Francisco Poveda
El Minarete
El PSRM de la derrota se resiste a morir. La “vieja guardia” de los Navarro, los Ortiz, los Escudero, los Fuentes Zorita, y hasta los Abellán, entonan estos días su “canto del cisne”, aprovechando el atentado de ETA en Barajas y tiran a la cabeza de Saura y Jara por elevación contra el presidente del Gobierno. No se quieren convencer de que, para algunos de ellos, un cuarto de siglo en política les equipara a Francisco Franco y que los intereses a defender sólo son ya los suyos personales y de la pirámide de poder particular que han ido construyendo desde el viejo Estatuto de Autonomía. Están alineados ahora con la extrema derecha de San Esteban para frustrar, si pueden, la expectativa de cambio a partir de la evolución de su propio partido, lo que resulta muy patético pero clarificador en suma.
Todos, absolutamente todos, venían siendo cómplices resignados, hasta la llegada de Saura-Jara, de la “ley del péndulo” y del pasteleo con los neofranquistas por indicación de los caciques de nuevo y viejo cuño. Contribuyeron, en su cuota, al frustrado despegue electoral del murciano consorte, Joaquín Almunia, hacia la presidencia del Gobierno, y son responsables, en gran parte, del Duodenato más nefasto en la historia de la Región de Murcia después de sus tres lustros socialistas de incompetencia manifiesta en la gestión político-administrativa de la Comunidad Autónoma, incluida la “Caja Murcia” presidida (?) por el también lorquino Martínez Serrano, y que tiene tela aparte que cortar si se auditase hoy. Pero arrieros somos…Fernando.
Ninguno de ellos desea ahora, por puro egoísmo, un cambio generacional en el PSRM con jóvenes profesores universitarios al frente, sin tacha y con otro estilo y ética política, debido a su sentido patrimonialista, que reduce las históricas siglas alumbradas en Jumilla a una mera franquicia electoral y de canonjía para los más vivos. Por eso, a la desesperada, echan actualmente mano de voceros locales, sin diploma y pagados a pieza, para amplificar sus lamentos, con la vana esperanza de erosionar a los hombres de Ferraz en Murcia. Un destacado socialista lorquino, con todas sus aspiraciones aún intactas, ha llegado a negar estos días su apoyo a Zapatero, dando la razón al PP respecto a ETA y agua, en momentos de fuerte crisis moral para el ejecutivo progresista que preside el líder del PSOE. Quizá se ha equivocado demasiado pronto al dar por “muy tocado” a Bambi.
Los culpables políticos directos de la “larga travesía” (durante ese negro duodenato) de la organización regional socialista hoy, además, se frotan las manos como cobardes viendo sufrir moralmente a Zapatero, el aval político de la renovación socialista murciana, y señalándole con falsedad manifiesta como sujeto de todos los males del secular déficit hídrico estructural de la cuenca del río Segura. Mientras el semanario conservador británico “The Economist” lo descubre como el político preferido de los europeos, y otros medios prestigiosos, como el futuro líder socialdemócrata de la Unión Europea, desde Murcia su activa extrema derecha en el poder trata de desprestigiarlo y enfrentarlo a los murcianos porque lo sienten objetivamente liquidador de sus privilegios y corruptelas, mientras nadie de la “vieja guardia” del PSRM sale en su pública defensa cara a su visita.
La opinión pública murciana no manipulada debe saber que el “lobby” de nuestros regantes no quiere el agua solamente para regar sino que, algunos, envilecidos por la “mafia del agua” (que hace mucho menos negocio estos meses de sequía con los trasvases cero), trafican con ella para el turismo y la construcción ante lo ruinoso de sus cosechas en un mercado crecientemente globalizado y exigente con precios, calibres, calidades y condiciones sostenibles de producción. Ahí hacemos poco pié aunque se esgrima la escasez de agua de riego como perversa munición de guerrilleros contra la renovación y la modernización de España, encarada desde La Moncloa con más de 150 nuevas leyes en una sola legislatura.
El líder regional, Saura, tiene pues un supuesto problema con el dinamitero Navarro (el expresidente de la cámara bajo cuya presidencia ardió en 1992 la Asamblea Regional a manos de obreros desesperados con su ineficacia, y actualmente en brazos de la extrema derecha lorquina y de las mafias locales del ladrillo) y sus secuaces encubiertos, pero no parece achantarle que el PP le agite a sus prejubilados del poder socialista en Lorca, Los Alcázares, Águilas, La Unión, Cieza, Cartagena, Caravaca, Jumilla… El ex alcalde lorquino (en la fotografía con su digno sucesor Leoncio Collado), tal vez sabedor ya de que la renovación “zapaterista” prescindirá totalmente de él, se echa al monte y quema sus pocas naves.
Navarro va a ser “fichado” muy pronto por el gobierno autónomo del PP para la gerencia de la AIR (Actuación de Interés Regional) de Cabo Cope-Calnegre y ahora su mérito es tratar de desgastar a sus correligionarios dentro de una resentida estrategia pactada con el mismo Valcárcel. Luego, Ortiz (el que votó contra la designación de Zapatero como secretario general del PSOE), actúa en la sombra mientras su puchero se calienta, en ocasiones, desde la empresa de Sánchez Carrillo vía proyectos de arquitectura. Escudero aguarda intranquilo al juez Torres. Abellán, pienso, quiere “apalgatarse” para los restos de los restos, y Martínez Serrano sigue fiel a la corruptela financiera carolingia en la confianza de que Zapatero se estrelle antes de que se destape en Europa lo que ha pasado en la Caja de todos los murcianos, desde sus tiempos de presidente y hasta la fecha.
Los medios regionales de comunicación sintonizados, más económica que políticamente, con San Esteban, han sobredimensionado la situación de Lorca al darle un protagonismo fuera de lugar a los viejos zombis socialistas, que ya carecen de cualquier horizonte político en un PSRM bastante renovado de cara a unas elecciones y cuyo único lastre es su propio pasado y quienes protagonizaron y forzaron un cisma que le arrastró a la derrota en tres comicios autonómicos consecutivos. Ahí no queda tema.
Sólo los necios creen las apariencias mientras el abuso de poder acelera la destrucción del opresor, dijo el mito nicaragüense Augusto César Sandino. Es una frase aplicable a la actual realidad regional murciana, donde lo contado no se corresponde en valor con lo sucedido, y donde la opinión publicada dista bastante de la imagen mental forjada en la opinión pública. Todo esto quiere decir que las apariencias comienzan a dejar paso al verdadero escenario no trucado y que la proliferación de medios independientes evita la foto fija de una Murcia que sólo conviene a la reacción y a la nostalgia, pero que realmente está en marcha irreversible hacia el protagonismo de la sociedad civil en la “sociedad de la información y el conocimiento”. Saura y los suyos vienen de ese mundo.
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