El candidato socialista facturado desde Ávila lleva una semana desaparecido y sin hacer los deberes. Algo muy importante debe llevar entre manos para justificar tan incomprensible larga ausencia. Está toda la parroquia esperando su explicación que, tal vez, tenga mucho que ver con los preparativos de la cena entre Zapatero y Monteiro de Castro en la Nunciatura. No en vano, el ministro de Justicia es el competente en las relaciones del Estado con la Iglesia Católica española.
Hay quien ya comenta que el ministro parece abducido por el pasado más negro del PSRM. Que va de ministro más que de candidato (observese la que le ha montado CC OO con la huelga salvaje en los juzgados), que se pasea con quien no debe por carecer de poder social y que va (o lo llevan) donde no hace falta ir, demostrando, sin querer, que es un cunero.
Parece que no se ha leído todavía el manual de campaña y como no se aplique, lo de Murcia puede quedar en una triste aventura para olvidar por dejarse rodear por una maraña de tontos. Tiene que dejar de hablar, cuanto antes, siempre de lo mismo y dedicarse de lleno a conocer los problemas y aportar sus soluciones, si las tiene. Eso es política.
Cuando Dólera, su competidor más directo, aprieta desde IU y se compromete a cosas concretas (urbanismo sostenible, conexión ferroviaria con Andalucía y electrificación del ferrocarril convencional, preservación del litoral virgen, adquisión pública de espacios naturales, planificación estatal del desarrollo territorial) de las que desea oir esa izquierda murciana más volátil que la media española, el ministro Bermejo se ausenta sin dar mayores explicaciones al electorado en plena precampaña electoral. Y eso no puede ser ni en precampaña ni en campaña Razones habrá tenido que ahora le toca contar y sin decir mentiras para evitar males mayores. El silencio nunca es rentable en estos casos.
Esperemos que hoy reaparezca en Cartagena, junto a Felipe González, y también le explique mejor a los cartageneros lo de su anhelada provincia. Y se disculpe por no haberlo hecho mejor en su primera visita, recuerde que su Gobierno ha desdoblado la Administración Periférica del Estado y afirme que esta ciudad ya funciona en la práctica como una capital de provincia a esos efectos. Eso se le olvidó entonces y tiene que dejarlo claro ahora porque está en el haber de Zapatero mientras se está a la espera de lo que suceda con la reforma del Estatuto de Autonomía, que es algo que corresponde al PP y a Valcárcel.
Otra cosa es que resulte complejo retocar la estructura territorial del Estado por la necesidad inherente de reformar la Constitución en lo referente a la composición del Congreso y del Senado. Pero el Consejo de Ministros hace el camino que permiten las actuales circunstancias, y a nivel de Administración Central, Cartagena ya no dependerá en absoluto de Murcia si en la próxima legislatura se crea, incluso, como en el Campo de Gibraltar, una Subdelegación del Gobierno. Bermejo tiene que ser el valedor político en Madrid de ese último paso, que no dió siquiera el tan cartagenero Federico Trillo.
Todo esto es lo que se le olvidó decir al ministro y candidato Mariano Fernández Bermejo, (en un error garrafal suyo) y que hoy esperan oirle en el mitin de Cartagena, amén de su compromiso de conectar de inmediato con la realidad socieconómica de la ciudad, visitando el Valle de Escombreras, el Puerto de Cartagena, la Asamblea Regional, Navantia, Sabic, Zincsa, la Universidad Politécnica, la Mancomunidad de los Canales del Taibilla, la Base Naval, la Academia General del Aire... para comprobar "in situ" y verificar personalmnte que su aspiración está muy fundada por su historia y por su peso demográfico económico y político. Son citas obligadas y algunos de esos deberes pendientes como candidato y cabeza de cartel.
Pero no es sólo en Cartagena donde tiene todo por hacer don Mariano. ¿Quién le conoce a nivel de calle en Murcia? Ni su tía Pepita, la de Nonduermas. Está prácticamente inédito para el gran público. Ya se ha olvidado su presencia de aquel día en La Condomina. La gente lo tiene que ver ya caminando por la Trapería, tomando el aperitivo en la plaza de las Flores, en una charla informal con estudiantes en el campus de La Merced, sentado en Alfonso X el Sabio, jugando a los bolos huertanos en La Arboleja, interesándose por la gestión del agua en la Confederación Hidrográfica del Segura, dando una conferencia en el Colegio de Abogados o en la Facultad de Derecho... dando la mano a la gente que decide con su voto y han de sentirlo cercano, al menos, en las principales pedanías de la capital: El Palmar, Sangonera, La Alberca, Beniaján, Alquerías, Algezares, La Ñora, Guadalupe, Torreagüera, Monteagudo, Cabezo de Torres, Puente Tocinos, Espinardo o Llano de Brujas.
Nadie de quienes le rodean en Princesa es de Murcia. Ninguno. Tocan de oído. No hablemos ya del resto de la lista ni del nivel dialéctico de la tropa. Y aquí, en el término municipal de Murcia, están los votos junto a los de Cartagena. Más que en cualquier otro sitio, sin desdeñar Lorca, Yecla o Caravaca donde, por huevos, tendrá que visitar la basílica de la Vera Cruz si aspira a lograr algún apoyo. Que no pierda el tiempo, ni en feudos socialistas claros ni en pedanías de magro censo electoral. Que no se deje engañar más por quienes lo equivocan o no entienden de campañas electorales. Su esfuerzo está en los territorios del PP sino, ¿para qué ha venido?
Tiene que dar un mitin en Totana, otro en Torre Pacheco, en Puerto Lumbreras, en San Javier, en Mazarrón, en Águilas, en Los Alcázares, en Jumilla, en Ceutí, en Lorca, en Calasparra, en Fortuna, en Cieza, en Mula, en La Unión, en Alhama, en Fuente Álamo, en Moratalla, en Alcantarilla, en Librilla... tiene que recorrer la geografía murciana de la corrupción urbanística, propia y ajena, y mojarse. Los votantes están deseando escucharle sobre el terreno y los corruptos no notar su aliento. Ese es el camino. De lo contrario, hasta el votante socialista fiel puede ir a engrosar la abstención, al menos en esos municipios, o pensar que votar a Dólera va a ser más práctico por su valorada trayectoria como diputado en la Asamblea Regional.
Bermejo tiene que empaparse, además, de los verdaderos y grandes problemas ordinarios de la Región de Murcia y, al menos, dar su opinión y alternativas. Si no lo hace, un sector significativo del electorado, o se irá a la abstención, o se fugará hacia Dólera porque las expectativas de su designación están por cumplirse. Como ocurre con la publicidad, un producto que se anuncia en sus ventajas y propiedades, y luego no se encuentra en las tiendas, frustra la demanda con tal fuerza, que termina por desaparecer el producto anunciado. Déjese de repetirse con lugares comunes. Hable de lo que la gente espera escuchar de sus labios y ni una concesión más al ladrillo.
Y para todo eso, no le basta con el préstamo que le hace Princesa. Haga caso, señor Bermejo: es mejor que no aparezca por ahí rodeado de quienes han perdido de calle las últimas elecciones autonómicas y municipales. Si la gente lo identifica con ellos, está usted arruinado. Mejor hágase su propio equipo de campaña, no caiga en trampas mediáticas para elefantes, no acepte usted donativos envenenados de la mafia murciana, no se ponga usted en manos del enemigo (digo bien porque no es adversario) y procure que no le contagie cierto pesimismo el fiscal jefe al que, por otra parte, no tengo por un "tonto del capullo" sino más bien por un hombre honrado a carta cabal.
Hay quien ya comenta que el ministro parece abducido por el pasado más negro del PSRM. Que va de ministro más que de candidato (observese la que le ha montado CC OO con la huelga salvaje en los juzgados), que se pasea con quien no debe por carecer de poder social y que va (o lo llevan) donde no hace falta ir, demostrando, sin querer, que es un cunero.
Parece que no se ha leído todavía el manual de campaña y como no se aplique, lo de Murcia puede quedar en una triste aventura para olvidar por dejarse rodear por una maraña de tontos. Tiene que dejar de hablar, cuanto antes, siempre de lo mismo y dedicarse de lleno a conocer los problemas y aportar sus soluciones, si las tiene. Eso es política.
Cuando Dólera, su competidor más directo, aprieta desde IU y se compromete a cosas concretas (urbanismo sostenible, conexión ferroviaria con Andalucía y electrificación del ferrocarril convencional, preservación del litoral virgen, adquisión pública de espacios naturales, planificación estatal del desarrollo territorial) de las que desea oir esa izquierda murciana más volátil que la media española, el ministro Bermejo se ausenta sin dar mayores explicaciones al electorado en plena precampaña electoral. Y eso no puede ser ni en precampaña ni en campaña Razones habrá tenido que ahora le toca contar y sin decir mentiras para evitar males mayores. El silencio nunca es rentable en estos casos.
Esperemos que hoy reaparezca en Cartagena, junto a Felipe González, y también le explique mejor a los cartageneros lo de su anhelada provincia. Y se disculpe por no haberlo hecho mejor en su primera visita, recuerde que su Gobierno ha desdoblado la Administración Periférica del Estado y afirme que esta ciudad ya funciona en la práctica como una capital de provincia a esos efectos. Eso se le olvidó entonces y tiene que dejarlo claro ahora porque está en el haber de Zapatero mientras se está a la espera de lo que suceda con la reforma del Estatuto de Autonomía, que es algo que corresponde al PP y a Valcárcel.
Otra cosa es que resulte complejo retocar la estructura territorial del Estado por la necesidad inherente de reformar la Constitución en lo referente a la composición del Congreso y del Senado. Pero el Consejo de Ministros hace el camino que permiten las actuales circunstancias, y a nivel de Administración Central, Cartagena ya no dependerá en absoluto de Murcia si en la próxima legislatura se crea, incluso, como en el Campo de Gibraltar, una Subdelegación del Gobierno. Bermejo tiene que ser el valedor político en Madrid de ese último paso, que no dió siquiera el tan cartagenero Federico Trillo.
Todo esto es lo que se le olvidó decir al ministro y candidato Mariano Fernández Bermejo, (en un error garrafal suyo) y que hoy esperan oirle en el mitin de Cartagena, amén de su compromiso de conectar de inmediato con la realidad socieconómica de la ciudad, visitando el Valle de Escombreras, el Puerto de Cartagena, la Asamblea Regional, Navantia, Sabic, Zincsa, la Universidad Politécnica, la Mancomunidad de los Canales del Taibilla, la Base Naval, la Academia General del Aire... para comprobar "in situ" y verificar personalmnte que su aspiración está muy fundada por su historia y por su peso demográfico económico y político. Son citas obligadas y algunos de esos deberes pendientes como candidato y cabeza de cartel.
Pero no es sólo en Cartagena donde tiene todo por hacer don Mariano. ¿Quién le conoce a nivel de calle en Murcia? Ni su tía Pepita, la de Nonduermas. Está prácticamente inédito para el gran público. Ya se ha olvidado su presencia de aquel día en La Condomina. La gente lo tiene que ver ya caminando por la Trapería, tomando el aperitivo en la plaza de las Flores, en una charla informal con estudiantes en el campus de La Merced, sentado en Alfonso X el Sabio, jugando a los bolos huertanos en La Arboleja, interesándose por la gestión del agua en la Confederación Hidrográfica del Segura, dando una conferencia en el Colegio de Abogados o en la Facultad de Derecho... dando la mano a la gente que decide con su voto y han de sentirlo cercano, al menos, en las principales pedanías de la capital: El Palmar, Sangonera, La Alberca, Beniaján, Alquerías, Algezares, La Ñora, Guadalupe, Torreagüera, Monteagudo, Cabezo de Torres, Puente Tocinos, Espinardo o Llano de Brujas.
Nadie de quienes le rodean en Princesa es de Murcia. Ninguno. Tocan de oído. No hablemos ya del resto de la lista ni del nivel dialéctico de la tropa. Y aquí, en el término municipal de Murcia, están los votos junto a los de Cartagena. Más que en cualquier otro sitio, sin desdeñar Lorca, Yecla o Caravaca donde, por huevos, tendrá que visitar la basílica de la Vera Cruz si aspira a lograr algún apoyo. Que no pierda el tiempo, ni en feudos socialistas claros ni en pedanías de magro censo electoral. Que no se deje engañar más por quienes lo equivocan o no entienden de campañas electorales. Su esfuerzo está en los territorios del PP sino, ¿para qué ha venido?
Tiene que dar un mitin en Totana, otro en Torre Pacheco, en Puerto Lumbreras, en San Javier, en Mazarrón, en Águilas, en Los Alcázares, en Jumilla, en Ceutí, en Lorca, en Calasparra, en Fortuna, en Cieza, en Mula, en La Unión, en Alhama, en Fuente Álamo, en Moratalla, en Alcantarilla, en Librilla... tiene que recorrer la geografía murciana de la corrupción urbanística, propia y ajena, y mojarse. Los votantes están deseando escucharle sobre el terreno y los corruptos no notar su aliento. Ese es el camino. De lo contrario, hasta el votante socialista fiel puede ir a engrosar la abstención, al menos en esos municipios, o pensar que votar a Dólera va a ser más práctico por su valorada trayectoria como diputado en la Asamblea Regional.
Bermejo tiene que empaparse, además, de los verdaderos y grandes problemas ordinarios de la Región de Murcia y, al menos, dar su opinión y alternativas. Si no lo hace, un sector significativo del electorado, o se irá a la abstención, o se fugará hacia Dólera porque las expectativas de su designación están por cumplirse. Como ocurre con la publicidad, un producto que se anuncia en sus ventajas y propiedades, y luego no se encuentra en las tiendas, frustra la demanda con tal fuerza, que termina por desaparecer el producto anunciado. Déjese de repetirse con lugares comunes. Hable de lo que la gente espera escuchar de sus labios y ni una concesión más al ladrillo.
Y para todo eso, no le basta con el préstamo que le hace Princesa. Haga caso, señor Bermejo: es mejor que no aparezca por ahí rodeado de quienes han perdido de calle las últimas elecciones autonómicas y municipales. Si la gente lo identifica con ellos, está usted arruinado. Mejor hágase su propio equipo de campaña, no caiga en trampas mediáticas para elefantes, no acepte usted donativos envenenados de la mafia murciana, no se ponga usted en manos del enemigo (digo bien porque no es adversario) y procure que no le contagie cierto pesimismo el fiscal jefe al que, por otra parte, no tengo por un "tonto del capullo" sino más bien por un hombre honrado a carta cabal.
1 comentario:
Comisiones Obreras, hace ya mucho tiempo que Fidalgo se puso al servcio del PP, recibe de ellos buenas subvenciones, no es de extrañar, que también dinamite en la campaña al PSOE es el modo de subsistir el sindicato y si no que se lo pregunten a Maria Jesús Paredes ex-secretaria general de COMFIA.CCOO.
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