CARTAGENA.- Investigadores del grupo de investigación de Ciencia y Tecnología Avanzada de la Construcción (CTAC) dirigidos por el director de la Escuela de Arquitectura e Ingeniería de Edificación de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) Carlos Parra, han desarrollado una investigación con la empresa Cementos la Cruz S.L. y la colaboración de Hormicruz S.L., en la que han desarrollado un hormigón estructural ligero, con un 30% menos de densidad, frente a los convencionales, y con altas resistencias.
Estos hormigones son ideales, según los
responsables de la investigación, para zonas sísmicas por la reducción
de inercias y sobrecargas que pueden dañar los edificios en los
terremotos. Para ello se han utilizado como áridos ligeros diferentes
residuos como plásticos de invernadero, residuos de corcho de la
industria de envasado o neumáticos triturados.
Para lograr
desarrollar este producto se estudia y evalúa la posibilidad de emplear
residuos industriales (plástico o papel) y nanomoléculas de sílice, para
la fabricación de hormigones ultra ligeros, de manera que se cumpla con
los estándares de resistencia y durabilidad requeridos en la normativa
asociada a este tipo de productos.
El proyecto de investigación
surge de la problemática ambiental que se deriva de la producción,
almacenamiento y generación en grandes cantidades diarias de residuos
industriales. Se propone la reutilización de alguno de estos recurso en
la fabricación de hormigones reciclados de altas resistencias y ligeros
“Eco_hormigón ultra_Ligero (EcoHul)”. Las principales ventajas de este
nuevo material son su baja densidad, haciéndolo idóneo para su empleo en
zonas sísmicas, una alta impermeabilidad, y una reducción de cemento al
emplear adiciones activas.
Durante la investigación se han
seguido diversas fases para profundizar en el conocimiento y puesta en
práctica en laboratorio e implantación industrial de hormigones de altas
resistencias y ligeros para uso estructural, a la vez que más
respetuosos con el medio ambiente.
Para ello, se diseñó y
planificó una amplia campaña experimenta basa en tres ejes principales
para conseguir innovar en el campo de los hormigones reciclados
estructurales ligeros y más respetuosos con el medio ambiente.
El
primer eje consistió en sustituir parte del cemento por adicciones
activas, la mayoría de ellas obtenidas como residuos de otros procesos
industriales, para reducir la cantidad de clínker, el principal
componente del cemento,utilizado en los hormigones reciclados de altas
resistencias.
Por otro lado, el segundo eje pretende reemplazar
parte de los áridos calizos naturales extraídos de canteras artificiales
por áridos reciclados ligeros obtenidos como reciclaje de otros
procesos industriales. Este segundo eje, además de las implicaciones
medioambientales directas que producen, reduce significativamente la
densidad de los hormigones. Con ello, las futuras estructuras de
hormigón reducen sus cargas o peso propio con implicaciones muy
positivas en el ahorro económico y de materiales por el hecho de
precisar, entre otros, de menos refuerzos de acero. Además, la reducción
del peso propio de las estructuras reduce las cargas e inercias que se
generan en los terremotos, lo que beneficia a la vida útil de las
estructura y permite utilizar menos refuerzos de acero.
Finalmente,
el tercer eje consiste en la combinación de los conocimientos
adquiridos anteriormente y optimizar los beneficios que cada sustitución
aporta a los hormigones finales.