Ahora, el cerco se estrecha y aparece citado, e implicado por omisión, en una presunta trama. Esperemos a ver por dónde sale, si es que sale por algún sitio. Desde el domingo se encuentra mal de ánimo, muy mal, porque se sabe el objetivo final político y que el momento se acerca. Ahora sí tendrá que dimitir. Queda aún secreta una parte del sumario de San Javier y, cuando trascienda, le estallará en las manos. Rajoy lo ha abandonado, una vez más, a su suerte, incluso en el tema del agua.
El PP de La Mancha y el de Aragón han acabado de un tajo con el señuelo electoral del “Agua para todos”. Sabedores en Génova 13 del futuro inmediato de Valcárcel, hoy se apuesta por líderes de nuevo cuño, como Lola De Cospedal, y sin esqueletos de corrupción en el armario. Nuestro presidente pasará a la pequeña historia de Murcia como aquel inepto que acabó con el trasvase del Tajo e hizo inviable, él solito, el del Ebro. Que no le eche la culpa a Saura. Al menos, éste ha traído la desalación y sale agua por el grifo.
Menos mal, porque ahora ni el PP de Aragón, ni el de Cataluña, ni el de Madrid, ni el de Castilla-La Mancha han dejado mencionar los trasvases del Ebro y el Tajo en el programa electoral nacional. Valcárcel ha perdido la partida, como ahora seguirá perdiendo otras. Ha condenado a Murcia a ser una Cenicienta sin Príncipe a la vista. Hasta Durán i Lleida se opone con contundencia a más trasvases de agua. No es una conspiración contra los murcianos pero Valcárcel, zafio en política, olvidó aquello de “mas vale maña que fuerza”. Y nos enfrentó con media España por sus torpezas y chulería barriobajera.
Y mañana, Juan Morales. Ante el TSJ. Cuando se vea en Sangonera, por riesgo de fuga, peligra el pellejo de Valcárcel. Este se lo puede llevar por delante aunque le brinde asistencia letrada para tenerlo controlado y que no diga lo que no tiene que decir. Pero la UCO ha logrado reunir suficientes pruebas como para poner a Valcárcel en la picota. En las investigaciones, Sánchez Carrillo y su socio, Carlos Valcárcel, al parecer, han salido a relucir en el centro de todas las batallas. Aunque habrá que esperar al momento para comprobar en qué grado. Hay quien dice que ya son viejos conocidos de la Interpol y Europol por las gestiones que, desde Madrid, se les ha pedido hacer en Suiza, República Dominicana y Marruecos.
Como a perro flaco todo son pulgas, la lista del PP murciano al Congreso de los Diputados es de alucine. Tres presuntos muy presuntos: Barreiro, Ayala y Garre. Y al Senado, otro más: Pedro José Pérez. Trufados, eso sí, entre miembros del Opus y, según viejos rumores, algún sospechoso de delitos execrables. Y, como debutante en su tierra, el histrión parlamentario de la carretera de Alcantarilla, para entretener a los más simples ciudadanos de la Región de Murcia con su acreditada mala educación. ¡Vaya banda de cerebros!
Es muy posible que antes del 9-M esa lista salte por los aires de la credibilidad si los jueces hilan fino y pronto. Lo mejor que llevan es a un Peñarrubia, muy mal de salud, y que no acudirá más que a las sesiones estrictamente necesarias del Senado para defender en Madrid los intereses, como siempre ha hecho, de los poderosos de Murcia y Lorca. Su amigo Eusebio ya ha comenzado a devolver pagarés. Y San Valentín, a la vuelta de la esquina.
Pero todo lo anterior no es lo más importante. Está cantado en círculos financieros y económicos madrileños que en la Región de Murcia se va a producir, tras las elecciones generales, un gran acontecimiento, que hará palidecer a todos sus habitantes por lo que afectará a los bolsillos de la inmensa mayoría. Ese “tsunami” provocará inmediatos efectos colaterales, incluso a sus causantes, y se volverá a parámetros equiparables a los de los años 90, con lo que eso significa para el bienestar general.
Los responsables de la situación tienen nombres y apellidos. Habrá que procurar que no escapen y den cuenta de sus decisiones erróneas y de conducta temeraria ante los tribunales. Antes de la primavera, se helarán nuestros almendros y se volverá más iracundo un ex socio tapado de Facundo.