la derecha recomenzaba a movilizarse. Y el gran vencido del 14 de marzo, Mariano Rajoy, presidente del Partido Popular (PP), asumía la dirección de la contraofensiva conservadora.

Ésta se inició en un terreno estrambótico: en torno a la autoría de los odiosos atentados del 11 de marzo en Madrid (191 muertos, más de 1.700 heridos). Contra toda evidencia (2), con un insólito desparpajo y apoyados por la artillería pesada de los medios de comunicación derechistas -diarios La Razón , El Mundo y, en menor grado, ABC (3), emisoras de radio de la Cadena de Ondas Populares de España (COPE) (4), y canal de televisión autonómico Telemadrid-, los principales líderes conservadores corearon durante casi tres años que la organización armada Euskadi Ta Askatasuna (País Vasco y libertad, ETA) estaba implicada en los atentados en complicidad con los islamistas yihadistas.

Una mentira tan enorme como aquella que se inventó la Administración de Bush en Estados Unidos, la de las armas de destrucción masiva supuestamente poseídas por Sadam Husein, y que dio pretexto a la invasión de Irak en marzo de 2003. Una mentira compulsivamente repetida por algunos de los medios de comunicación más importantes de España. A sabiendas. Con la frenética obsesión de los fanáticos de las teorías del complot. Lo cual da idea del enfermizo nivel que ha alcanzado en este país el enfrentamiento ideológico. Y del siniestro lodazal en el que han caído algunos órganos de (des)información. Para éstos, todo vale aunque en la infame querella perezcan la ética periodística y la razón democrática.

De poco le han servido al Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero los buenos resultados macroeconómicos: 2,88 millones de empleos creados y un Producto Interior Bruto creciendo en cuatro años por encima del 3,5% anual (a costa, hay que decirlo, de una fuerza laboral sometida a un escandaloso empleo precario).

Con el comienzo de la crisis financiera internacional, el parón inmobiliario y la desaceleracion de la economía (pero el Fondo Monetario Internacional prevé que el crecimiento en 2008 aún sera en España de entre 2,5% y 2,7%, cuando el de Francia, por ejemplo, sólo será de entre 1,3% y 2,2%), la derecha ha considerado que por fin disponía del gran argumento para imponerse.

Abastecido de municiones ideológicas por la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES ) (5), el tanque de pensamiento neoconservador fundado por José María Aznar, y en alianza con el Episcopado español y el Vaticano del Papa Ratzinger, Mariano Rajoy y los halcones del PP han endurecido aún más su discurso (contra las autonomías, contra los inmigrantes, contra la laicidad, contra los homosexuales), y proseguido su estrategia de acoso y derribo.

¿Conseguirán su propósito ? ¿Lo permitirán los ciudadanos?

Notas:
(1) Recordemos, por ejemplo, el documental italiano de protesta realizado por Sabina Guzzanti y titulado Viva Zapatero! (2005), panfleto feroz contra Silvio Berlusconi en el que el Presidente del Gobierno español aparece como la perfecta antítesis del entonces Presidente del Consejo de Italia.

(2) Como ha quedado demostrado en el juicio a los autores de los atentados y en la sentencia del 31 de octubre de 2007. La justicia española atribuye la autoría de la matanza a "miembros de células o grupos de tipo yihadista", y descarta que detrás de los ataques estuviera la organización vasca ETA.

(3) Órgano tradicional de la derecha española, el diario ABC ha cultivado estos últimos años, contrariamente a su competidor ultraderechista La Razón, una línea distante respecto a las posiciones más duras del PP, en particular precisamente en asuntos como las patrañas sobre los atentados del 11-M. Considerando que esta línea prudente es la causa del descenso de la difusión, el grupo Vocento, propietario de ABC , ha decidido, a principios de febrero pasado, fichar a José Alejandro Vara, director de La Razón , y a otros tres altos cargos de ese diario (José Antonio Navas, Pablo Planas y Francisco Marhuenda), para dar un giro radical a ABC y alinearlo con el sector más extremista del PP.

(4) Los accionistas de la Cope son: la Conferencia Episcopal Española (50%), las diócesis (20%) y órdenes religiosas como los Jesuitas y los Dominicos. Desde que, a partir de 2004, asumió un rol de oposición frontal contra el gobierno socialista, la Cope ha visto aumentar su audiencia (una media de tres millones de personas la escuchan cada día), y se ha convertido en la segunda radio generalista de España. Difunde en particular el polémico programa La Mañana, que dirige Federico Jiménez Losantos, antisocialista.

(5) Unas siglas que, subliminalmente, intentan recordar a la Falange Española, organización fascista en la que se apoyó la dictadura franquista.

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