MADRID.- Vox, el partido español de extrema derecha que ha surgido al calor de los movimientos populistas que recorren Europa, se ha convertido en el foco de las especulaciones en las horas previas a la celebración de las elecciones generales del domingo en España, entre la incertidumbre que genera la prohibición de publicar encuestas desde el pasado lunes.
Ningún partido está cerca de obtener una mayoría, y las posibilidades
de un Parlamento bloqueado y una repetición electoral son altas.
Los
líderes de los cinco partidos que compiten tendrán su última
oportunidad de convencer a los indecisos en los mítines de este viernes por
la noche, en una campaña caracterizada por apelar más al corazón que a
la cartera.
Por tradición, el último día antes de unas elecciones en España no se puede hacer política y se denomina jornada de reflexión.
Hay dos cartas en juego en la recta final. Una se refiere a cuál de los dos bloques de izquierda o derecha tendrá más escaños.
La
otra es si Vox podría desafiar al PP en el liderazgo de la derecha, ya
que los medios de comunicación locales con acceso a los sondeos
extraoficiales (y no públicos) sugieren que podría estar ganando
posiciones y que el baile de apoyos, también para Ciudadanos, es
constante.
Por ahora, el bloque de tres partidos de la derecha
está liderado por el PP, el tradicional partido conservador que se ha
alternado en el poder con los socialistas desde el regreso de España a
la democracia en los años setenta.
El PP obtendría en torno al 20
por ciento del voto, con Ciudadanos de centro-derecha cerca del 14 por
ciento y Vox en torno al 11 por ciento, según una encuesta final
realizada en el diario El País y publicada el pasado lunes.
Desde
entonces, sin embargo, el interés en Vox, que se convertirá en el
primer partido de extrema derecha en sentarse en el Parlamento desde
1982, se ha multiplicado.
El partido liderado por Santiago
Abascal se fundó en 2013, dentro de un amplio movimiento
anti-establishment de extrema derecha que también se ha extendido por
otros países como Italia, Francia y Alemania.
Aunque
procura distanciarse de la ideología del fallecido dictador Francisco
Franco, las políticas de Vox incluyen la derogación de las leyes que
prohíben los símbolos de la era franquista y la violencia de género, y
el cambio del poder de los gobiernos regionales de España.
Según
un gráfico de tendencias de Google, Vox ha generado tres veces más
consultas de búsqueda que cualquier otro partido político español en la
semana pasada.
Las razones podrían incluir una oleada de apoyo de
activistas en los mítines de Vox en Madrid y Valencia, y su exclusión
de dos debates televisados, debido a que todavía no tiene diputados en
el Parlamento.
El diario conservador catalán La Vanguardia
calificó su ausencia forzada de los debates del lunes y del martes como
“un regalo del cielo”, mientras que el izquierdista eldiario.es sugirió
que el PP estaba perdiendo votos en favor de Vox en las zonas rurales.
Ignacio
Jurado, profesor de política en la Universidad de York, coincide en que
la fuente principal de votos de Vox viene del descontento de antiguos
votantes del PP, y calificó de equivocada la prohibición del debate,
aunque dijo que el impacto de esta decisión no estaba claro.
“Hay
un 10 por ciento de hay personas interesadas en lo que dice. Así que
perdemos más de lo que ganamos al no tenerlos (en los debates)”, dijo.
Para
José Fernández-Albertos, politólogo del estatal Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC), Vox está disfrutando del efecto de
novedad que impulsó a Podemos en el ala izquierda con el 20 por ciento
de los votos en 2015.
“Si bien no está claro cómo interpretar los
datos (de Google), lo que sí sabemos es que es mejor ser popular y ser
un recién llegado, y que Vox se beneficiará de alguna forma”, dijo.
Por ahora, sin embargo, las posibilidades de que Vox asuma un papel importante en el próximo Gobierno siguen siendo escasas.
Un
promedio de encuestas de El País colocó a los socialistas con un apoyo
alrededor del 30 por ciento, lo que los convertiría en la fuerza más
votada que probablemente formen un bloque de izquierda con Podemos, cuyo
voto caería a alrededor del 14 por ciento.
Los sondeos no
oficiales sugieren pocos cambios en el voto combinado de los dos
partidos, o en el voto total del bloque de la derecha.
Eso hace
que sea improbable que cualquiera de los bloques consiga una mayoría el
domingo, lo que activaría negociaciones con los partidos nacionalistas y
podría derivar en un bloqueo parlamentario y una eventual repetición de
elecciones.